Combatir el lenguaje sexista no es una tontería. [Artículo]

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El tema del sexismo en el lenguaje suele provocar reacciones encontradas. Algunas/os compañeras/os consideran que éste es un tema de poca importancia y que lo verdaderamente relevante y donde hay que concentrar los esfuerzos es en otros temas (la violencia , la discriminación laboral, etc.). Hay otras/os compañeras/os que niegan que exista sexismo en el uso del lenguaje, alegando que el castellano está lleno de convenciones que no suponen discriminación, ya que todo el mundo sabe que el masculino abarca tanto a los hombres como a las mujeres.

 

El modelo de organización social actual es el Patriarcado, donde el colectivo masculino tiene un estatus de superioridad sobre el colectivo femenino y donde lo valorado es todo aquello referido a la cultura masculina y lo infravalorado es lo referido ala cultura femenina. El sistema patriarcal necesita de diferentes instrumentos que lo mantengan y perpetúen, hay muchos: los mitos, la sexualidad, la religión, …, y por supuesto el lenguaje. Todos ellos son instrumentos para mantener la dominación.

 

La lengua es muestra de sexismo que ha imperado e impera en la mentalidad colectiva. La lengua es sexista porque la sociedad lo es, en cuanto asigna valores, capacidades y papeles diferentes a las mujeres y hombres, exclusivamente en función del sexo despreciando lo que hacen las mujeres. El lenguaje refleja esta realidad desigual y además la refuerza en cuanto contribuye a afianzar la situación de desigualdad, omitiendo las transformaciones que ha experimentado el papel social de las mujeres y prolongando la adjudicación de valores negativos a las palabras dichas en femenino.

 

El lenguaje tiene una importancia fundamental en el desarrollo de la identidad de las personas, por su estrecha relación con el pensamiento y es que el lenguaje y el pensamiento están tan sólidamente unidos que difícilmente podremos comprender el uno sin el otro. El lenguaje, además de nombrar la realidad, también la crea y la interpreta condicionando nuestro pensamiento, a su vez se convierte también en vehículo de cultura, en espejo que refleja la sociedad en cada momento histórico.

 

El lenguaje tiene principalmente dos funciones: la de comunicación y la representación de la realidad, es decir, la categoriza, la ordena, la nombra y la dota de significado. Pero la realidad en la que nos encontramos es una sociedad sexista de la realidad. Van asimilando dicha representación y simbolización sexista de la realidad como algo natural.

 

En este sentido el lenguaje es un instrumento del patriarcado para su sostenimiento. De esta forma el patriarcado se asegura su permanencia, su reproducción. Si no hacemos una reflexión acerca de lo que supone nuestro uso del lenguaje estamos participando de la reproducción y mantenimiento del patriarcado.

 

Hay que situar las propuestas de cambio del uso lingüístico en el feminismo, en el pensamiento feminista, representar la condición sexuada de la humanidad y la existencia de las mujeres como sujetos libres y autónomos con voz propia, con un lenguaje que nombre en femenino y en masculino, en términos que verdaderamente representen a mujeres y a hombres, tanto si hablamos de personas, como de pueblos, grupos o experiencias humanas.

 

Para lograrlo lo importante es cambiar la actitud: si valoramos y respetamos lo femenino lo masculino, nos habituaremos a pensar en ambos y entonces, acabaremos nombrado las dos realidades. No se trata de buscar fórmulas y alternativas como si fueran reglas matemáticas, se modifica el lenguaje en la medida que nos hagamos conscientes de que lo usamos incorrectamente.

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