La realidad real y la realidad virtual

Comparte este artículo:

La realidad real y la realidad virtual

La manipulación social es una práctica habitual del poder desde tiempos inmemoriales. La aparición y extensión al máximo de nuevas herramientas de comunicación -las redes sociales-, además de la televisión, radio y prensa escrita tradicional, en franco retroceso, permiten que en muy poco tiempo cualquier noticia, sea falsa o real, llegue en pocos minutos a millones de personas. La cuestión es que el uso de esa tecnología, en mayor o menor medida, está al alcance de un montón de gente, y no toda se ubica en el bando de los manipuladores.

El paso de un cierto tiempo, que puede ser muy corto, es suficiente para que todo el montaje mediático o al menos una parte de él se venga abajo.

En el caso de Venezuela ya está ocurriendo. Desde el inicio del chavismo hubo un intento continuo de acabar con ese proyecto soberanista y de justicia social. Ello se impulsó desde los EEUU y en general desde la derecha pro-imperialista de América y Europa. El golpe de 2002 fue un claro ejemplo de ello.

Confunden sus deseos con la realidad; obviamente Venezuela está pasando por una crisis social de la que es responsable en su mayor medida la política de ahogamiento impulsada por los gringos y el imperialismo internacional en general. Esa política de asfixia, que solo va a generar un mayor sufrimiento al pueblo venezolano y agudizar la crisis, se va a llevar adelante con el apoyo de la “derecha venezolana” y su presidente in pectore. Creen que con ello van a conseguir derrocar al Régimen bolivariano. Ello, en otras circunstancias, podría ser suficiente para tirar el Régimen, pero no parece que vaya a ser así en Venezuela. Como decíamos en nuestro anterior editorial, el imperialismo y solo el imperialismo -con sus aliados en Venezuela- empuja a un escenario de confrontación armada; y es en ese terreno, en el que se va perfilando la ultima ratio, no parece que la Venezuela bolivariana, la única realmente existente, tenga las de perder. Ni desde el punto de vista interno ni tampoco desde el punto de vista internacional.

Los gobiernos proimperialistas que apoyan acríticamente al nazi de Trump deberían hacer un análisis más riguroso, más basado en la realidad, y no tanto en las ensoñaciones. Que se acuerden de Siria.

¿Quién va a derrotar a los diferentes contingentes militares y paramilitares que defienden la Venezuela bolivariana? ¿Quizás Pedro Sánchez, emulando a José María Aznar, al mando de algunas brigadas españolas?

Cuando los medios en el Estado español informan sobre algún incidente en alguna manifestación, suelen incluir la coletilla: “las fuerzas policiales se vieron obligadas a intervenir”. Es decir, lo primero es proteger mediáticamente las prácticas policiales que son frecuentemente brutales. Cuando informan de Venezuela las cosas dan un giro de 180 grados; son los viejos manuales de la reacción.

Aquí se detiene a los máximos representantes institucionales del Pueblo catalán, se les mete en la cárcel sin juicio y se les acusa de rebelión por querer constituir una República catalana -¡menudo crimen!-; sin embargo en Venezuela un señor, sin haber pasado por el proceso electoral correspondiente, se autoproclama Presidente de la República ante una concentración de unos pocos miles de personas; y todos los mandados de Trump, incluyendo Pedro Sánchez, lo reconocen como legítimo presidente.

Y luego pretenden tener algún tipo de credibilidad social. No es de extrañar que la mayoría de la opinión pública considere que el principal problema que tiene nuestra sociedad es el de la clase política.

Izquierda Castellana, 1 de febrero de 2019

Comparte este artículo: