
Desde las seis de la tarde, la gente se ha ido acercando hasta la puerta de La Molinera en la Avenida de Salamanca. En grupo y siempre acompañados por los activistas que ahora lo gestionan, han visitado lo que un día fue un hotel de lujo hasta que el propietario lo abandonó. Antes fue la fábrica de harinas ‘La Perla’, hoy es un proyecto de centro social que pretende recuperar el espacio para el común y no para de recabar apoyos en Valladolid.
“Como no nos organicemos y luchemos y vayamos todos a una nos van a comer el pan”, gritaba un visitante que, espontáneamente al llegar a la puerta de La Molinera, no ha podido reprimirse y se ha desahogado sobre la corrupción y demás asuntos concluyendo que “la lucha es el único camino”. Los coches al pasar también mostraban su apoyo al nuevo espacio, a golpe de claxon, gestos o gritos de ánimo o aprobación.
Grupos heterogéneos, más allá de estereotipos okupas, desde jóvenes a personas de mediada o avanzada edad, entrando en grupos de entre diez y veinte, acompañados en todo momento por responsables del espacio. Han podido comprobar el estado actual, con todos los cables arrancados y el mobiliario desaparecido, ahora despejado tras dos semanas de limpieza.
El guía, uno de los militantes responsables de La Molinera, ha recibido al grupo como si de la típica visita a un espacio museístico o una ciudad se tratara, dando la bienvenida desde el espacio central, el más amplio de los recuperados, en lo que un día fue el salón de comidas del hotel. En esta sala es donde se prevé se realicen las actividades o sea el centro de la nueva Molinera.
