Queremos ser libres, vivas, feministas combativas y rebeldes

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La fecha del 8 de marzo es nuestra, internacional y reivindicativa. Hoy celebramos el 8 de marzo con una gran movilización social, una huelga nueva, inédita, una huelga de mujeres, que grita «queremos ser libres, vivas, feministas combativas y rebeldes». Una movilización sin precedentes que está convocada en más de 150 países, por una sociedad más justa e igualitaria.

Por eso la huelga estatal del 8 de marzo es fundamental. Es necesaria una muestra de miles, de millones de mujeres, codo con codo, marchando juntas bajo un mismo grito. Mostrar lo que siempre se ha escondido en casa, contar lo que vivimos cada uno de nuestros días. Salir el 8 de marzo es demostrar que si paramos, el mundo se para.

Una huelga de cuidados, una huelga del trabajo doméstico, del consumo, una huelga laboral, una huelga de estudiantes que pone de manifiesto la precariedad laboral de las mujeres, el techo de cristal, la brecha salarial, las jornadas reducidas y la feminización de la pobreza. Exigimos las pensiones que nos hemos ganado.

Hoy con la huelga de cuidados damos visibilidad a un trabajo que nadie reconoce, sea en casa, mal pagado o en la economía sumergida; pedimos que sea reconocido como un bien social de primer orden, y exigimos la redistribución de este tipo de tareas.

Exigimos ser protagonistas de nuestras vidas, de nuestra salud y de nuestros cuerpos. No somos mercancías ni objetos, basta ya de ser utilizadas como reclamo publicitario de mercaderías.

Nosotras vamos a la huelga para reclamar un estado feminista, republicano, comunero y abolicionista de todas las violencias, incluidas la prostitución y los vientres de alquiler. La violencia contra la mujer es una institución patriarcal, un mecanismo de control que asegura el control de las mujeres, del conjunto de las mujeres como grupo.

La prostitución es una institución al servicio de una concepción masculina de la sexualidad. Esta concepción es la que ha legitimado durante siglos el acceso al cuerpo de las mujeres mediante la fuerza, y la prostitución es exactamente eso pero con el consentimiento social. Reglamentar la prostitución es organizar un mercado de cuerpos femeninos, que equivale a aceptar, a consentir, a normalizar y a legitimizar ese acceso masculino a nuestros cuerpos.

El patriarcado y el capitalismo, como sistemas de opresión de género y clase, como pilares estructurales de la sociedad en la que vivimos, normalizan en la lo cotidiano todas las violencias.

Las mujeres nos empoderamos en la lucha contra el patriarcado y el capitalismo como raíz de nuestra discriminación. El papel de las mujeres siempre ha quedado en un segundo plano, visibilizando la cara y las hazañas de los hombres. Sin embargo, cada año con más fuerza, alzamos la voz por aquellas que fueron silenciadas e invisibilizadas, y no obtuvieron reconocimiento por el simplemente hecho de ser mujeres. Por ello decimos bien alto que la lucha de todas las mujeres desde los inicios hasta el día de hoy no caerá en el olvido.

 

Izquierda Castellana

 

Castilla a 6 de marzo de 2018

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