La trama Cúcuta: Las cuentas corruptas de los familiares y amigos de Guaidó

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Las revelaciones este fin de semana de la publicación Panam Post sobre la trama de corrupción que familiares y allegados de Juan Guaidó han ejecutado en la ciudad colombiana de Cúcuta y otros elementos inmorales que van saliendo a la luz, han estremecido a la sociedad venezolana y muestran la cara enlodada de la oposición golpista en Venezuela, que ha pretendido erigirse en «salvadora» de esa nación.

El making off del 23 de febrero

El legislador de la oposición de Venezuela, José Manuel Olivares, y sus partidarios, marchan hacia el puente Simón Bolívares en la frontera entre Colombia y Venezuela en las afueras de Cúcuta, Colombia, 23 de febrero de 2019. Foto: REUTERS / Edgard Garrido

La investigación publicada el pasado viernes bajo la firma de Orlando Avendaño, editor jefe de esa publicación, confirma en primer lugar la podredumbre que rodeó el frustrado show político en la frontera colombo-venezolana el pasado 23 de febrero. Un siniestro y publicitado montaje de «ayuda humanitaria» bajo la coautoría del golpismo venezolano y de personajes como Iván Duque, Sebastián Piñera, Mike Pence, John Bolton, Elliot Abrams, Marco Rubio y Luis Almagro.

También certifica el hálito de fracaso que rodeó a esa operación: «Fue un fracaso. Un rotundo fracaso. Son muchas las razones. Improvisación, manejo de información desacertada, mediocridad o simple ingenuidad. El 23 de febrero ningún camión cargado con ayuda humanitaria pudo entrar a Venezuela», afirma el reportero.

Piezas claves en el armado del 23 de febrero fueron los diputados opositores José Manuel Olivares y Gaby Arellano, quienes llevaban meses viviendo en Colombia y tenían cercanía con el Gobierno de aquel país. Ellos dirigieron el operativo en la frontera que terminó en un chasco y fueron blanco de las críticas de sus propias filas. El 24 de febrero fueron desplazados de importantes y jugosas misiones.

Pero en medio de la clara derrota, los alabarderos del golpismo levantaron como la gran conquista de ese día las escasa decenas de militares que traicionaron a su ejército y cruzaron la frontera. Según el reportaje, la cifra de ese 23 de febrero fue de más de cuarenta. A los tres días ya iban más de 270 militares y policías. Una escasa fuga a cuentagotas en una fuerza militar de más de 200 mil efectivos.

Detrás de los «héroes» desertores para medios como NTN24, Caracol y otros voceros de la oligarquía colombiana, había historia que contar. «Las reseñas sobre quienes engrosan la lista de desertores son terribles. ´Se cuentan con los dedos los militares decentes que están allí´, me dice alguien de Cúcuta. Y, para mayor indignación, no todos los que son tratados como grandes institucionalistas y corajudos llegaron a Cúcuta luego de huir del régimen de Nicolás Maduro.», escribe Avendaño.

«Ante la jugosa oferta de amparo financiero, militares que habían emigrado a Perú o a Ecuador, antiguos funcionarios, civiles con documentos falsificados, se presentaron en Cúcuta a vociferar su supuesto respaldo al nuevo Gobierno de la oposición venezolana.»

[…]»Los militares se terminaron hospedando en siete hoteles. La cifra oficial que había reportado el Gobierno de Juan Guaidó, ya para abril, era de 1 285 funcionarios. El pequeño ejército con el que contaba el presidente, pero que hasta ahora daba muy mala impresión en Cúcuta. Prostitutas, alcohol y violencia. Exigían y exigían. Pero poco podían hacer los hoteles. Al final, aquello no era de gratis.»

Es decir, ni tantos, ni tan buenos, ni tan nuevos.

Y la famosa «ayuda humanitaria» que era la cobertura del show político del 23 de febrero y que apenas cubriría las necesidades de unos miles de venezolanos, se ha podrido en los galpones, a pesar de que allí mismo en Cúcuta hay miles de colombianos pasando hambre.

Cuenta Avendaño en su trabajo: «Según me confirmaron tres fuentes, que pidieron, me ratificaron en todo momento que guardara su condición de anonimato por lo delicado de la denuncia, al menos el 60 % de todos los alimentos donados por aliados del Gobierno de Juan Guaidó se dañó. Me mostraron fotos sin compartírmelas.

«La comida está podrida, me dice. ´Todo lo que envió el presidente Piñera ya no sirve. Está ahí. No saben qué hacer con ello para que no se arme un escándalo. Lo quemarán, imagino´».

El concierto de la provocación y la opacidad

Foto del Concierto de Cúcuta tomadas con un drone. Pura mentira eso de 300 mil asistentes.

El día antes del frustrado intento de manipular el paso de «ayuda humanitaria» de Colombia a Venezuela, se había efectuado el famoso concierto en Cúcuta para el que se contrataron a varias figuras internacionales, con el «generoso» aporte del multimillonario británico Richard Branson.

El objetivo del show musical cerca de la frontera era tener concentrado a miles, listos para avanzar al otro día hacia territorio venezolano.

Más los cálculos de los organizadores fueron errados. Apenas 30 mil espectadores tuvo el concierto, para el que se pronosticaban no menos de 300 mil asistentes.

Mucha nebulosa quedó alrededor de aquel evento que todavía sigue plantendo interrogantes. Otro artículo del Panam Post publicado este lunes deja caer varias preguntas claves sobre ese acontecimiento:

    • ¿Cuánto dinero se recolectó en el concierto a beneficio de Venezuela realizado en Cúcuta?
    • ¿Dónde está el dinero recolectado en el concierto en Cúcuta?
    • ¿Qué rol cumplió el primo hermano del presidente interino Juan Guaidó en dicho concierto y en razón de qué se le dieron responsabilidades en el mismo, si las tuvo?

En el sitio http://venezuelaaidlive.com se refleja el monto exacto recaudado tras el concierto: 2.351.812 dólares estadounidenses. Se informa también sobre la creación de la fundación Aid Live Foundation para “garantizar la continuidad de los esfuerzos para la atención de la emergencia humanitaria”.

El sitio web señala que atenderán “el desarrollo integral para la infancia, el acompañamiento nutricional en la niñez, salud y acceso a servicios básicos para los niños y la promoción de bienestar de las familias migrantes radicadas en Colombia”.

Afirma también que los proyectos serán auditados y que “las organizaciones con las que trabajen de cerca deberán cumplir con los criterios para recibir fondos de agencias internacionales de financiamiento”. Hasta la fecha, no figura ningún reporte sobre el destino actual del dinero.

La trama Cúcuta: Las cuentas corruptas de los familiares y amigos de Guaidó

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