La Plataforma por la Escuela Pública Laica y Gratuita de Valladolid, impulsora de la Marea Verde, no ha podido completar el recorrido de la manifestación de esta mañana, a pesar de estar autorizada por la Delegación del Gobierno. Un espectacular despliegue policial ha impedido que el medio millar de participantes en la protesta se acercaran hasta la sede del conservatorio (en la parte trasera del Auditorio Miguel Delibes donde el PP celebra su convención nacional), lugar donde, en teoría, debería haber finalizado la protesta.
La manifestación, que había partido pasadas las 12 del medio día de la sede de la Consejería de Educación, discurrió sin incidentes hasta que se subió la conocida como ‘cuesta del estadio’. A los habituales cánticos y consignas (“Al PP la sotana se le ve”, “más educación y menos corrupción” o “menos asesoras y más profesoras”), se unieron otros para exigir el fin de los conciertos educativos (“Los conciertos en el Calderón; que pague la privada el hijo del patrón”) la dimisión del ministro de Educación, José Ignacio Wert y la retirada de la Lomce: “Contra la Lomce, no vaños a parar”.
Pero cuando ya de divisaba el auditorio, los manifestantes, para su sorpresa, pudieron comprobar que el cordón policial que en la tarde de ayer se había situado a unos 200 metros de la entrada del Miguel Delibes, se había ampliado aún más (unos 100 metros más) haciendo casi imposible que su protesta pudiera ser vista y escuchada por los asistentes a la convención pepera. Eso encendió los ánimos de los manifestantes enfundados en camisetas verdes, que comenzaron a gritar la misma consigna que ayer se pudo escuchar en la primera de las manifestaciones que jalonan este fin de semana en la ciudad para responder al cónclave popular: “Fuera ladrones de Valladolid”. Y es que en ese momento, las escalinatas del auditorio estaban siendo utilizadas por los asistentes a la convención para hacerse fotografías.
Los organizadores, sin éxito, trataron de convencer a los mandos policiales de que estaban autorizados a concluir la movilización a las puertas del conservatorio de música y fue entonces cuando los manifestantes comenzaron a dispersarse y a intentar salvar las vallas que guardan, a gran distancia, la ‘paz’ de la convención popular.
Tras unos pequeños forcejeos e intentos estériles por acercar la protesta hasta sus verdaderos destinatarios y cuando parecía que la manifestación comenzaba a disolverse, fue cuando, de nuevo la provocación de algunos de los asistentes a la convención, encendió los ánimos. Tanto que algún agente acabó con la pechera ‘decorada’ con excrementos de los caballos de la policía municipal que, desde primera hora de la mañana, habían estado patrullando la zona.
Uno de los asistentes a la convención, a bordo de un taxi, hizo gestos a los manifestantes, que instantáneamente cortaron el paso al coche y le obligaron a dar la vuelta. La policía impidió, a empujones, que varias personas alcanzaran el vehículo y acto seguido colocó nuevas vallas para impedir el paso a los manifestantes.
Pero hubo más provocaciones. Una pareja de asistentes a la convención, entrajetada, no tuvo mejor ocurrencia que abandonar la acera del auditorio, cruzar la carretera y aproximarse hasta la protesta con una sonrisa en la cara. La indignación vecinal estuvo a punto de transformarse en altercado. La policía, logró impedir que los manifestantes les alcanzaran, pero no que sobre ellos se desplomara una cascada de insultos de lo más variados. “Mucho hijo de puta, de traje y corbata”, fue el lema que se coreó una vez superado el incidente.