La justicia belga deja en libertad a Valtònyc mientras decide sobre su extradición a España

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La justicia belga se ha convertido en los últimos tiempos en un tribunal de reserva para ciertos acusados españoles. Desestimadas las euroórdenes contra líderes independentistas por defectos de forma, este jueves ha sido el turno de Josep Miguel Arenas Beltrán, más conocido como Valtònyc. El rapero, huido en Bélgica desde el pasado 23 de mayo para eludir la cárcel, se ha presentado voluntariamente esta mañana ante la policía para responder de la orden internacional de busca y captura que dictó contra él la Audiencia Nacional. Los agentes le han trasladado ante un juez de instrucción, y tras un interrogatorio de unos 20 minutos, el magistrado ha estimado que no hay riesgo de fuga y ha quedado en libertad a la espera de juicio con dos restricciones: la prohibición de salir del país y el deber de avisar si cambia de domicilio.

El cantante tiene pendiente una condena de tres años y medio por enaltecimiento del terrorismo, amenazas, y calumnias e injurias graves a la Corona. En Bélgica está asesorado por Paul Bekaert —abogado también de Carles Puigdemont— y su hijo Simon Bekaert. El próximo paso de la justicia llegará en unas semanas, cuando la Chambre du Conseil, un tribunal de primera instancia, se pronunciará sobre su entrega a España. No se descarta que pueda decidir en agosto, dado que la actividad de los jueces no cesa durante ese mes.

Simon Bekaert ha señalado a EL PAÍS que la defensa tratará de frenar la extradición aludiendo al derecho de Valtònyc a la libertad de expresión y citando el Convenio Europeo de Derechos Humanos. También buscará probar que el delito por el que le reclama España no está penado en Bélgica. Bekaert, que también es concejal por la localidad flamenca de Tielt, ha señalado que ha visto a su cliente «animado».

El rapero de 24 años vive mientras tanto en Gante, y hasta ahora había preferido mantenerse en un discreto segundo plano. En la tarde de este jueves rompió esa rutina y convocó una rueda de prensa en el centro de Bruselas. En su intervención aseguró sentirse muy feliz en Bélgica, donde ha encontrado trabajo como diseñador web y planea seguir cantando.

Durante el acto, en el que ha estado acompañado por Lieven De Cauter, profesor de la Universidad de Lovaina, Valtònyc ha asegurado que financia su defensa gracias a donaciones, y ha expresado su confianza en ser absuelto. «Confío plenamente en la justicia belga. Ha demostrado ser una justicia independiente siempre». El músico mallorquín ha mostrado su admiración por los líderes independentistas huidos. «A Puigdemont le considero un ejemplo de dignidad y de resistencia». Entre los asistentes estaba Lluís Puig, uno de los exconsejeros de la Generalitat que escaparon de España, donde tiene causas pendientes.

«No estoy arrepentido»

Valtònyc se ha presentado en todo momento como un perseguido político, y no ha querido rectificar las palabras que pronunció en medio de uno de sus conciertos, en las que animó al público a matar guardias civiles. «Decir que maten a un guardia civil o un fiscal forma parte del show. No supone ningún tipo de peligro para nadie. No estoy arrepentido», ha insistido.

El artista comparó sus mensajes con los del director de cine Quentin Tarantino. «Imagina que encierran a Tarantino por sus películas. Después de ver Kill Bill no te pones a cortarle el cuello a la peña», ironizó. Y dijo que su intención no es otra que provocar. «Veo el Guernica de Picasso y me produce impotencia y rabia. Todo artista busca eso, experimentar con las reacciones de la gente».

Las canciones de Valtònyc han generado un intenso debate sobre los límites de la libertad de expresión. Incluyen expresiones de apoyo a las organizaciones terroristas Grapo, ETA, y a algunos de sus miembros, así como contra el Rey y sus familiares entre otros. Los magistrados rechazaron los argumentos del rapero en su recurso, en el que defendió su derecho a la libertad de expresión y a la creación artística y argumentó que el rap es un tipo de música con letras «extremas, provocadoras, alegóricas y simbólicas».

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