De estrategias represivas e informes policiales

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Tras el fracaso de la primera hipótesis represiva elaborada por el Ministerio de Interior en la que se achacaba la responsabilidad de los sucesos vividos en Gamonal a la presencia de “grupos violentos itinerantes”,  la Comisaria Provincial de Burgos elabora una teoría alternativa con la que tratar de salvar la papeleta a los responsables de Interior.   Un informe policial, en el que se alude al dirigismo de colectivos anarquistas y sociales burgaleses,  aireado por los principales rotativos nacionales que parece no tener en cuenta una de las principales constantes en este conflicto: la protesta masiva de miles de personas ante las puertas de Comisaria exigiendo la libertad de los detenidos y el cese del Estado de excepción sobre Gamonal.

Comisaria de Policia Burgos

Después de que se echase por tierra la versión elaborada por el Ministerio de Interior con la que se pretendía explicar el estallido social vivido en Gamonal a través de la presencia de “grupos violentos itinerantes”,  declaraciones con las que se pretendía justificar la nueva Ley de Seguridad Ciudadana y todo su paquete de medidas coercitivas encaminadas a coartar el derecho de manifestación, la Comisaría Provincial de Burgos ha difundido una nueva teoría en la que las responsabilidad de los hechos pasaría a recaer en colectivos sociales burgaleses.

Mediante un informe difundido por los principales rotativos nacionales, la nueva versión policial apunta directamente hacia colectivos anarquistas, y otros movimientos sociales como la Asamblea de Gamonal 15M,  en una estrategia diseñada para restar protagonismo a la movilización de un barrio que ha puesto contra las cuerdas a los poderes políticos y empresariales burgaleses. Un conflicto que gracias al malestar social se ha reproducido en numerosas localidades en un fenómeno denominado Efecto Gamonal.

Resulta cuanto menos curioso comprobar como a lo largo del tiempo las diferentes teorías que  han tratado de explicar los conflictos sociales vividos en Gamonal han mutado de forma sorprendente, pero manteniéndose lineales en las mismas teorías acusatorias. Si en lucha contra el parking de Eladio Perlado en agosto de 2005 se hablaba de la llegada de “miembros de la kale borroka”, la complejidad de los hechos vividos en enero de 2014 ha hecho necesario adaptar casi sobre la marcha una nueva guión en el que se ha pasado del violento itinerante al enemigo interno local.

Una estrategia que no es nueva y que reproduce en líneas generales la táctica informativa empleada por Javier Lacalle y su equipo de gobierno cuando en sucesivas comparecencias públicas se enconaba en declarar sus intenciones de no claudicar ante un “grupo radical”. Pero ese “grupo radical” del que hablaba el señor Lacalle no era otro que el barrio de Gamonal, donde miles de personas han clamado por la paralización definitiva de las obras y siguen en lucha por la absolución del casi medio centenar de represaliados.

El informe policial, que vierte sus acusaciones sobre determinados movimientos sociales y en el que se alude a un supuesto “dirigismo anarquista”, revela la estrechez de miras de quien, a pesar de sus muchas titulaciones universitarias y estatus de inspector policial,  es incapaz de comprender que la población pueda actuar por cuenta propia sin que nadie la dirija. La literatura policial pone una vez más de manifiesto que sujetos acostumbrados a acatar y recibir órdenes no puede ver más allá de sus rígidos esquematismos mentales que reproducen la sociedad que se encargan de defender a través del monopolio de la violencia.

Pero si tenemos que hablar de infiltrados, la Brigada Provincial de Información de Burgos, estructura heredera de la Brigada Político Social franquista, tiene mucho de lo que callar. Varios de sus agentes fueron descubiertos en una de las asambleas vecinales en el conflicto contra el parking de Eladio Perlado en 2005, y un policía secreta tuvo que poner pies en polvorosa durante los primeros enfrentamientos en la lucha contra el bulevar. Su actuación es la propia de una policía política destinada a realizar controles ideológicos sobre la población y sus métodos inquisitoriales no dejan de recordar a la España negra de antaño.

No podemos negar que les falte inteligencia maquiavélica a los agentes que prestan sus servicios en la Comisaría Provincial de Burgos, cómo explicar las miles de voces que han clamado diariamente a las puertas de sus dependencias contra el Estado de excepción vivido en Gamonal, cómo salvar la papeleta a un Ministerio de Interior que ha querido aprovechar el conflicto vecinal para justificar sus nuevas medidas represivas. Han hecho bien su trabajo y el “comunicado” difundido forma parte de la propaganda mediática que desde el inicio del conflicto se ha desatado contra el barrio.

Comisaria de Policia Burgos2

Pero si una cosa saben y callan a conciencia los redactores del informe policial es que jamás ningún “colectivo radical”, hubiera sido capaz de desatar un conflicto de tal intensidad en el que los propios vecinos han sido sus protagonistas y cuyas cusas últimas habría que buscarlas en el modelo social que con su dinámica represiva se encargan de perpetuar.

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