La Atención Primaria en Castilla y León pierde más de 60 docentes para formar mir en diez años

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Convocatorias extaordinarias de la vía Mir para especializarse como médico de Familia, ocupación al completo de las plazas ofertadas, aumento de las mismas… Desde hace tiempo, y en particular en los últimos meses, parecen haberse disparado todas las alertas por la falta de médicos en general, y para Atención Primaria en particular, y se ha emprendido una carrera en busca de soluciones que se basan o en aumentar futuras promociones o en reorganizar el sistema.

Y ¿el problema de falta de docentes? La Sociedad Castellana y Leonesa de Medicina de Familia y Comunitaria, SocalemFYC, lleva tiempo advirtiendo de la pérdida progresiva de tutores para formar médicos residentes en esta especialidad. O lo dejan por falta de incentivos o las nuevas incorporaciones carecen de interés hacia la preparación de otros futuros facultativos para Atención Primaria o, simplemente, se jubilan y sin reposición de efectivos. Hay más de medio centenar menos en la actualidad, en una comparativa con hace diez años.

Las jubilaciones, la falta de puntuación en los traslados y la desmotivación reducen progresivamente el número de instructores.

Acreditados para la formación hay muchísimos profesionales –1.153 en centros de salud, según datos de Sacyl–, la inmensa mayoría, porque se logra tal reconocimiento simplemente con un año de ejercicio como médico de Familia y lo demás es puro papeleo y, el estar acreditado, no implica estar obligado a tener residentes a cargoEl número de tutores es muchísimo más bajo y aunque es una contabilidad difícil «no conseguimos datos oficiales ni claros», un trabajo, centro a centro, realizado por la citada sociedad científica establece que, actualmente, hay 323 médicos de Familia que, además de tener su cupo de pacientes, son tutores de uno o dos residentes –en esta especialidad pueden hasta cuatro si su rotación por el hospital hace que no coincidan en el mismo tiempo–. Para ser tutor debe confluir que el profesional esté acreditado con que lo esté su centro de salud dentro de la Unidad Docente de su provincia. Esto hace que haya médicos acreditados como tutores dispuestos a instruir a futuros especialistas pero en puntos asistenciales que no tienen reconocida tal formación y, lo contrario, plazas en ambulatorios de unidades docentes que están ocupadas por médicos sin acreditación o que han rechazado ser preceptores.

Selene Molano: «El sueldo y el contrato de una semana en Irlanda nos permitiría vivir aquí un mes»
Selene Molano. :: / RICARDO ORDÓÑEZ

Selene Molano es residente de segundo año y se está especializando en el centro de salud de Los Comuneros en Burgos en Medicina de Familia y Comunitaria de la mano del doctor Ángel Matía. A sus 29 años tiene muy claro «que si la oferta laboral no es buena, tanto económicamente como laboralmente, que te den un cupo de pacientes y no te anden cambiando de centro y, sobre todo, estabilidad en el empleo, es lo que más valoramos. Si no, me iré a otra comunidad o al extranjero. No tengo ningún problema en irme fuera».

Selene, burgalesa de nacimiento, realizó la carrera en Salamanca y la especialización en su tierra. «Prefiero estar en Burgos donde tengo familia y a mis amigos; pero de no lograr trabajo aquí ya me iría a una ciudad grande como Madrid o Santander. Viví hace años un par de ellos en Irlanda por lo que el inglés no es ningún problema para mí ni el estar fuera de casa», explica. Y añade que las ofertas externas «son magníficas. En un congreso nos dieron panfletos con las condiciones laborales posibles, concretamente en Irlanda. Puedes trabajar solo una semana, cuatro días de guardia –que pagan a 200 euros la hora– y con ello vivir el resto del mes en España mejor que con el sueldo de aquí. Hay contratos de lo más variable con tal de que vayas y te garantizan cupo de pacientes. Aquí hay poca cosa y mucha precarieadd laboral», insiste. Selene optó por medicina familiar por pura vocación. «Hay gente que la elige por falta de opciones con el número que saca pero no es mi caso. A mí es la que más me ha gustado siempre y no necesariamente en la ciudad, me gustan mucho las zonas rurales. Cuando empezamos no sabíamos las salidas que tiene esta especialidad que también es para Urgencias y otras. A mí también me gusta el SUAP (urgencias de Primaria».

Selene destaca que «tanto yo como mis compañeros pensamos que, después de tanto sacrificio –seis años de carrera, otro para sacar el examen Mir y cuatro o cinco de especialidad– la recompensa llegaría cuando acabemos con un trabajo estable, con pacientes –sin cambios– con los que poder ejercer la medicina de Familia y Comunitaria y no parece posible».

