El mundo en que vivimos (III)

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El mundo en que vivimos (III)

De nuevo los “sucesos” a nivel internacional tienen una profundísima repercusión a nivel global, entre otras cosas porque están no solo interrelacionados, cuestión que siempre ocurre, sino que con gran frecuencia están claramente condicionados, o al menos apoyados, por agentes globales.

Estamos en una fase de limitación para el comercio y la economía mundial, pero de una intensificación de la política y de la guerra, especialmente de las llamadas híbridas, global. Seguramente desde la época de la llamada Segunda Guerra Mundial la humanidad no asistía a un proceso en esos ámbitos de similar amplitud.

La llegada de Trump a la presidencia de los EEUU, tal como analizamos en los editoriales dedicados al tema, no supone solamente una derechización de la política yanqui, no; supone, y en ello andan, el inicio de la construcción de un proyecto nazi con centro en EEUU. Cuando decimos un “proyecto nazi” no lo decimos en sentido calificativo peyorativo, sino en su sentido estricto, es decir, de un proyecto del capitalismo en una fase crítica de este que requiere de nuevas formas e instrumentos de dominación en todos los terrenos: militar, económico, social, cultural, racial e incluso religioso para mantener esa dominación, tal como ocurrió con el nazi-fascismo en los años 20, 30 y 40 del siglo pasado. Ignorar esa realidad y tratar al proyecto de Trump como una simple derechización del Gobierno de EEUU es un error que se puede pagar muy caro. De momento parece prácticamente seguro que Trump ganará las próximas elecciones generales.

El Brexit es la otra pata fundamental en la construcción de ese proyecto nazi-fascista global. A los analistas mediáticos y políticos españoles, profundizando en la estupidez que les ha caracterizado en las últimas décadas, les parecía imposible que tal cosa (el Brexit) llegase a suceder. Ahora ya la única duda que queda por despejar es si Boris Jonhson, y por tanto su propuesta de Brexit, ganará por mayoría absoluta o no las próximas elecciones británicas. El Brexit no surgió como una ocurrencia de un sector de la burguesía inglesa, sino que fue fruto de la constatación empírica de que la pertenencia a la Unión Europea les traía más inconvenientes que ventajas; y que sin embargo, el refuerzo de las relaciones transatlánticas, especialmente con EEUU, pero también con Australia y Canadá, abriría nuevas expectativas para la burguesía inglesa. Diferentes posiciones tienen l@s escoceses/as y la parte del pueblo irlandés que sigue bajo dominio británico.

Lo que da especial gravedad hoy en día a esa potencial confluencia, que avanza a buen ritmo, es que va a ocurrir bajo ese paraguas nazi-fascista yanqui. No parece difícil de entrever que esta alianza tiene como uno de sus objetivos retomar la hegemonía mundial, utilizando para ello la intervención militar, es decir, la guerra; las de carácter regional ya están muy presentes, pero también se recurrirá a la guerra global si es necesario.

La deuda pública de los EEUU en 2018 fue de 21.456.363 millones de dólares, lo que supone el 104,26% del PIB del país. Aunque en el último año ha bajado ligeramente, en el 2008 era del 73,67% del PIB. Es decir, en diez años la deuda pública ha subido más de 30 puntos; si nos remontamos al año 2000, esta era del 53% del PIB, es decir, 50 puntos de aumento en dos décadas. La deuda per capita, es decir, lo que teóricamente debe cada habitante de EEUU en función de la deuda global, ha pasado de 20.930 euros en el año 2000 a 55.477 en el 2018. Simultáneamente la población considerada en estado de pobreza, según los propios criterios de la administración yanqui, supera ya los 46 millones de personas. Estas realidades, entre otras, conforman la base sobre la que se asienta el proyecto nazi-fascista de Trump.

Los medios de comunicación/manipulación españoles, y en general los que están al servicio del imperialismo angloamericano, presentan las revueltas de HK como un “movimiento pro-democrático”; con este enunciado abren toda información sobre lo que allí ocurre. Su paroxismo manipulador ha alcanzado el clímax con la evaluación de los resultados de las últimas elecciones municipales. La excepción han sido los medios que han publicado los resultados en votos, mientras la mayoría ha hecho solamente referencia a los resultados en cargos electos: 388 concejales de distrito con un 57% de los votos (1.673.834) para los “opositores” y 59 concejales para los “oficialistas” con el 41% de los sufragios (1.206.645). ¿Por qué no hacen algo similar con los datos electorales en Cataluña y publican exclusivamente el número de concejales electos, en donde los resultados muestran una mayoría aplastante de l@s candidat@s soberanistas (más de 6.000 sobre el total de 9.077)?

El apoyo explícito de las instituciones yanquis a las revueltas de Hong Kong y la simbología de estas, así como los correspondientes agradecimientos a Trump y la reivindicaciones de ese movimiento, entre las que está volver a ser una colonia británica, expresan claramente cuál es el trasfondo político del asunto, que no es otro que el acoso a China, hasta llegar a la guerra si hace falta. En ello sí que hay potenciales confluencias en el conjunto del imperialismo angloamericano.

Los hechos que están aconteciendo en Latinoamérica, revolución y contrarevolución en una confrontación cada vez más intensa, son otro aspecto muy importante de la realidad. EEUU intenta volver a controlar lo que considera su patio trasero, pero Latinoamérica ha dejado de ser el patio trasero de nadie. La lucha por la soberanía, la democracia y la justicia social inunda las calles del subcontinente, desde Chile a Colombia, pasando por la resistencia al golpe cívico-militar en Bolivia.

El nuevo imperialismo angloamericano en su formato nazi-fascista avanza, pero la lucha soberanista y antiimperialista de los pueblos del mundo también. Para el Movimiento Popular Castellano tienen, desde luego, especial importancia las luchas de los pueblos de Latinoamérica.

Hemos entrado en el V Centenario de la celebración de la Revolución Comunera, que ocurría simultáneamente a las primeras resistencias de los pueblos originarios de América a la colonización. Esperamos y deseamos que esa reactivación de la resistencia en nuestros pueblos hermanos del otro lado del Atlántico coincida también con una nueva revolución republicana y comunera del siglo XXI en Castilla y el conjunto del Estado español.

Estamos asistiendo a las negociaciones para la conformación de nuevo Gobierno en las que parece que algunos de los problemas más importantes radican en cuántos nuevos ministerios hay que crear para dar satisfacción a las ambiciones de los partidos que potencialmente van a constituir ese Gobierno. Ese hipotético Gobierno no solo no va a resolver los problemas de las clases populares y pueblos del Estado español, sino que va a profundizarlos. Con nosotr@s que no cuenten para esa aventura.

Izquierda Castellana, 29 de noviembre de 2019

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