El alcalde en funciones de la ciudad por ausencia de Óscar Puente, Manuel Saravia, ha presidido hoy el primer homenaje institucional a los represaliados por el franquismo que aún permanecen enterrados en las fosas comunes del cementerio de El Carmen y que están siendo exhumados por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.
La primera autoridad municipal, con motivo de la celebración del Día de Todos los Santos, acompañado por concejales de distintos grupos (incluido el PP) y el arzobispo de la ciudad, han depositado un ramo de claveles rojos en el lugar donde se acota la excavación como homenaje.
Según los cálculos de la ARMH, en , en el cementerio del Carmen de Valladolid entre el 20 de julio de 1936 y el 25 de marzo de 1939 se registraron 896 enterramientos de personas víctimas de la represión de los militares sublevados.
«Sabemos que se enterraron más de mil personas, que hay anotadas siete grandes fosas [en los cuadros 46, 53 y 58]», explica Julio del Olmo, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Hallar todas será complicado, por las remodelaciones que ha sufrido El Carmen en estos 80 años. Muchos de los cadáveres (podrían ser 442 en El Carmen) proceden de fusilamientos cometidos después de un juicio sumario. «Son personas que sabían que las iban a matar, así que entregaban sus objetos personas a los familiares, a otros presos».
Este año se han introducido algunos cambios de protocolo para que en la visita oficial al camposanto y a los distintos panteones no se mezclaran los discursos oficiales con las oraciones y las actividades puramente religiosas.
Así ha sido en el Panteón de Personas Ilustres, donde Saravia ha pronunciado un discurso en el que ha presentado que “morir en soledad se ha convertido en un problema político de primer orden”. “Se están poniendo en marcha algunas actuaciones con asociaciones vecinales. O protocolos de los bomberos. Pero no es bastante. Es necesario tomar conciencia de que desde todas las áreas municipales se puede contribuir a paliar esta terrible deriva de la vida social”, hizo constar el alcalde en funciones antes de dar un paso atrás, quitarse la medalla municipal y dar paso a que el arzobispo pronunciara una oración.