Los centros de salud acreditados suman unos 323 tutores y más de 700 plazas

En definitiva, hay muchos menos médicos tutores que acreditados y muchos menos que hace un decenio. Según la contabilidad de SocalemFYC, son en términos globales, entre los que han salido y alguno también que se ha incorporado, más de medio centenar de docentes ‘perdidos’ en estos diez años. Una contabilidad que deja fuera los datos de León y de Valladolid Oeste ante la imposibilidad de una revisión suficientemente válida; pero «sabiendo que también en las áreas de salud de León y de El Bierzo y en la citada vallisoletana ha habido reducción de docentes».

«Formarlos para que se tengan que ir fuera es lo que más desmotiva a un docente»

Así lo explica Alfonso Romero Furones, vocal de Docencia de SocalemFYC. Destaca que «la inmensa mayoría se acreditan y Sacyl es la cifra que facilita, por eso es muy alta, pero no son docentes en la práctica. Los médicos internos residentes eligen a sus tutores al incorporarse a una unidad docente (hay 10 en Castilla y León que coinciden con la gerencia de cada área de salud) y la evolución es de marcada pérdida».

Ángel Matía: «En España formamos 6.000 médicos al año y 3.500 se van a ejercer al extranjero»
Ángel Matía Cubillo. :: / RICARDO ORDÓÑEZ

Facultativo de Primaria desde 1991 en multitud de ciudades españolas, generalmente como sustituto, hasta recalar hace un decenio en Burgos, en el centro Los Comuneros, Ángel Matía Cubillo está ligado como jefe de Estudios a la docencia hace cuatro y años y desde hace uno menos como tutor. Lo suyo es vocacional, como médico y como docente y comparte con otros tutores la desmotivación que provoca preparar profesionales para que «por unas malas condiciones laborales y económicas se tengan que ir fuera, a otras comunidades y a otros países. «No hay falta de médicos –asegura– cada año salen de las facultades unos 7.500 y se especializan 6.000. El problema es que 3.500 se van fuera de España. En diez años hemos formado 30.000 de distintas especialidades que trabajan en el extranjero, que son además muy competentes y el idioma ya no es un obstáculo», añade. Explica que en otros países «les ofrecen buenas retribuciones, flexibilidad y cupos de pacientes».

La formación explica este profesional, «requiere dedicación, supone tiempo sobre todo los dos primeros años, luego el residente puede ser hasta una ayuda y el sistema de formación es excelente, pasan tiempo en el centro ed salud y rotan por hospitales». Castilla y León «ha hecho algunas cosas bien, como el regular una normativa específica que era una obligaicón que exigía el Ministerio y la Junta fue la primera en hacerlo;pero en la práctica no se cumple».

«Perdemos tutores, por jubilaciones, por los traslados… porque no se valora, no se paga, no se puntúa en concurso de traslados y se te van fuera. Serlo es muy agradecido desde un punto de vista personal pero hay que tener mucha y buena voluntad porque te dan pocas herramientas además para prepararte como docente, en los últimos años ha habido algún curso, alguno on line muy malo; pero poco nos ayudan. Los de Familia, la comunicación la llevamos muy dentro, forma parte de nuestra preparación pero no es tanto en otras especialidades». Otro aspecto importante es que «haya un cupo ligeramente inferior pero sin pérdida económica por ello».

Las causas de tal descenso parecen claras para este especialista encargado de al formación en la citada sociedad científica. Así apunta a que las ofertas públicas de empleo y los concursos de traslados «no valoran, no puntúan para nada que el candidato sea docente y pueda aportar tal valor a la plaza, aunque la misma sea de un centro acreditado para formar residentes. De esta forma, médicos sobre todo mayores, ya en el final de su etapa profesional, tienen más puntos para un traslado y ninguna gana de aceptar una tutoría. Y, como en general, los centros acreditados son urbanos y es a donde acuden, se pierden preparadores. Todo les vale, no valoran capacitación personal y profesional y como hay problema de falta de médicos no miran más», explica Romero.

A esto hay que añadir, la profunda desmotivación por parte de los que ya lo ejercen. «Ningún reconocimiento ni económico ni de otro tipo, ninguna valoración ni incentivo y pasa lo que pasa, que aunque guste enseñar con las consultas sobrecargadas, sin tiempo y mucha presión termina por no merecer la pena y muchos lo dejan», apunta.

A este problema hay que añadir el de las jubilaciones. Aunque muchos médicos de Familia la prolongan hasta los 70 años –algo que ahora la Consejería de Sanidad promociona ante la falta de profesionales– lo hacen como médicos pero no ya como tutores. Y cuando finalmente dejan la vida laboral activa, médico que se pierde, si mantuvo la docencia, también desaparece.

