Habían advertido que las acciones de protesta irían en aumento e iniciaron la semana con fuerza. Desde primera hora de la mañana (poco después de las siete en la autopista a Asturias, a partir de las ocho en El Bierzo) los mineros volvieron a carreteras y vías para cumplir su advertencia de bloquear las comunicaciones en todo el Noroeste. Lo consiguieron en Asturias, aunque los trenes hacia Galicia circularon con normalidad.
Los cortes en la AP-66 entorpecieron la circulación intermitentemente en el puente Fernández Casado hasta las 14.30 horas, mientras se sucedían también los cruces de camiones y colocación de barricadas en la CL-626 en La Magdalena y en la N-630 en Ciñera. También las vías del tren se cortaron entre Santa Lucía de Gordón y Villamanín, aunque en ninguno de estos puntos se produjeron ayer incidentes de gravedad.
Sí los hubo en El Bierzo. Ocho mineros fueron detenidos en la zona de San Román de Bembibre, tres de ellos del grupo Uminsa y los cinco restantes, de las cuencas del Bierzo Alto. Todos fueron trasladados al cuartel de la Guardia Civil de Ponferrada, donde permanecieron hasta pasadas las dos de la tarde, cuando fueron puestos en libertad tras la toma de declaraciones. Fuentes sindicales indicaron anoche que los detenidos pasarán esta mañana por los Juzgados de Villablino.
La jornada de protesta en El Bierzo comenzó muy temprano, cuando los mineros saltaron sobre las 8.30 horas a la A-6, para interrumpir el tráfico durante una media hora. La intervención de los agentes del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) obtuvo la respuesta de los mineros que se resguardaron en las calles de San Román de Bembibre. Allí comenzó el intercambio de petardos y piedras contra las pelotas de los antidisturbios, que se saldó también con un choque entre dos coches de la Guardia Civil cuando intentaban atajar el paso a los mineros que huían.
El corte en la A-6 en San Román de Bembibre se complementó con otro en la misma vía, aunque a la altura de Albares de la Ribera y sólo en sentido La Coruña.
En este corte los agentes arrestaron a cuatro mineros e iniciaron una persecución al resto de los participantes, aunque la colaboración de los vecinos de Albares, que los escondieron en un garaje, evitó que el número de detenidos fuera más elevado.
Los mineros acudieron ante el alcalde de Bembibre, el popular Manuel Otero, para exigirle que impidiera la actuación de los GRS en el interior de los pueblos. Tras una reunión con los representantes sindicales, Otero se puso en contacto con el subdelegado del Gobierno, Juan Carlos Suárez Quiñones, para intervenir en la liberación de los detenidos.
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