Intervención de Luis Ocampo en el acto informativo del 24 de octubre

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Intervención de Luis Ocampo en el acto informativo del 24 de octubre en el Ateneo Republicano

Muchas gracias a los y las activistas, a los representantes de los movimientos sociales y de los partidos políticos que estáis hoy aquí para denunciar la represión: IU; Anticapitalistas; PCE; Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública y Coordinadora Contra el Narcotráfico.

Desde hace muchos años, desde diferentes movimientos sociales y políticos, venimos denunciando los evidentes déficits democráticos y sociales del Régimen del 78. No hay que tener una gran inteligencia para llegar a la conclusión de que con una transición como la que se hizo del Franquismo a la Monarquía parlamentaria, no se podía construir un auténtico sistema democrático. No hubo un auténtico proceso constituyente, hubo unas elecciones generales, las del 15 de junio de 1977 convocadas bajo la normativa y legislación del Régimen franquista, maquillado por la aplicación de la llamada Ley de la Reforma Política, de las que salió una comisión constitucional, que bajo la presión de los poderes fácticos y el propio testamento político del genocida Franco, elaboró un texto constitucional sin la menor implicación del Pueblo. El texto elaborado por esa comisión constitucional tenía que incluir sí o sí la forma monárquica del Régimen, con Juan Carlos como Jefe de Estado a título de Rey, tal como estaba marcado en la Ley de Sucesión de julio de 1969, en la que Franco designaba a Juan Carlos como su sucesor en la jefatura del Estado. También tenía que incluir su impunidad, desde todos los puntos de vista, incluyendo el penal, para él y sus sucesores. La unidad indivisible de España era otra imposición y, por tanto, la negación del derecho a decidir de los Pueblos que actualmente la componen.

Por supuesto no hubo una depuración ni nada similar de las fuerzas represivas, ni de la administración de justicia, ni se alteró lo más mínimo el dominio absoluto de la economía por parte de el poder financiero, el capital multinacional y el gran capital español compuesto especialmente por los grandes terratenientes y aquellos grandes propietarios industriales e inmobiliarios que se forjaron al calor del franquismo.

Todo lo que está ocurriendo era perfectamente previsible. No es consecuencia de la existencia de un sistema democrático, tal como el neofranquismo pretende hacernos creer, sino de la continuidad -y a veces la agudización- de las tremendas lacras que ya existían bajo el Régimen franquista.

En el Estado español las actuales generaciones no sabemos aún lo que es un verdadero sistema democrático. Aquí lo que tenemos es un Régimen que se denomina de tal forma pero que no tiene las cualidades que constituyen una auténtica democracia.

La corrupción y el acceso a través de la política como actividad profesional a un sin fin de privilegios sociales y económicos, sin que medie merito alguno para ello, es una constante. La represión es el arma principal que utiliza el Régimen del 78 para conseguir su reproducción.

Estamos en un escenario en el que las informaciones de un día dejan a las del día anterior como menores, en lo que se refiere al descubrimiento de las vergüenzas de este Régimen. La deslegitimación y descrédito de este parece ya difícil que alcance cotas mayores, pero lo conseguirán.

Sin embargo la situación desde el movimiento popular tampoco es para tirar cohetes. Ahora mismo aún no estamos en condiciones de ofrecer una alternativa creíble y suficientemente madura de cambio al pueblo trabajador y al conjunto de la sociedad. Esa debería de ser la principal tarea en los próximos meses, en los dos próximos años. Podemos encontrarnos con una situación en la que la putrefacción del Régimen actual alcance unos niveles insoportables, pero que sobreviva porque no hay una alternativa suficientemente articulada y madura para sustituirlo. Eso significaría una total irresponsabilidad por parte de las fuerzas progresistas, entre otras cosas porque llevaría inevitablemente a un embrutecimiento de la población y por tanto a un escenario abonado para alternativas fascistas. Cuando la fruta está madura, si no se recoge, acaba pudriéndose.

Estamos en una situación como la que reflexionaba Gramsci, en la cuál lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer. La tarea de las fuerzas progresistas y por el cambio es liquidar lo viejo y conseguir que lo nuevo nazca con el mayor vigor.

Los Pueblos del Estado español han dado muestras a lo largo de la historia, más que cualquier otro pueblo de Europa occidental, de su capacidad de construir alternativas progresistas en momentos muy críticos; un ejemplo de ello es el proceso de proclamación de la República en el Estado español cuando el nazi-fascismo avanzaba en el conjunto de Europa. Es muy importante que levantemos ese merecido orgullo por nuestros pueblos. El complejo de inferioridad con respecto a Europa de la derecha española, muy merecido en su caso, no se corresponde sin embargo con la historia de los pueblos trabajadores, que es absolutamente ejemplar. Nuestro complejo, en todo caso, tiene que ir en el sentido de que hemos sido la vanguardia de Europa occidental cuando hemos tenido oportunidad de ello.

Estamos a tiempo de construir una alternativa progresista, responsable y viable para Castilla y el conjunto de Pueblos del Estado español, que sea además una referencia para Europa. En estos momentos complejos y difíciles en los que vivimos no podemos perder el tiempo. Tenemos que desprendernos del sectarismo, del corporativismo, de planteamientos electoralistas a corto plazo y asumir una visión de alto alcance, una visión global que, reflexionando sobre los problemas reales que nos afectan y sus causas, sea capaz de ofrecer soluciones reales.

No puede haber buenas respuestas si las preguntas no se plantean adecuadamente. Estamos perfectamente a tiempo de abordar las preguntas correctas y construir las respuestas adecuadas. La actividad de La Molinera del pasado domingo es un buen paso en esa dirección; el trabajo de las Plataformas en Defensa de la Sanidad Pública y de otras muchas plataformas y movimientos en defensa de lo público también lo son. Las consultas republicanas que se están extendiendo por diversas localidades de Madrid y del conjunto de Castilla también son una buena línea de trabajo. Las Marchas de la Dignidad y la Coordinadora 25-S, cada uno a su nivel, son embriones del mayor interés, para el desarrollo de un movimiento popular que acabe derrotando al Régimen del 78.

Para finalizar, decir que no me preocupa lo más mínimo a nivel personal el juicio pendiente, ni la petición fiscal para él. Quiero informar que si la sentencia finalmente es condenatoria no pediré que esta quede en suspenso. Me parece una auténtica trampa y un chantaje que la gente esté condenada a un año, año y medio, dos años de cárcel, con la sentencia en suspenso, pero con una espada de Damocles que limita su libertad de acción y expresión, bajo el temor a que se haga cumplir la sentencia.
Por la propia dignidad del país y de la administración de Justicia, que por supuesto no la tiene, si se dicta una sentencia de prisión esta debería de cumplirse. Yo desde luego no solicitaré en ningún caso que esta no se cumpla. La vía que tenemos delante es conseguir que se demuestre que la petición fiscal es una auténtica barbaridad, que esto es un juicio político y por tanto, que haya absolución.

Para las personas que dieron toda su vida por la lucha a favor de los derechos sociales y políticos, como es el caso de Doris, que estaría en la misma situación procesal que yo, si siguiera viviendo, es una obligación conseguir ese objetivo.

VENCEREMOS

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