Estimados compas,
Hoy más que nunca, recibid, desde el abajo y a la izquierda de los Països Catalans, toda nuestra estima y cariño, nuestra ternura y solidaridad y nuestra dolorida tristeza. Aún conmocionados por la ausencia de Doris: impenitente amiga, honradez castellana, compañera de tajo y constancia perseverante en los momentos más difíciles. Siempre a pie de calle, a pie de gente, a pie de vida.
Cuesta decirlo hoy, pero Doris no muere con ella. Eso ya es imposible. Porque la muerte no sabrá que hacer con tanta vida. Nos deja la semilla –raiz, tronco y corteza–, la semilla rebelde, el vínculo internacionalista y la sonrisa feminista. Y una forma de vivir luchando y luchar viviendo. En cada cartel, en cada asamblea, en cada plante, en cada huelga, en cada manifestación, en nuestros arrabales de dignidad, allí estará, exprimiendo la esperanza y animándonos a no retroceder nunca bajo ningún concepto.
La Doris que nos hacía crecer por dentro y darnos por fuera. Divisa y cosigna para hoy mismo: ella siempre por nosotros y, de ahora en adelante, nosotras siempre por ella. Costará, no lo dudamos.
Pero por todo y contra todo, somos y seremos, sobretodo, lo que luchamos y lo que queremos. Y por eso –ayer, hoy, mañana– seguiremos siendo Doris. Nos aferraremoos a ella en los momentos duros y brindaremos con ella a cada palmo de libertad y justicia recuperado. Con ella, seguimos y seguiremos. Hasta que, algún dia, a las mujeres y a los hombres, como diría Ovidi Montllor, no se les pese con balanzas.
Cabeza clara, corazón solidario y puño comunero.
T’estimem, Doris.
Fins sempre, companya