Ciudadanos: Entre la farsa y la paranoia

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La sentada espontánea de manifestantes del Orgullo contra la presencia de Ciudadanos en la manifestación de Madrid. En vídeo, declaraciones de Inés Arrimadas, portavoz de Ciudadanos. F.J. Barroso Vídeo: Atlas

Entre la farsa y la paranoia

Las fuerzas políticas del Régimen del 78, especialmente las que se reivindican de «centro-derecha» y particularmente Ciudadanos, han entrado en lo que se podría denominar un proceso paranoide, de desconexión con la realidad, que en ocasiones alcanza el nivel de «brote psicótico».
No es sólo un problema de las fuerzas políticas; instituciones en principio tan importantes para el funcionamiento eficiente de un Estado como son los altos Tribunales y sus correspondientes Fiscalías aparecen presas de tal grado de distorsión de la realidad en sus apreciaciones y conclusiones que solo se pueden explicar, además de por estar poseídas de una ideología absolutamente reaccionaria, por una afectación intelectual, individual y colectiva, de su capacidad de evaluar la realidad.

Desde el punto de vista objetivo se reúnen las condiciones más que suficientes para iniciar un proceso de inhabilitación por incapacidad mental. La salud mental de una buena parte de las instituciones del Régimen del 78 está seriamente dañada.

Los hechos en relación con el juicio en el Tribunal Supremo al Procés y la línea argumental para mantener la acusación de rebelión son una buena muestra de lo que decimos; pero los hechos ocurridos en el desfile del movimiento LGTBI el pasado sábado 6 en Madrid, en relación al rechazo a la participación de Ciudadanos en tal desfile, dan una vuelta de tuerca más al asunto, construyendo una auténtica farsa.

La forma de acción habitual de Ciudadanos es la provocación social y política, pura y dura. Estaban acostumbrados a ir por las localidades de Cataluña provocando al movimiento soberanista y republicano sin coste alguno, al contrario, con el aplauso de algunos «demócratas» adheridos a la monárquica postfranquista. Lo mismo han hecho en Alsasua, Ugao-Miraballes o Rentería. Pero esas no son acciones de odio, no. Ni de inducción al conflicto. Eso es darle a los independentistas lo que se merecen, una lección y una demostración de quién manda en «tierras de España». Por supuesto estas acciones las hacen siempre encapsulados en impresionantes despliegues de las Fuerzas de Seguridad del Estado que pagamos entre tod@s con nuestros impuestos. Publicidad política y mediática para ellos, costosísima para tod@s.

Ciudadanos ha alcanzado acuerdos con Vox en diversos territorios, empezando por Andalucía para constituir el gobierno de esa Comunidad Autónoma.

Vox, es evidente, es un partido fascista, homófobo, machista y xenófobo, entre otras cosas, muy activo. No solo es el discurso ultrareaccionario que difunden; es que pretenden y lo están consiguiendo en alguna medida desmantelar las conquistas, muy limitadas por cierto, que a lo largo de los últimos años consiguió el movimiento LGTBI o el movimiento feminista.
Ciudadanos en ese proceso de desmantelamiento es al menos cómplice.

Si una fuerza política asume alianzas y acuerdos que perjudican gravemente a un movimiento social, lo esperable es que ese movimiento social exprese su rechazo y muy especialmente su disconformidad a que ese grupo participe en su movilización más emblemática, en este caso para reivindicar los derechos del movimiento LGTBI. Ya lo avisaron previamente.

Desde IzCa desde luego apoyamos plenamente las posiciones de coherencia y dignidad que un sector del movimiento LGTBI expresó el pasado sábado en Madrid, invitando al cortejo institucional de Ciudadanos a que abandonaran su movilización.

Parece que no esperaban una respuesta de tal magnitud. Acostumbrados a realizar provocaciones en otros lugares y salir de rositas, creían que la historia se iba a repetir. Pero esta vez no. Ahora están llorando porque no había un despliegue de Policía suficiente para impedir el ejercicio de la libertad de expresión de las personas que por derecho propio estaban en la movilización. Eso es lo que les hubiese gustado, unas buenas cargas policiales contra la gente que exigía su retirada del desfile. Parece que aún queda algún responsable en la administración con cuatro dedos de frente.

El delito de odio, especialmente su aplicación, es una auténtica perversión del sentido del derecho penal. No tardaremos en ver su aplicación a una mujer que denuncia violencia de género. En España todo es posible, y en el Tribunal Supremo también, la experiencia histórica es más que elocuente.

Los de Vox son los «legítimos herederos» de los señoritos de la Falange que daban el «paseíllo» a todo aquel que les parecía sospechoso, y Ciudadanos son sus cómplices. En Tierra de Campos, entre el mes de julio y agosto de 1936, la Falange y el sector traidor a la República de la Guardia Civil asesinaron a más gente que ETA en toda su historia. Estamos por ver que algún medio se preocupe por tal cuestión o que se impulse algún proceso de clarificación sobre la verdad de lo ocurrido. No pasará, porque para volver a ser un país sano, equilibrado, social, económica, territorial y mentalmente necesitamos romper con el causante de todos esos trastornos: el Régimen monárquico postfranquista del 78.

Por la alegría de la República. Por nuestro futuro y por nuestra salud mental, la República es imprescindible.

IzCa, 11 de julio de 2019

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