[#ElviraSeQueda] Antidisturbios desahucian violentamente a una familia con tres niños, uno de menos de un mes

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Hoy una vez más Bankia ha dejado a unos niños en la calle, el menos de tan sólo unos meses, sin importarles ni el frio, ni si están escolarizados ni nada. Varias decenas de activistas intentaban parar el desahucio dentro del portal tras una puerta de cristal, que la policía roto de una forma salvaje […]

 

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Hoy una vez más Bankia ha dejado a unos niños en la calle, el menos de tan sólo unos meses, sin importarles ni el frio, ni si están escolarizados ni nada. Varias decenas de activistas intentaban parar el desahucio dentro del portal tras una puerta de cristal, que la policía roto de una forma salvaje sin importarle a quien pudiera herir. Vídeos y textos de Alicia Armesto.

 

 

 

 

 

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Texto de Oficina de Vivienda de Madrid

Mañana llena de rabia y tristeza en Madrid porque no hemos podido parar el desahucio de Elvira. A pesar de la resistencia, de poner los cuerpos para pelear contra el desastre, no hemos podido evitar que los antidisturbios destrozaran la puerta del portal y nos sacaran uno a uno hasta llegar a Elvira. La casa volverá a estar vacía como estaba cuando la okupó, porque los intereses de los bancos y del Estado están por encima de la necesidad de la gente de tener una vivienda.

Hoy hemos perdido y estamos tristes y enfadados, pero toda la violencia del sistema solo nos hace tener más ganas de seguir luchando. Estamos cansados después de varios años de pelea por la vivienda, pero allí donde haya un desahucio nos seguirán encontrando de frente. En el movimiento estamos desbordados, tocamos a tres y cuatro asambleas semanales, a varios acompañamientos y acciones, a demasiados desahucios. Hay proyectos parados porque no llegamos a todo, muchas más cosas que podemos hacer. Necesitamos ser muchos más. Os necesitamos.

Ni gente sin casa ni casas sin gente. La vivienda para quien la habita.

Foto de Oficina de Vivienda de Madrid.
Foto de Oficina de Vivienda de Madrid.
Foto de Oficina de Vivienda de Madrid.
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Un centímetro de distancia. Por Facu Díaz

7:15: Portal del edificio en el que varias personas han pasado la noche preparando la resistencia frente a la barbarie. Llega la policía. La gente se refugia en el edificio.

Elvira espera en su casa, propiedad de Bankia, a que llegue la hora de quedarse sin ella.

El portal tiene dos tramos. Una primera puerta da paso a unos 10 escalones donde un pequeño grupo, incluido el abogado que intentaría negociar infructuosamente, se sienta a esperar. Sentarse a esperar a que la policía venga a sacarte a hostias… Detrás, una puerta de cristal les separa de otro grupo mucho más numeroso de gente. Todas y cada una de ellas, personas admirables. Las que están siempre poniendo sus manos frente a los porrazos. Sus caras de cansancio son reconocibles. Nunca agachan la cabeza. Quizá para ellas este tipo de cosas supongan una perturbadora rutina. Lo viven varias veces a la semana, y lo afrontan con una pasmosa disposición y energía que transmite confianza.

La policía empieza ojear las inmediaciones del edificio y a trazar un plan para el asalto. Al retirar los cubos de basura de la calzada, aparecen algunos clavos y tornillos que estaban debajo. No pierden la oportunidad de sacarles fotos con sus móviles para dejar constancia de que allí estaban. Esos clavos minúsculos fueron su tema de conversación durante un buen rato. Quizá lleguen a protagonizar un titular, o algún tuit.

A medida que se aproxima la hora de la ejecución del desahucio, el grupo pequeño se incorpora al grupo más numeroso de gente, ya completamente dentro del edificio, y dejan en la primera sala a los encargados de la negociación con la comisión judicial. Como era de esperar, y tratándose de un segundo intento de desahucio, la negociación no llevó a ninguna parte. Es hora de juntarse y resistir.

