Ignacio González nos roba. Por una nueva política para Madrid.

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La bajada del IRPF de González vuelve a mostrar la increible estupidez, la visión cortoplacista y la ausencia total de toda ética de unos políticos ensimismados en sus batallas internas. Lejos de proponer y discutir un modelo para la región después de la hecatombe de la burbuja, promocionada por ellos mismos, han decidido malvenderla al mejor postor. Su única “idea” atraer alos peores inversores con promesas de inversión pública ad hoc (Eurovegas) y bajos impuestos (IRPF, transaciones patrimoniales y actos jurídicos documentados).

La bajada de impuestos sobre la transacciones patrimoniales y actos jurídicos documentados llegan a parecer un insulto. ¿Quién compra casas en la actualidad? ¿No se trata acaso de una medida para favorecer la compra de viviendas por parte de fondos buitres, inversores extranjeros y grandes empresas españolas? Otra más a fin de reanimar el mercado inmobiliario, en vez de políticas de vivienda que garanticen que la población tenga un techo para vivir. Parece que se les olvida que no solo gobiernan para los ricos.

¿Que idea hay detrás de está apuesta?

La decisión de Gonzalez avanza una apuesta de todo el Partido Popular por lo que los economistas conocen como Goteo o Trickle Down. Resumiendo, esta doctrina económica, que popularizó Ronald Reagan, viene a decir que favoreciendo el consumo de los ricos nos beneficiamos todos más tarde o más temprano. Fue la respuesta noliberal al punto fuerte del keynesianismo: la demanda. Desde luego, la economía española tiene un problema de demanda despues de las brutales reducciones salariales que favoreció la reforma laboral, la reducción de los salarios indirectos por la vía de las privatizaciones y de la radical reducción de la capacidad de la demanda pública que han supuesto las políticas de austeridad impuestas por el PPSOE. Pero el PP sabe perfectamente que esta apuesta por el trickle down no va a reanimar la demanda. De hecho, sabe perfectamente que, dentro de los paramétros políticos que el régimen puede permitirse, sólo una nueva burbuja inmobiliaria lo hará. Y en ese sentido, están trabajando conjuntamente con Bruselas y Berlín. Podemos entender que esto es lo que busca el PP ahora mismo, cada vez más asediado por la posibilidad de rupturas por la derecha o desde el centro “regeneracionista”.

¿Cómo se venden las medidas y que van a generar?

Como es constumbre, el anuncio de la rebaja fiscal se anuncia como una medida social: un alivio frente a la onerosa presión fiscal el Estado. Estiman que supondrá un ahorro de 357 millones de euros para los ciudadanos, pero ¿a qué ciudadanos? La bajada del IRPF, en la medida es que es igual para todos los tramos, beneficia obviamente más a las rentas más altas, es decir, los ciudadanos con mayores ingresos «ahorrarán» en términos absolutos mucho más que los de rentas bajas. Así, la tarifa más baja, hasta los 17.707,20 euros, pasará del 11,60% al 11,20%, con un ahorro de 70 euros mientras que en la tarifa más alta, a partir de los 53.407,20 euros, pasa del 21,40% al 21% con un ahorro mínimo de 200 euros. Los que quedan por abajo no se ahorrarán nada mientras que los quedan por arriba, se ahorrarán todavía más. En ambos casos, se ve bien de que lado juegan las políticas fiscales.

Comparemos este supuesto ahorro con sus posibles usos. Los 357 millones de euros que dejará de cobrar la Comunidad, son la mitad del supuesto ahorro que conlleva la externalización sanitaria (170 millones euros) por no hablar de que están barajando aumentar los recortes en otros 470 millones. Es decir, los 130 euros de media ahorrados en el IRPF por los madrileños, poca cosa por separado, son imprescindibles para pagar unos servicios útiles para todos. Devueltos a los ciudadanos se acumulan en aquellos sectores más ricos con unos resultados colectivos mucho más dudosos.

Políticas Autonómicas para el 99%

Necesitamos una redefinición radical del modelo de ciudad y de comunidad autónoma. Un nuevo móde de territorio la mentira y la miseria de las políticas de austeridad y se plantee como un territorio de conflicto dentro y contra la organización territorial del estado y sus políticas territoriales y de financiarización. El modelo de acumulación basado en el ladrillo solo va a producir nuevas burbujas cada vez más rápidas y con mayores niveles de precariedad y miseria colectiva. Necesitamos diseñar políticas públicas que defiendan y extiendan los servicios públicos, políticas de participación democrática que diseñen de forma colectiva el territorio y controlen a los gestores del mismo para evitar el clientelismo y el parasitismo municipal a izquierda y derecha.

No hay fuerza política institucional con un diseño claro del modelo territorial y de riqueza, es desde los movimientos desde dónde se están construyendo esas propuestas y saberes. Y es desde ahí desde dónde podemos asaltar y democratizar las instituciones.

Madrilonia

4/11/2013

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