
La Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León publicó este lunes la lista de espera quirúrgica en cada uno de los hospitales de la Comunidad y según especialidades, actualizados a 30 de septiembre. En Salamanca, el verano concluyó con menos pacientes en lista, pero con la demora media disparada y batiendo un nuevo récord.
Con 163 días de espera media, el complejo hospitalario charro está al frente de las capitales de Castilla y León con mucha diferencia, pues el siguiente, el Río Ortega de Valladolid, acumula 93 días de media. Pero más grave es aún que los demás hospitales presentan altibajos en su demora media, pero el salmantino casi se ha triplicado en apenas año y medio, como puede apreciarse en el gráfico adjunto.
Gran parte de los pacientes salmantinos deben esperar hasta 90 días, 1.969 pacientes, pero hay otros 2.186 que esperan entre tres y seis meses, 1.696 entre seis meses y un año, y 527 más de un año, según los datos de Sanidad. En total son 6.378 salmantinos en lista de espera quirúrgica, ochocientos menos que el trimestre anterior pero dos mil más que hace un año.
Según la definición de la Junta de Castilla y León, la espera para una intervención quirúrgica es el tiempo promedio, expresado en días, que llevan esperando los pacientes, en espera estructural pendientes de intervención, desde la fecha de entrada en el registro (fecha de prescripción de la intervención) hasta la fecha final del período de estudio.
Ahora los datos de la Consejería de Sanidad distinguen a los pacientes según la prioridad clínica. Así, en el nivel uno están aquellos cuyo tratamiento quirúrgico, siendo programable, no admite una demora superior a treinta días. En el nivel dos quienes se pueden demorar hasta 90 días y en el nivel tres pacientes cuya patología permite la demora del tratamiento, ya que no produce secuelas importantes. En todas ellas la Junta asegura que cumple los plazos y más del 90% son operados antes del plazo máximo que les corresponde.
Sin embargo, los sindicatos denuncian que no sólo se trucan estas cifras, pues no se corresponden realmente con el tiempo desde que el paciente ve al médico hasta que es operado, sino que incluso se incumple la normativa vigente. Por ejemplo, hay casos de pacientes a quienes el médico atendió en una determinada fecha para que pidieran cita de cara a una intervención, pero cuando los pacientes piden la cita no se les da la fecha al momento.