El próximo sábado #4Febrero homenaje en Toledo a María Pacheco y la resistencia comunera. 13h en Zocodover

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Un año más, en el mes de febrero, recordamos la figura de María Pacheco, leona de Castilla, y la resistencia comunera en Toledo, de la que María fue protagonista. Fue en esta ciudad en la que, tras la derrota de la batalla de Villalar, María Pacheco organizó y dirigió la resistencia contra las fuerzas de los Habsburgo durante nueve meses hasta el 7 de Febrero de 1522, fecha de la capitulación de la ciudad. Por este hecho tuvo que exiliarse en Portugal donde murió sin recibir el perdón del monarca, perdón que nunca pidió.

Las mujeres castellanas, que vivimos la explotación como mujeres y trabajadoras, a la vez que vemos como han intentado eliminar cualquier vestigio del pueblo castellano como tal, sabemos lo importante que es volver a la historia. No como un ejercicio intelectual o nostálgico, sino para contrarrestar aquella historia españolista y patriarcal que nos ha ocultado a referentes de lucha, especialmente cuando estas han sido protagonizadas por mujeres. Por ello decimos que María Pacheco, a parte de una figura histórica invisibilizada por esa historiografía españolista y patriarcal, que se empeña en olvidar a las grandes y pequeñas mujeres que han hecho cambiar la historia, es un símbolo, un ejemplo para el presente. Un presente en el que, cual ejército de los Habsburgo tratando de aplastar al movimiento comunero, el capitalismo patriarcal se empeña en arrasar con los derechos conseguidos por las mujeres en décadas de luchas. Desde los medios de comunicación, la patronal, las fuerzas de represión y un gran y amplio etcétera que llega a todos los espacios en los que vivimos, nos desarrollamos y luchamos – esa gran alianza patriarcal – se nos recuerda que somos las culpables de las violencias que sufrimos, cuando no nos las inventamos – (aun cuando las cifras de violencia de género en Castilla son aplastantes con 21 mujeres asesinadas, sabiendo que las cifras y los casos de violencia de género los contamos por decenas de miles en este mismo año) – que nuestro lugar es siempre aquel lugar que no suponga ningún cuestionamiento a sus privilegios, que nuestra voz sólo es válida siempre que señalemos las violencias que otros hombres ejercen contra otras mujeres, especialmente si pueden utilizarlo para justificar guerras e intervenciones imperialistas, o para desviar la atención de aquellas violencias que ejercen ellos contra nosotras, y, sobre todo, que la igualdad se reduce a alcanzar aquellos puestos y espacios en los que seamos útiles al capitalismo patriarcal, y, la libertad, a la aceptación de la explotación y mercantilización cada vez más salvaje de nuestros cuerpos y nuestras vidas.

Frente a esta ofensiva, se hace cada vez más necesario la construcción de muchos espacios de resistencia como lo fue el Toledo de María Pacheco basados en el feminismo como herramienta doble de análisis de la realidad y de estrategia de lucha. Estos espacios que hemos visto en las manifestaciones contra la violencia machista, el día de la mujer trabajadora, la respuesta a todos y cada uno de los asesinatos de mujeres, a todos y cada uno de los ataques vertidos por los medios contra nosotras, en el apoyo de nuestras amigas y compañeras ante las violencias que vivimos cada día, en nuestros trabajos, en la falta de trabajo, en la calle, en nuestro trabajo militante, en nuestras relaciones, etc., estos espacios muestran la necesidad y la fortaleza de la respuesta feminista. Son espacios que no se construyen de un día para otro, sino que es necesario el compromiso diario formándonos, trabajando los comportamientos y dinámicas patriarcales aprendidas, respondiendo ante el machismo – pues la acción feminista refuerza, construye y nos forma – y, sobre todo, haciéndonos cada vez más presentes y más fuertes.

El feminismo es uno de los pilares de la construcción de ese gran proyecto comunero de una de una Castilla en la que nadie es más que nadie. Para todo ello, tenemos el ejemplo y la inspiración de María Pacheco, de Dorotea Santos y las mujeres que llevaron a cabo las revueltas del pan en 1856, de Rosario la Dinamitera y tantas otras que lucharon contra el franquismo, de las mujeres del movimiento popular castellano, construyendo el movimiento feminista, participando día a día en asambleas, manifestaciones, brigadas internacionalistas y, como no, de nuestra Doris Benegas, que sigue cada día dándonos el apoyo, la inspiración y la fuerza necesaria para llevar a cabo esta lucha. Como ella misma decía, en esta sociedad que nos discrimina “no tenemos otra opción racional que la de la adquisición de un compromiso teórico y práctico, a favor de que las cosas cambien”. Además, ese compromiso, “nos sirve cada día para sentirnos más fuertes, para ejercer la solidaridad entre nosotras, para abordar la solución de los mil problemas concretos.”

Porque nadie es más que nadie. ¡Por una Castilla feminista! ¡Viva la lucha de las mujeres!

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