Exaltación del franquismo; humillación de las víctimas

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Exaltación del franquismo; humillación de las víctimas

El espectáculo de la exhumación de Franco del Valle de los Caídos y posterior inhumación en el Cementerio del Pardo junto con algunos de sus más significados compinches, entre los que están Carlos Arias Navarro -el carnicero de Málaga- o Carrero Blanco, fue toda una expresión magnificada a través de su retransmisión televisada «urbi et orbe» de la tremenda influencia que el franquismo mantiene en las instituciones del Régimen del 78, así como en los «medios de opinión» a su servicio, incluyendo a una buena parte de los «profesionales» que trabajan en ellos.

Las imágenes de la llegada de la familia Franco a la explanada de la basílica del Valle de los Caídos, o los de la salida de esta con el féretro a hombros, son dignas de las películas sobre la mafia, cuando esta rinde homenaje a sus capos fallecidos. Esas imágenes son las que dejarán huella, al menos mediática. La familia del mayor genocida de Europa occidental estaba totalmente empoderada con la situación y la Ministra de Justicia, máxima representación del Estado, totalmente marginada de lo que allí estaba ocurriendo.

A Franco no se le ha dado el trato que le corresponde a un dictador asesino, ni siquiera a cuarenta años después de su muerte. Para mayor exaltación de su figura y humillación de las víctimas, se toleró la concentración de apologetas de aquel Régimen de barbarie que supuso la mayor destrucción de vidas, recursos y potencialidades de todo tipo en nuestra historia.

Esto no solo ocurrió en el Valle de los Caídos, sino en el cementerio de El Pardo, en donde además se celebró una misa pública que se convirtió en un nuevo acto de apología de aquel Régimen terrorista. Solo ha faltado -para mayor gloria del genocida difunto- que algún representante de la Familia Real hubiera asistido a los actos, tal como ocurrió en su entierro de 1975 en el Valle de los Caídos o en el entierro-funeral en 1988 de la viuda de Franco en ese mismo lugar, al que asistieron los actuales reyes eméritos Juan Carlos y Sofia, por aquel entonces en funciones; seguro que alguno se habrá quedado con las ganas. Si desde el Gobierno además de un espectáculo mediático pretendían hacer algún tipo de ajuste democrático con el franquismo a través de la exhumación de los restos de Franco, la jugada les ha salido francamente mal, porque lo que se ha puesto realmente de manifiesto es el respeto reverencial que aún sigue suscitando aquel personaje y su entorno en el entramado institucional actual; cuestión lógica por otra parte teniendo en cuenta la naturaleza del Régimen del 78.

Es penoso ver cómo ese núcleo de poder articulado alrededor del franquismo, incluyendo la propia familia Franco, sigue humillando con toda impunidad a las víctimas de la dictadura.

Estamos seguros de que ningún fiscal de ningún alto tribunal abrirá diligencias para esclarecer los evidentes delitos que se cometieron el jueves 24 de octubre por acción u omisión contra las víctimas del franquismo. Una vez más ha quedado claro que aquí la consideración de víctimas y del respeto hacia ellas solo la encuentran las de un lado.

Izquierda Castellana, 25 de octubre de 2019

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