Imaginémonos que a una persona se le diagnostica un tumor, a cualquiera se le ocurre que la actitud correcta es extirparlo y aplicar, en caso necesario, algún tratamiento complementario hasta su curación o al menos control.
Ante la crisis económica que padecemos, comparable a un tumor con sus correspondientes metástasis, el tratamiento que vienen aplicando es justamente todo lo contrario. Están poniendo a todo el organismo al servicio de la supervivencia de la masa tumoral.
Obviamente ese “falso tratamiento” no hará más que potenciar la desestructuración y deterioro del conjunto de los órganos a los que va afectando, es decir a la mayoría social.
Las medidas tomadas por el anterior Gobierno español, por la llamada gobernanza europea, incluido el Banco Central Europeo y por el actual Gobierno del PP, muy especialmente a través de los Presupuestos Generales del Estado, suponen un tratamiento que no sólo no servirá para salir de la crisis que se viene arrastrando desde finales de 2007, sino que cronificará, extenderá e intensificará ésta.
La crisis económica actual tiene su origen en el modelo capitalista especulativo. Y sólo mediante la superación de éste, se puede resolver. Sin embargo los que tienen en sus manos el poder en el mundo occidental, se empeñan en aumentarnos la dosis de la ponzoña que nos ha traído hasta el lugar en el que estamos.
Tampoco es de extrañar, pues ellos no rigen sus actos en función del bien común ni del bienestar ciudadano. Ellos sólo rigen sus actos en función del mantenimiento de sus intereses y de sus beneficios. Y según ese criterio, lo que necesita el modelo neoliberal, es decir el proceso tumoral que nos afecta, es metatastizar a más tejidos y órganos para poder seguir desarrollandose, aunque ello ponga en riesgo la supervivencia misma de la sociedad, al menos tal como hoy la conocemos.
La política del Banco Central Europeo es un vivo ejemplo de lo que decimos.
Es bien conocido que el sistema bancario es el elemento clave, el que determina la especial malignidad de ese proceso tumoral que padecemos, sin embargo, el Banco Central Europeo toma medidas que sólo conducen a reforzar ese código genético de malignidad.
Billones de euros han sido transferidos a la banca privada desde el BCE a un 1% de interés, que son a su vez invertidos por ésta en deuda pública de los países periféricos de la Unión Europea, con rentabilidades que oscilan entre un 5,45% en el caso del Estado Español; un 6,9% en el caso de Irlanda; un 11,55% en el caso de Portugal o un 20,51% en el caso de Grecia, esto por lo que se refiere a los bonos a 10 años y tomando como referencia la fecha del 29 de marzo de 2012.
Otra parte de esos recursos millonarios, obtenidos al 1% del BCE por la banca privada, son mantenidos en reserva a la espera de nuevas oportunidades de inversión con alta rentabilidad, por ejemplo en los procesos de privatización de los servicios públicos, tal como son los casos de sanidad y educación o en los sistemas de pensiones.
¿No sería mucho más racional que el Banco Central Europeo prestara esas ingentes cantidades de dinero, directamente a los gobiernos con necesidades de financiación, a ese 1% en que se lo concede a las entidades financieras privadas?. Pero claro en ese caso se vería gravemente afectado el »negocio» del capital bancario – especulativo.
Los Presupuestos Generales del Estado Español van, como nó, en la misma dirección y sentido que el BCE, potenciar el capitalismo especulativo a costa de machacar a la sociedad.
Según las previsiones de los Presupuestos Generales para el 2012, el paro alcanzará el 24,3% de la población activa, con un aumento de 631.000 personas a lo largo del presente año. Sin embargo los gastos dedicados al desempleo – 28.805 millones de euros – quedan congelados con respecto a 2011, y los fondos dedicados a la promoción de empleo disminuyen significativamente.
Sin embargo los pagos relacionados con el “coste” de la deuda, es decir las transferencias a la banca privada por ese concepto, hay otros muchos por los que se le hacen transferencias, será de 78.888 millones de euros, lo que supone un total del 21,78% de los Presupuestos. Y ello sin que afecte en absoluto a la disminución del monto total de la Deuda Pública, que no sólo no disminuirá a pesar de esa importantísima inyección de recursos financieros, sino que pasará según las propias previsiones del Gobierno del 68,5% actual, del PIB al 79,8% del PIB en 2012.
Pero además de esa orientación general antisocial, los Presupuestos Generales del 2012, como ocurrió con los del 2011, tienen un serio problema de credibilidad en lo referido a los ingresos. Se preveé por ejemplo que por el aumento del Impuesto de Sociedades se van a recaudar 5.350 millones más de euros o que por la regularización de los defraudadores se van a conseguir otros 2.500 millones más, ¿alguien se puede creer ese cuento de la lechera?.
El reajuste que supone los Presupuestos Generales para el año 2012 se va hacer en base a los recortes ya anunciados: congelación de salarios, no reposición de las plantillas de funcionarios, aumento de la jornada en 2,5horas semanales, congelación del salario mínimo, incremento del IRPF, incremento del IBI (Impuesto de Bienes e Inmuebles), por cierto del que los edificios propiedad de la Iglesia Católica están exentos, congelación en términos reales de las pensiones, disminución de inversión en I+D, becas, dependencia…
Pero también en base a los no anunciados hasta ahora pero que ya están ahí asomando la patita: recortes drásticos en sanidad y educación, realizados éstos a través de los presupuestos de las Comunidades Autónomas. Y más que probablemente aumento del IVA en cuanto se vea que las cuentas no salen.
Los Presupuestos Generales del Estado articulan un sistema para que las Comunidades Autónomas no se puedan negar a ningún tipo de exigencia, en cuanto a recortes en sanidad y educación, del gobierno central. Sistema que consiste, en lo fundamental, en mantener la financiación de éstas administraciones, sólo si aceptan las condiciones del gobierno central, es decir asumir severos recortes en los servicios públicos referidos.
La situación es crítica y por el camino que nos llevan pronto lo será aún más.
No hay más alternativa que el cambio de política económica y ese cambio solo es posible con un CAMBIO DE RÉGIMEN. Para ello hace falta un auténtico proceso de transformación revolucionaria.
Teóricamente cualquier gobierno que actuara en un marco de ejercicio de soberanía por parte del Estado Español podría llevar adelante una política económica diferente, pero es como muy evidente que los dos partidos que representan los intereses del actual bloque dominante español, PP y PSOE, hace ya mucho tiempo que han renunciado a ejercer ese marco de soberanía y funcionan bajo la servidumbre hacia el proyecto imperialista europeo, ahora hegemoneizado por Alemania; y en general del imperialismo occidental.
Comuner@s del Siglo XXI
Castilla a 9 de abril de 2012