Crecen las voces políticas en Alemania que piden una mediación en el conflicto catalán

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La ministra de Justicia alemana, la socialdemócrata Katarina Barley, fue la encargada de destapar la caja de los truenos al desmarcarse en un encuentro con periodistas de la postura oficial de no injerencia en el conflicto catalán. La ministra alemana consideró “absolutamente correcta” la decisión de la Audiencia territorial de Schleswig-Holstein de descartar extraditar a Puigdemont por rebelión y de ponerle en libertad bajo fianza y habló también del componente político del conflicto, más allá del judicial, según recogió el Süddeutsche Zeitung. Estas declaraciones fueron calificadas ayer por un portavoz de su ministerio de “malentendido”.

Al margen del tropezón diplomático de la ministra, lo cierto es que Barley no es la única que se ha desmarcado del guion oficial. En los últimos días han ido aflorando voces más allá de los extremos políticos del arco parlamentario alemán que, además de defender el trabajo de sus jueces, piden algún tipo de mediación internacional para el conflicto catalán, al margen de los procesos judiciales.

Desde que el 25 de marzo, el expresident Carles Puigdemont fuera detenido y encarcelado en el norte de Alemania, el procés ha ido echando raíces en la vida política alemana. La presencia de Puigdemont en la capital germana, donde ha fijado su residencia hasta que se tramite su posible extradición, ha reavivado el debate y ha reforzado una de las estrategias del independentismo: la internacionalización del procés.

Berlín insiste desde hace meses en que el conflicto catalán es un asunto interno y que se debe resolver en el marco de la legalidad española. Ayer, el portavoz de Angela Merkel, Steffen Seibert, reiteró por enésima vez que el conflicto “puede y debe resolverse con la Constitución y el orden jurídico español”. Pero el eco de las voces discordantes crece y ha alcanzado ya incluso a miembros de los partidos de la gran coalición de Gobierno en Alemania.

Con cierto estruendo se ha desmarcado del guion gubernamental Rolf Mützenich, uno de los vicepresidentes del grupo parlamentario socialdemócrata (SPD) en el Bundestag, en unas declaraciones al diario económico Handelsblatt. Mützenich ha dicho que el Gobierno español “tiene que aceptar lo que la jurisdicción alemana decida, independientemente de los requisitos políticos”. “Ya es hora de que el Gobierno español busque una solución política para Cataluña”, estimó el político. “Y si necesita la ayuda de terceros o de países europeos o de la UE, estos serían los interlocutores adecuados”, añadió. Mützenich llegó incluso a comparar el sistema judicial español con el de Polonia y el de Turquía, dos Estados cuyas garantías judiciales están muy cuestionadas en el ámbito europeo. “El Gobierno debe considerar si la euroorden, teniendo en cuenta las experiencias, por ejemplo con la justicia de Turquía, España o Polonia, todavía permite un procedimiento adecuado y de respeto a los principios legales y democráticos”, dijo el socialdemócrata.

Se sumó también al coro de voces notables y discordantes el eurodiputado de la conservadora CDU gubernamental, Elmar Brok. El Frankfurter Allgemeine Zeitung recogía el domingo unas declaraciones del político en las que aseguraba que estaban dispuestos a mediar “si nos lo piden”, dijo, pero siempre y cuando los nacionalistas catalanes renuncien al objetivo último de la independencia. Brok llegó incluso a proponer una mediación coordinada entre el Ejecutivo comunitario y el Consejo europeo. Internacionalización Sus palabras dejaban claro que la ansiada internacionalización del campo independentista empieza a surtir efecto en Alemania.

El día antes, Puigdemont había celebrado su primera conferencia de prensa en Berlín, a la que asistieron los grandes medios alemanes. En ella, las palabras del expresident lograron tener una gran repercusión, sobre todo su afirmación de que están abiertos a considerar soluciones distintas a la independencia. También en el Frankfurter, el eurodiputado socialdemócrata Arne Lietz secundó las tesis de Brok, que hasta ahora habían sido apoyadas por formaciones minoritarias como el partido de Los Verdes o La Izquierda. Lo confirmaba también el presidente del partido ecologista Robert Habeck, quien también defendió un rol mediador para la UE.

Y mientras, la clase política alemana empieza a ser consciente de que el desembarco de Puigdemont en la capital alemana es una realidad ineludible y el proceso judicial sigue su curso en Schleswig-Holstein. Allí, junto a la frontera con Dinamarca, el tribunal superior de justicia regional debe aún decidir sobre la posible extradición de Puigdemont en un proceso complejo, al que le queda aún bastante camino por recorrer y que puede resultar decisivo para el futuro del España.

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