¡Nos están matando!

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Esta vez, nos toca en nuestra ciudad, Burgos;  esta vez, le ha tocado a una mujer adulta, 50 años; esta vez, le ha tocado a una periodista sensibilizada con el tema. Pero da igual la ciudad, la edad, la profesión. La realidad es que el terrorismo machista no entiende de raza, de edad, ni de clase social. Le puede tocar a cualquier mujer por el hecho de serlo y de vivir en una sociedad patriarcal donde nuestros cuerpos parecen ser una mercancía más: utilizable, cambiable, desechable.

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Da igual vivir en España, que en la India o Argentina; la violencia machista es una problemática universal que atraviesa todas las latitudes. Sólo tenemos que recordar el atroz asesinato hace un par de semanas de Lucía Pérez,  una chica argentina, que conmocionó a toda la comunidad internacional por la brutalidad y el sadismo empleado. Allá las compañeras, organizaron una marcha multitudinaria con el lema “Vivas nos queremos”, parando su actividad laboral, para poner el foco en que este genocidio parece interminable. Sólo en España este año, las cifras rondan los 80 asesinatos machistas, según datos extraoficiales.

 

Ayer hubo  una concentración por la mañana  delante del Ayuntamiento, con la intención de manifestar la repulsa ante tanto sin sentido; cabe mencionar que la iniciativa viene de quienes desde  sus puestos de poder, promueven los recortes  en prevención y protección hacia las mujeres víctimas de maltrato y apoyan políticas que perpetúan este sistema patriarcal. Curiosa paradoja.

Hoy viernes a las 20h. se realizará otra concentración en la Plaza del Cid con el objetivo de visibilizar esta lacra social.

Ante estos asesinatos, se hace imprescindible preguntarnos qué más podemos hacer como sociedad. No hay una única respuesta para esta pregunta ya que se necesita reflexionar sobre la educación que estamos transmitiendo, sobre los roles sexistas que perpetúan la desigualdad, sobre la violencia simbólica tan presente en los Mass Media que facilita el caldo de cultivo propicio para que se produzcan estos asesinatos.

Queda mucho por repensar y por deconstruir lo aprendido de una sociedad que,  por mucho que se le lave la cara, sigue siendo sexista e insensible con las violencias machistas que cotidianamente padecemos.

Por eso, una y otra vez, saldremos a la calle para que el silencio no nos paralice; para buscar  estrategias que nos permitan organizarnos  superando los miedos con los que nos pretenden acorralar; para empoderarnos individual y colectivamente haciendo frente a estas situaciones que sólo generan rabia y un dolor inmenso.

¡Frente a la violencia machista, autodefensa feminista!

El artículo que escribió Yolanda Pascual hace un año: educación, atención y prevención


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