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Te defendimos en el desierto Madrid de Agosto, nos echamos a la calle para abrazarte, para envolverte en nuestros brazos y apartarte de ell@s. Ya sabes Sol, de los de siempre. Los demócratas de sangre y porra, de las corbatas llenas de gomina y mentiras.
Ellos pensaron Sol que flojearíamos, que otras ocupaciones nos harían olvidar el compromiso. Que la playa, el pantano, la montaña o la piscina serían la distracción para robarte. Y fue poner sus manos en tu pecho, y escuchar el bramido de Madrid sobre su nuca.
Que voy a contarte yo a ti Sol, de lo que es Madrid. Madrid es contradictorio y complicado, tiene tantas caras opuestas…
Madrid de Esperanza Aguirre. De la Audiencia Nacional, y la bandera de colón excesiva y prepotente. El de las manos del político que recoge un sobre y gira la cabeza, y vende al pueblo. El Madrid de los manteros que huyen, de las chinas que lloran solas en parques a las dos de las mañana con flores en las manos por vender, las flores digo, quizá también las manos. El Madrid del abuso y la mirada al suelo, el de los curas, concejales, ordenanzas, desalojos y noches de sirenas azules rodeando la vida, cercándola, amenazando con el terror a quien no cede. El Madrid de los niños pobres de la Cañada Real al que muerden las ratas y a casi nadie importa.
Pero Sol, tu sabes mejor que yo que también hay otro Madrid, el que salió en tu auxilio. El Madrid de las manos extendidas de los vecinos de lavapies, o de Usera, que ponen sus cuerpos entre los soldados y los pobres, que paran las redadas y se echan a la calle, y ganan, y se abrazan. El Madrid que cierra filas e impide desahucios, y traza una línea y grita : “De aquí, no vais a pasar” y sale andando desde lejos hasta llegar a ti con muchos más y dice: “Esta mierda no es democracia”. Y dice “Ningún ser humano es ilegal”. Y dice “justicia social” y se pregunta que pasa con las casas.
Un Madrid que siente una vergüenza antigua desde que lo pusieran de rodillas los abuelos de los que hoy mandan. Un Madrid que ha visto muchas veces la misma batalla en escenarios diferentes.
Y desde entonces venimos Sol disputándonos las plazas. Porque la pelea, Sol, no empezó el 15 de Mayo. No. Ese día despertamos de un largo sueño, nos sacudimos el polvo y empezamos a caminar de nuevo, pero el camino venía de atrás. Y tú lo sabes.
Y sé que sabes Sol quién te puso el nombre en una batalla muy parecida a ésta en el siglo XV, en la rebelión comunera. Desde entonces venimos pidiendo lo mismo en realidad :
Y por eso Sol, estos idiotas, no se enteran de que da igual si nos echan un día, o tres o cinco o quinientos. Por que en realidad llevamos muchos siglos entrando y saliendo de la plaza, hasta que un día, de verdad y para siempre, te quedes con nosotr@s, y nosotr@s contigo. Y ya no vengan más a meter sus manos ni en tu pecho, ni en nuestro pan.
Nos vemos Sol, cuídate, cuídanos….Nosotr@s, como siempre, prometemos resistir.