Manuel Sierra: «Mis paisajes son como un refugio en el que poder salir del agobio y la explotación del tiempo tan caníbal en que vivimos»

Comparte este artículo:
Manuel Sierra, autor de la exposición `Pequeños paisajes de Castilla´. Foto: L. Fraile

Manuel Sierra, autor de la exposición `Pequeños paisajes de Castilla´. Foto: L. Fraile

El bar Puerto Chico acogerá a partir de este martes su exposición `Pequeños paisajes de Castilla´, una muestra integrada por una veintena de obras realizadas en formato vertical que podrán visitarse hasta el 18 de diciembre

Laura Fraile

Valladolid

Reconoce que no puede vivir a gusto sin tener un paisaje en el punto de mira y que una de las pocas veces que vivió de espaldas a él fue a mediados de los años 70, durante la época en la que se alquiló una buhardilla en la calle Perú, periodo en el que su pintura se hizo más abstracta. «Necesito ver paisaje y andar. Por eso, cuando tengo los ojos cansados de pintar, salgo a andar por la orilla del río. Durante esos paseos tomo notas. Siempre llevo una libreta pequeña en la que hago un relato muy detallado de todo lo que veo», comenta Manuel Sierra desde una de las mesas del Minuto, un lugar que más de una vez le ha servido como inspiración para sus paisajes interiores.

Aparece en el bar vestido completamente de negro y sujetando una postal de su próxima exposición, a la que ha denominado con el nombre de `Pequeños paisajes de Castilla´. La muestra, que se podrá visitar a partir de este martes, servirá para inaugurar el espacio expositivo del bar Puerto Chico (c/ Nicasio Pérez, 1). Un total de veintidós piezas realizadas en formato vertical, con unas dimensiones de 16×27 cm, servirán para rendir homenaje a los paisajes de Castilla, tema que ha acompañado en numerosas ocasiones a la obra de Sierra. Estos cuadros, tal y como reconoce este artista, pretenden ofrecer una revisión del cubismo. «He tratado de ver de frente y a la vez un poco desde arriba, como a vista de gorrión. Me interesaba insistir en la idea de que uno está en la tierra y a la vez pintando la tierra, reflejando lo que pisa, lo que puede coger con las manos», explica.

Realizadas durante un periodo que se inició a finales del pasado verano y que se ha prolongado hasta hace apenas unos días, casi todas sus obras muestran algún elemento constructivo. A veces aparece un palomar, otras una torre de una iglesia emergiendo de un campo de trigo o un conjunto de casas en torno a uno de esos torreones que forman parte del horizonte de la Tierra de Campos. Completan el paisaje unos cerros o unas tierras recién aradas bajo unos cielos otoñales e invernales, de ésos que provocan al instante una sensación de frío que da ganas de buscar cobijo bajo una manta.

«Son paisajes silenciosos y deshabitados que han sido realizados con un lenguaje muy sobrio, sin entrar en detalles. Para mí el reto de pintar no está en describir exactamente lo que hay sino en encontrar qué elementos hay ahí que uno pueda construir con su propia inventiva«, aclara este artista, al tiempo que reconoce que a la hora de pintar sus paisajes prefiere no tenerlos a la vista. «Siempre pinto de espaldas al paisaje. Seguir viéndolo me distraería mucho de un proceso interior que es silencioso, solitario y personal», comenta al respecto.

Para esta exposición Sierra ha jugado con los ocres, los cadmios, los sienas y con el color del ladrillo macizo, como le gusta decir. En sus «pequeños paisajes» ha prescindido de algunos elementos que, según reconoce, no le interesaban. «Fuera han quedado cosas como las casas que hacen en algunos pueblos al estilo Falcon Crest. La ventaja de pintar es que quitas y pones lo que te da la gana», afirma. En sus paisajes no hay ninguna presencia humana, aunque se la intuye. «Como me dijeron en su día Catalina Montes o Gustavo Martín Garzo, mis cuadros aparecen deshabitados, pero la presencia humana siempre está ahí. Parece que alguien está a punto de llegar o que está a punto de irse«, señala, al tiempo que reconoce que detrás de cada obra hay una apelación a que el espectador encuentre su sitio en cada uno de sus paisajes.

Dedicado enteramente a la pintura desde los años 80, ya que antes tuvo que compaginarla con otro tipo de trabajos como el de encuestador, peón, descargador de pescado, ayudante de cabina o vendimiador, a lo que hay que sumar la temporada de seis meses que pasó en la troupe de un circo en la que le tocó hacer de todo (desde limpiar jaulas a tensar lonas), Manuel Sierra reconoce que sus paisajes pretenden ofrecer un lugar para estar mejor. «Son como un refugio en el que poder salir del agobio y la explotación del tiempo tan caníbal en que vivimos. Frente a mi pintura política, que es desasosegante, cerebral y analítica, los paisajes son una invitación a respirar hondo para seguir dando caña. Son retazos del paraíso y una manera de decir que estamos vivos«, asegura.

La inauguración de su exposición `Pequeños paisajes de Castilla´ será este martes a las 20 horas de la tarde en el bar Puerto Chico, donde permanecerá hasta el jueves 18 de diciembre. Por otro lado, a finales de noviembre Manuel Sierra participará en una exposición organizada por Cruz Roja León que realizará en compañía de un grupo de personas sin hogar, quienes aportarán una serie de fotografías tomadas con cámaras desechables. Meses después, hacia la primavera, Sierra expondrá en la galería Lorenzo Colomo de Valladolid, lugar en el que durante los últimos años ha exhibido muestras como `Paisaje alrededor´ (1999), `Pájaros pintados sobre loza´ (2001), `Un puñado de cuadros´ (2005) o `Paisajes en el interior´ (2011).

Comparte este artículo: