Cuando convergen todas las líneas, entonces la rebelión es inevitable.

La ciudad castellana salta a medios internacionales como el New York Times o el Washinton Post tras tres días de escenarios a la griega.
Sin embargo, paradójicamente esa vertiente de los acontecimientos que ha abierto las puertas de los grandes medios a la realidad del barrio, es en buena medida el telón que oculta los motivos últimos que subyacen a lo que ya se puede considerar sin temor a exagerar como una auténtica rebelión ciudadana.
La construcción de un Bulevar con el tráfico restringido en lo que es hoy la calle Vitoria, principal arteria de comunicación de la ciudad, no parece por si sola, una razón suficiente para explicar los acontecimientos, como por si solas son insuficientes todas las demás explicaciones: Hartazgo del abuso y desatención de la clase política hacia los ciudadanos, episodios constantes de corrupción urbanística y especulación con el territorio, tasas de paro insufribles, crisis económica lacerante o represión policial a movimientos pacíficos.
El Bulevar.
En la memoria colectiva del barrio aún queda el recuerdo de la victoria obtenida en 2005 contra el proyecto de construcción de un aparcamiento subterraneo al que el consistorio del PP hubo de renunciar entonces.
Las obras están tasadas en 8,5 millones de Euros y además de eliminar dos carriles de circulación de la vía más transitada de la ciudad, suponen que vecinos y vecinas deberán optar entre aparcar lejos de su barrio o adquirir una de las plazas del nuevo estacionamiento privado a un coste aproximado de 20.000 euros.
De las dos empresas que optaron a las obras, el equipo del actual Alcalde del PP Javier Lacalle optó por la propuesta más cara, la que encabezaba un conocido empresario y constructor burgalés y presidente del Grupo Promecal (dueño del Diario de Burgos entre otras cabeceras), Antonio Miguel Méndez Pozo.
Méndez Pozo, uno de los principales apoyos de José María Aznar cuando era presidente de la Junta de Castilla y León a finales de los ochenta, fue condenado a siete años de prisión por el famoso caso de la construcción, pero sólo pasó en prisión nueve meses.
El magnate de la comunicación y la construcción, sería el máximo beneficiario del proyecto de Bulevar que ha puesto en pie de guerra a la ciudad castellana.
Javier Lacalle, alcalde de Burgos, lleva cobrando un sueldo por hacer política desde el año 1995 en el que fue elegido concejal del Ayuntamiento de Burgos. En 1999 pasó a ser Director General de Juventud de la Junta de Castilla y León, cargo que simultaneó sin problemas en el mismo periodo con el de secretario general de la Red Española de Albergues Juveniles hasta 2003.
En lo relativo al conflicto Lacalle se ha mostrado reacio a hablar con las asociaciones que disienten con el proyecto mientras ha exhibido el apoyo que le ofrecían otros colectivos afines.
Tras los disturbios ha señalado que las obras van a continuar y ha acusado a los manifestantes de estar infiltrados por grupos de profesionales de los disturbios venidos de otras ciudades.
Los vecinos y vecinas anuncian que continuarán con las movilizaciones, piden la libertad de todas las personas detenidas y denuncian la vulneración de su derecho a manifestarse tras las repetidas cargas de la policía nacional.
La construcción del Bulevar es la gota que colma un vaso lleno de agua turbia procedente de la corrupción institucionalizada, el recorte de derechos sociales y laborales y el desprecio absoluto por la opinión de las personas y colectivos que forman parte del barrio y ven como los recursos que se niegan al común se le ofrecen sin disimulo al cacique de turno.