El PP vuelve a poner la mano en el fuego por «el ciudadano Francisco Camps»

Francisco Camps, Ricardo Costa y Vicente Rambla gesticulan tras una pregunta de la oposición sobre la trama Gürtel durante un pleno de Les Corts Valencianes en 2009
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Francisco Camps, alias el apestado del que Mariano Rajoy ni sabe si conserva el carnet de militante o no, ya no debe oler tan mal.

Llegaba al Congreso de los Diputados, para declarar en la Comisión de Investigación de la presunta financiación irregular del Partido Popular, acompañado por la vicepresidenta de esta comisión, Beatriz Escudero; la misma mujer que miraba al infinito mientras Álvaro Pérez, alias el Bigotes, cantaba, a su lado, en esta misma comisión, la Traviata del Partido Popular. Entonces, Doña Beatriz salió de la sala a menudo. Hoy no se ha movido de su sitio y se la veía contenta.

Después de su entrada triunfal, rodeado de cámaras y de toda la atención mediática del mundo – a pesar de la obvia contraprogramación del grupo parlamentario popular, que ha organizado un encuentro entre el ministro de Justicia, Rafael Catalá, el portavoz parlamentario Rafael Hernando y los padres de Diana Quer, a la misma hora- ha triunfado también en la sala.

Camps les ha ganado a todos por goleada con un doble argumento imbatible: yo no sabía nada de nada de las finanzas de mi partido y no ha habido nada de nada ilegal en esas mismas finanzas, ni en Valencia, ni en España, ni en ningún sitio. Lo más curioso de estos argumentos es que son excluyentes: si no sabía no sabía y, por lo tanto, no puede afirmar que está todo limpio. Pero es que al Sr. Camps no parece importarle la verosimilitud de sus argumentos, el caso es tener uno para cada momento.

Para la declaración en sede judicial de su segundo, Ricardo Costa, afirmando que el PP “se ha financiado con dinero negro”, también tenía respuesta preparada muy sencilla: “Estuvo nueve años afirmando lo contrario”. Para los empresarios que han hecho lo mismo, repite la fórmula: “Durante 9 años los empresarios también dijeron lo contrario” y “hay un montón de gente que les ha desmentido: le gerente, la tesorera…”.

El resto ha sido sacar pecho porque dimitió habiendo ganado en la Comunidad Valenciana tres veces seguidas, la última también por mayoría absoluta, “por dignidad” y para que Mariano Rajoy ganara las elecciones generales; afirmar, sin parar, que el 60-65% de las causas contra ellos están archivadas o les han absuelto y llegar a sentenciar que si hay “un presidente de partido que sepa cómo se financia su partido, ahí sí tendrían que preocuparse”.

Sólo se le ha visto vacilar un segundo cuando Joan Baldoví, el portavoz de Compromís, le ha hecho una pregunta concreta sobre una factura de pirotecnia de un mitin de Mariano Rajoy, en la Plaza de Toros de Valencia, que no aparece en la contabilidad del partido y sí en la B de Orange Market. Camps se ha escabullidlo de la pregunta con un alegato sobre lo que le gustan a los valencianos las tracas.

Los golpes bajos a todos los portavoces que le han preguntado también han sido protagonistas.

Con Artemi Rallo, del Psoe, han saltado chispas porque, según Camps, tenía que pedirle disculpas por el recurso que puso Ximo Puig por los trajes. Además, ha acusado al actual presidente valenciano de deberle todavía el dinero de las costas de aquel procedimiento del que Camps salió victorioso.

Con Esther Capella de ERC, el enfrentamiento ha sido por llamar “países valencianos” a su tierra. “Es que no lo puedo soportar”; con Toni Cantó, ha sido peor. Le ha recordado la vez que se le acercó por la calle y le dijo que “había sido el mejor presidente de Valencia y que era una pena que lo hubiera tenido que dejar por tan poco”.

El portavoz del PNV, Mikel Legarda, ha visto tan clara la situación que directamente ha preferido no preguntarle nada.

Para terminar, Carlos Rojas, el portavoz para hoy del PP, que cambia de portavoz en cada ocasión, ha dado un discurso sin preguntas en defensa de la presunción de inocencia. “Hoy comparece aquí un inocente; un ciudadano inocente por sentencia firme”. “Hay palabras que se clavan como dardos en el honor de las personas”. “El partido popular saldrá de esta comisión de investigación más fuerte”…

Después, el Sr. Camps, ha querido tomar la palabra para hablar de un “piso”. “Qué tipo de corrupto es el que viene 16 años después al Congreso – del que fue Vicepresidente, entonces- y viene con la misma propiedad: un piso”. “Así es cómo puedo mirar a los 47 millones de españoles a los ojos todos los días”. Y la bancada del PP aplaudió para despedirlo.

A su salida, a pregunta de este periódico sobre si no le había molestado que el PP le haya defendido pero solo como “ciudadano” con derecho a la presunción de inocencia, nos ha contestado en un alarde de demagogia supina: “¿hay algo más importante que ser ciudadano raso en España? ¿Usted sabe la cantidad de gente que intenta entrar en España para tratar de ser ciudadano español? Fíjese, recorren el desierto y cruzan el mar. Ser ciudadano español es lo más grande que se puede ser en el planeta”. Así de arriba se ha marchado camino del juicio en el que declara mañana. Uno de los tres que tiene encima.

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