Una chica pide ayuda. Los nervios, el calor y la aglomeración de gente le provocan malestar. Una compañera le ayuda a recomponerse. No hay tiempo para bajas anticipadas.

La policía abre la primera puerta. Más de cincuenta personas esperan pegadas en la segunda. Sólo un centímetro de cristal separa a quienes defienden los DDHH y la Constitución de su país de quienes, portando rojigualdas por todo rincón posible de su equipamiento militar, proceden a incumplir la norma suprema del ordenamiento jurídico con total impunidad.

Esos hombres sin rostro intentan abrirse paso sin éxito. Dudan. Hablan. Del otro lado, durante unos segundos se respira un leve resquicio de esperanza. Vistazo rápido y llamada de socorro en Twitter. Un mensaje de un Guardia Civil: “En vez de tanto hacer en canelo, poned dinero y pagar la deuda de la mujer. Así, seguro que no hay desahucios”. La impotencia crece. La rabia aumenta.

Los hombres de azul estudian posibilidades y escogen la peor. La más violenta. La que más riesgos podía provocar. La emprenden a golpes con los cristales. Una primera raja que va de arriba a abajo de la puerta hace temer lo peor. Los agentes sin rostro no desisten.
Las activistas que ocupan las primeras filas de esa barricada humana protegen sus caras de los cristales que saltan. Una cadena humana traslada guantes desde el fondo del pasillo hasta ellas. Nadie da un paso atrás. “No tenemos miedo” parece ser la banda sonora. Cada golpe hace temblar las piernas. Es imposible moverse.

Destrozan la puerta. Entran. Desalojan. Ejecutan. Trabajan. Cumplen órdenes. Sirven a su país. Aplican la ley.

No cuento con ellos para construir un nuevo país.


Decenas de activistas y vecinas hacen noche en la casa de #ElviraSeQueda para acompañar solidariamente a la familia y resistir el desalojo que está anunciado para las primeras horas de la mañana.

[5.25] Todo tranquilo de momento en . Si puedes acude temprano a apoyar!

Seguimos en casa de Elvira. Vivienda digna para tod@s

Debido a la crisis económica en la que nos encontramos, Elvira y Sotero se  quedaron en paro y, al no encontrar otro empleo, no tuvieron más remedio que dejar de pagar el alquiler del piso en el que vivían, ya que no recibían  ningún ingreso. Así, tuvieron que ocupar la vivienda del barrio de Pueblo  Nuevo en la calle Germán Pérez Carrasco, 45, cuya propiedad es de Bankia.

Su  objetivo en este inmueble es habilitarlo y cuidarlo, para así poder rehacer su  vida con su familia. Tienen un hijo de cinco años y junto a ellos vive también Dorila, hermana de Elvira, con su hijo de tan solo dos meses de edad.

Ante esta situación de necesidad y falta de recursos, la familia pidió un alquiler  social a Bankia, pero no recibieron ninguna respuesta por parte de la entidad. Y no solo eso, sino que se han emprendido acciones legales contra ellos haciendo caso omiso a su situación de exclusión social y consiguiendo una orden de desahucio para el día 12 de Febrero a las 7:30h.

En este país hay miles de viviendas vacías con las que los bancos especulan, mientras que cada vez más personas se quedan en la calle porque no pueden permitirse pagar un alquiler.

Por todo esto, exigimos que Bankia conceda a Elvira y a su familia un alquiler social que les asegure un techo bajo el que vivir y en el que puedan educar a sus hijos con normalidad. También reclamamos que la entidad retire cualquier posible acción legal contra los miembros de la familia.

Mientras Bankia presume de la obra social que realiza impulsando proyectos sociales para personas necesitadas, lo que hace en realidad es echar a familias, con menores incluidos, de sus viviendas. Esto demuestra no solo una falta de solidaridad, sino también una enorme hipocresía.

La vivienda no es un lujo, es un derecho

No permitamos ni un desahucio más

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