Por provincias

Además, los datos de cada unidad docente muestran desequilibrios similares. Solo la mitad, incluso menos, de las posibles plazas de médico tutor están ocupadas por docentes. Hay unos 323 y la posibilidad de que hubiera más de 700. En Salamanca, por poner un ejemplo, podría haber hasta 57 médicos de Familia dedicados también al Mir; pero solo hay 31 tutores y de sus 36 ambulatorios, cinco tienen acreditación para formar futuros especialistas. Una provincia que ha perdido tres tutores en el citado decenio.

Ávila, con sus 23 ambulatorios dispone de cuatro que sean docentes con 38 plazas de facultativos, pero solo 19 son tutores. Ha tenido una alta y dos bajas en dicha etapa.

La Cesm pide un reconocimiento económico

Desde la CESM, José María Soto, destaca que «consideramos que se debe apostar por la figura de los tutores porque son la base del sistema. Hay que paliar el grave problema del recambio de docentes con medidas que incentiven el desarrollo de esta labor».

El Sindicato Médico reclama en este sentido la necesidad de valoración y reconocimiento de esta figura; el reconocimiento económico específico del desempeño de este trabajo; adecuar la demanda asistencial para dejar tiempo suficiente para realizar la labor docente e investigadora en las mejores condiciones,y disminuir los plazos en Carrera Profesional para los tutores. En definitiva, esta central sindical reclama el apoyo decidido a la figura del tutor para evitar que la pérdida constante limite la formación de Médicos de Familia», destaca.

León suma ocho con acreditación de sus 28 ambulatorios y 126 plazas de médico; pero solo 44 docentes y El Bierzo dispone de cuatro centros acreditados con 56 médicos de los que 18 tienen un Mir a su cargo. Soria tenía dos centros acreditados y en uno, el Norte, renunciaron todos –podría tener 10–, y el Sur oferta 10 de 13 posibles instructores.

Palencia ha perdido dos pero uno se ha relevado y cuenta con 16 tutores de 51 plazas en cuatro de los 20 centros posibles. Valladolid Oeste solo dispone de 43 docentes de los 106 puestos que 8 de sus 20 ambulatorios acogen y la Este llega a 67 docentes de 170 posibles en 18 de los 24 centros acreditados y, en estos años, ha perdido seis tutores.

Zamora tiene un saldo positivo con un tutor más que hace diez años hasta sumar 19 de las 42 plazas así acreditadas en cuatro centros asistenciales y Segovia contabiliza tres bajas con cinco tutores, la mitad de los posibles.

Mención aparte merece Burgos. Esta gerencia dispone de 37 centros de salud, de los que siete están acreditados y disponen de 16 tutores de un número total de facultativos de 71 y ha perdido 9 y en breve lo harán otros dos, es decir tiene 11 menos. Eso en cuanto a los datos oficiales. En realidad, en los últimos años, Burgos ha perdido 35 tutores y sumará dos más en breve porque contaba hasta 2016 con la acreditación de centros de salud de Miranda de Ebro y Aranda de Duero y de los hospitales, para las rotaciones, de ambas localidades. Perdieron la acreditación bajo la justificación, por parte del Ministerio de Sanidad, de que el primero carecía de suficientes partos y, el segundo, de actividad importante en Urgencias. La pérdida de tutores en ambas localidades no se solucionó recurriendo al complejo asistencial de la capital para las citadas carencias y se dejó terminar el Mir a los residentes que ya estaban a medio camino. Además, hay residentes en un centro pendiente de acreditación y dos, en Cristóbal Acosta, que dejarán la formación cuando acaben sus actuales residentes y sin, previsión, por ahora, de reposición.

El doctor Romero destaca que además de la desmotivación de los docentes y su escasa valoración, «es una pena que perdamos por las malas condiciones laborales a los que hemos formado. Son 384 los médicos de Familia que han hecho la residencia conmigo en 14 años y ni uno se ha quedado en un centro de salud de Castilla y León, solo alguno en Urgencias. Lo que más desmotiva para ser tutor es esto, formar para otros».

Desde la Consejería de Sanidad destacan que, en cuanto a los tutores, cada uno puede formar hasta a cinco residentes, y que «esa ratio se cumple siempre» y con respecto a la rotación en el caso de Burgos indican que «si hay gente formándose en centros de salud de Miranda y Aranda es por las rotaciones obligatorias o voluntarias que se incluyen dentro del periodo de residencia y que pueden hacerse en unidades o centros que están, o no, acreditadas».

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