Abandonó Nador (Marruecos) en 2001 y recaló en Valladolid. Encontró trabajo en un centro de distribución de una multinacional y gracias a los nueve años y medio que tuvo empleo pudo formar una familia y comprar una casa de 56 metros cuadrados. Pagó su hipoteca hasta que se quedó en paro y no pudo. Antes, sus hijos de 7 años, 18 y 2 meses, tenían que comer. Después de pagar 60.000 euros del préstamo de 94.000 concedido, su casa ya ha sido subastada y hoy estaba previsto su desahucio. Se llama Abdel Karim Yaakoubi, tienen 44 años y esta mañana, después de muchos días de preocupación e insomnio, ha vuelto a sonreir.
Sólo la acción rápida y decidida de Stop Desahucios 15M, sin necesidad de utilizar tarjetas negras, ha conseguido hoy que Bankia, la entidad rescatada con dinero público por la mala gestión de quienes han engordado groseramente sus carteras, haya retirado su petición de lanzamiento.
“Abdel y su familia podrán seguir viviendo en su casa, al menos, hasta mayo de 2015. Cumple con todos los requisitos del Real Decreto de Medidas Urgentes para Reforzar la Protección a los deudores hipotecarios y ahora vamos a luchar porque en mayo del año que viene, se consiga una prórroga”, explicaba la abogada de Stop Desahucios Victoria Hernando, minutos después de haber presentado el escrito que finalmente a sido atendido por Bankia.
El desahucio finalmente abortado estaba previsto para las 10,30 horas en el portal número 11 de la calle General Shelly. Minutos antes habían llegado al portal dos furgones del Cuerpo Nacional de Policía que aparcaron no sin dificultades en la calle Caamaño para tratar de no interrumpir el tráfico. Los agentes se desplegaron y vigilaron a las personas que, en la acera de enfrente, llegaban para apoyar a los integrantes de Stop Desahucios. “El desahucio ya no se va a producir”, le dijo a uno de los agentes una de las activistas. “Todavía no nos han comunicado nada”, fue la respuesta del agente que, junto a sus compañeros, acabaron por marcharse, pero sólo cuando el grupo Stop Desahucios y Abdel se marcharon a tomar el café que esta mañana, ante su proceso de ejecución de desahucio, no había podido tomar.
“¡Sí se puede!”, gritaron los activistas arropando a Abdel para dar por concluida la movilización.