«Francisco Franco, Caudillo de España por la gracia de Dios».

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 Este lema aparecía inscrito en las monedas de curso legal acuñadas durante el Franquismo, y aunque una parte importante de la gente que se identificaba con el cristianismo rechazaba al Régimen franquista, la jerarquía católica en ningún momento, ni en la época ni posteriormente, expresó desacuerdo alguno en que, junto a la efigie del mayor genocida que hubo en la historia de los últimos siglos en el Estado español, apareciera el lema que da título a este artículo:«Francisco Franco Caudillo de España por la gracia de Dios».
A Francisco Franco, aunque ya no apareciera en las monedas el lema referido, le sustituyó en la Jefatura del Estado Juan Carlos I, un golfo profesional que goza de impunidad penal gracias a esa «maravillosa Constitución del 78»;  y a este, su hijo Felipe, un auténtico fascista que tomó la iniciativa, parece ser que incluso con el desacuerdo del Presidente del Gobierno por aquel entonces, Mariano Rajoy, de hacer un discurso completamente guerracivilista en contra del Pueblo de Cataluña después del Referéndum del 1-O de 2017.
Estos dos Borbones, auténticos desechos humanos -herederos del primer Borbón francés, que no trajo más que desgracias a los Pueblos del Estado español-, también deben de ostentar de hecho la Jefatura del Estado «por la gracia de Dios», como Franco, porque desde luego no han obtenido tal cargo a través de proceso democrático alguno.
La jerarquía eclesiástica ha comunicado que por su parte no hay problema alguno para que los restos del genocida y dictador Franco sean enterrados en la Catedral de la Almudena, en el caso de que al final sean exhumados del Valle de los Caídos. Formalmente esa solución no es incoherente, teniendo en cuenta el apoyo y complicidad de la que gozó Franco y el franquismo por parte de la Iglesia Católica, y que se expresó muy simbólicamente en la bendición como «cruzada» del levantamiento militar-fascista del 18 de julio de 1936. Pero desde una perspectiva de ética cristiana, y no digamos desde una perspectiva mínimamente democrática, es inconcebible que eso ocurra. ¿Nos podemos imaginar que los restos de Mussolini estuvieran enterrados en una catedral italiana? Parece evidente que no.
El bloque dominante español está totalmente alejado de lo que es la cultura democrática y del respeto más elemental a los derechos humanos. Y su Régimen del 78 y todas y cada una de sus instituciones, igualmente.
Aquí no se explicitan nunca las razones, pero todos los representantes del Régimen, así como sus redes mediáticas, están férreamente de acuerdo en que no puede haber un referéndum en Cataluña para que sus ciudadan@s decidan la relación que desean mantener con el Estado español, a pesar de la demanda absolutamente mayoritaria en ese sentido de este pueblo. Hace 4 años, el 18 de septiembre de 2014, en Escocia se realizó tal consulta y nadie la percibió como una anomalía, sino como una vía democrática y política para afrontar los derechos del pueblo escocés.
Aquí también se rechaza la posibilidad de que haya una consulta al conjunto de la población sobre la forma de Estado, porque en España la monarquía, como el franquismo, «es por la gracia de Dios«.
Nuestra convicción es que detrás de la frase «por la gracia de Dios» están simplemente los intereses de los más corruptos, de los más reaccionarios, de lo más rastrero de la sociedad, que son los que actualmente ostentan un mayor poder: el bloque dominante español.
Sólo hay un camino para darle la vuelta a la tortilla, que se la daremos a no tardar mucho: la lucha y la organización popular.

Izquierda Castellana

Castilla, a 5 de octubre de 2018.
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