Una ola de solidaridad desborda Errekaleor: “No podrán pararnos, ni derribarnos”

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“Si buscaban desmotivarnos o bajarnos la moral, debemos decirles que han conseguido exactamente lo contrario”. Cuando faltaban muy pocas horas para el momento D del día D, Jon Hidalgo no ocultaba sus sentimientos. Había rabia, pero también satisfacción. Dos semanas después de que la Ertzaintza entrara a Errekaleor para dejar sin luz a las 150 personas que viven en este barrio autogestionado de Vitoria –el mayor de estas características a nivel del Estado-, una inmensa manifestación ha desbordado las calles de esta ciudad para demostrar que Hidalgo tiene razón: a pesar de las amenazas en su contra, este proyecto aún tiene vida por delante.

Entre aquel jueves 18 en el que decenas de personas fueron apaleadas y arrastradas por la Policía Autonómica hasta este sábado, en el que recibieron la solidaridad de miles de manifestantes, han pasado exactamente 16 días. Ese tiempo ha sido suficiente para que el nombre de este barrio se convirtiese en un símbolo que supera los límites de Gasteiz. No en vano, las imágenes de la Ertzaintza cargando contra los jóvenes que defendían el transformador eléctrico de las tijeras de Iberdrola –que envío a sus técnicos en compañía de los Antidisturbios- se hicieron virales. En cuestión de días, Errekaleor cultivó innumerables muestra de simpatía y respaldo desde los lugares más diversos. Con luz o sin ella, parecía que ya nadie podría pararles. Y así fue.

Con nubarrones en el cielo, doce columnas impulsadas por distintos colectivos salieron desde diferentes puntos de la ciudad para congregarse a las 17.30 en la Plaza de la Virgen Blanca, desde donde partió la manifestación principal. “Guk argi daukagu” (“Nosotras y nosotros lo tenemos claro”), ha sido el lema de esta movilización, tal como lo recordaban las camisetas preparadas especialmente para esta jornada. “Errekaleor, bizirik” (“Errekaleor, vivo”) fue una de las consignas más escuchadas durante la marcha, que también tuvo su reflejo en Twitter bajo el hashtag #ResistErrekaleor. A media tarde, cuando las columnas avanzaban sobre la ciudad, se convirtió en trending topic.

“La manifestación de hoy es un ejemplo de lo que podemos conseguir”, afirmó Hidalgo a Público. Con los nervios metidos en el cuerpo, este joven vecino del barrio okupado hizo un repaso de todo lo vivido durante las últimas dos semanas. Entre otras cosas, habló con inocultable orgullo de los desayunos, comidas y cenas comunitarias que realizan desde aquel jueves en el que se quedaron sin luz. “Si antes vivíamos en comunidad, ahora mucho más”, destacó.

Hidalgo también reivindicó los esfuerzos realizados para garantizar que las familias más vulnerables tuviesen luz en sus viviendas gracias a los generadores que han sido prestados al barrio, o de los paneles solares colocados en la biblioteca para dotar a ese espacio de energía renovable. Tal como ya adelantó este periódico, esa iniciativa se trasladará al resto del barrio mediante una campaña de crowdfunding que ha sido presentada este sábado y que estará dirigida a conseguir los paneles solares necesarios para que toda la zona tenga su propia energía, sin depender de las empresas del sector.

“Tenemos fuerza”

“En otras palabras, nuestras vidas han dado un giro de 180 grados”, resumió otra vecina, Itsaso Viñe. Tanto ella como el resto de los habitantes de Errekaleor han sido acusados de “violentos” y “antisistema” por el alcalde de Vitoria, el peneuvista Gorka Urtaran, quien aprovechó el corte de luz para adelantar que el barrio será derribado. “Eso puede ocurrir, pero hoy nos vemos con la fuerza y confianza suficiente para poder pararlo. La batalla está en la calle”, señaló Viñe a Público.

La amenaza de las excavadoras estuvo muy presente en la gigantesca movilización de este sábado. Poco antes de que comenzara la manifestación, portavoces del movimiento vecinal solicitaron al alcalde que paralice el expediente de derribo e inicie un proceso de diálogo con quienes viven allí, lo que permitiría destrabar el conflicto.

“Servicio obligatorio”

Esta misma semana, la Secretaría General del ayuntamiento le había indicado por escrito a Urtaran que debía restablecer el servicio de energía en la zona. “Por tratarse de un servicio mínimo obligatorio para todos los municipios, el Ayuntamiento deberá prestar servicio de alumbrado público en la calle de Errekaleor”, señalaba el informe.

El ejecutivo municipal respondió que “atendería” la recomendación, aunque también aclaró que se actuaría siguiendo criterios de “seguridad”, el mismo argumento esgrimido por el Departamento de Industria del Gobierno Vasco para justificar el corte de energía. De momento, la antigua barriada obrera de Vitoria sigue alumbrada por la fuerza de sus vecinos.

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