Cuando ya no esté la madre o la abuela, «los nietos seguiremos luchando por la memoria»

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Las familias de los desaparecidos durante la represión franquista agradecen los gestos de homenaje, pero buscan también justicia para sus seres queridos

«Queremos que el país sepa lo que ocurrió, que fueron 40 años de dictadura y tres años de alzamiento fascista», explica María del Prado

Las palabras más emotivas durante la presentación del proyecto ‘Mapas de Memoria’ en Ciudad Real fue para los familiares de quienes fueron asesinados o desaparecieron durante los años del franquismo. Explicaba el director del proyecto, Julián López, que al lograr poner los nombres de los abuelos, tíos, tías, madres y padres en un listado es una manera de «restitución» que logra confortar a las familias que buscan a sus seres queridos.

El abuelos, dos tíos y una tía de María del Prado Grey Castañeda murieron en los años de la dictadura franquista. Parte de la familia era de Miguelturra y la otra de Ciudad Real capital. «Ha sido bastante emotivo, aunque ya sólo quedamos los nietos, ni siquiera mi madre vive. Nosotros hemos tenido que seguir con la memoria de lo que nos contaron ellos», relataba en las puertas de la Diputación de Ciudad Real el día del primer acto institucional que se ha llevado a cabo en la provincia. Su madre, cuenta, siempre hablaba de lo que había pasado con su familia. «Somos los hijos de los que han llorado tanto», explica, muy emocionada.

María, sin embargo, también quiere señalar que después de 40 años de régimen democrático «se queda corto» un homenaje institucional. «Creo que se debería haber hecho antes. Mi familia sólo eran trabajadores y no hicieron nada», recalca. «Han sido 40 años en los que no se ha hecho nada y, además, hay un presidente de Gobierno que se jacta de no haber un puesto un sólo euro en la Ley de Memoria Histórica», critica. Por eso, espera que los nombres que ahora se han recopilado «no se olviden nunca».

«Yo reivindico que no es suficiente, y que ahora que ya no está ni mi madre ni mi tía, que han muerto esperando, por lo menos quedamos los nietos que seguiremos luchando», recalca. Además, no quiere en que sólo se quede en un reconocimiento institucional, sino en que haya justicia, que se ilegitimen los delitos de los que acusaron a su familia. «Queremos que el país sepa lo que ocurrió, que fueron 40 años de dictadura y tres años de alzamiento fascista», concluye. Sin embargo, no cree que ella podrá ver que se avance tanto en temas de reconocimiento: «han querido jugar con el olvido, pero tenemos la esperanza», lamenta.

« La gente que desaparecía por unas ideas, es absurdo, ¿no?»

Maricarmen muestra cartas y fotos de su abuelo Juan Luis, natural de Porzuna. También su certificado de defunción, que señala que murió el 16 de octubre de 1940. Era hijo de Benito y Paula. «No sé si estaba afiliado a un sindicato o a un partido. De eso no sé nada», explica Maricarmen. Lo que sabía la familia fue que un día lo detuvieron y «ya no supieron más de él». «A mi madre le hubiera gustado haber visto este acto, porque siempre decía, mi padre está enterrado en la fosa común, pero no estábamos seguros. Mama, no sabemos, lo creemos, le decía yo», explica.

El abuelo de Maricarmen «desapareció» a los 33 años y todavía no saben con certeza dónde está enterrado. Cuenta que su abuela iba todos los años a dejar flores a la fosa común que existe en Ciudad Real capital y que venía descalza desde Porzuna para visitar a su marido en un sitio en el que no sabía realmente si estaba. «Siempre le traía un ramo de rosas rojas», relata.

«Mi madre, mi abuela y mis tías vinieron a despedirse de él en la Audiencia que ahora es el edificio de Correos. Lo sacaron en un carro y mi madre quiso ir a darle un beso pero alguien le dijo a mi abuela, señora llévese a la chica, sino va a correr el mismo riesgo que el padre», narra Maricarmen. Sin embargo, su madre sólo empezó a hablar de eso hace poco, ya bien entrada la democracia. «Nunca jamás se contaba nada», asegura.

«Me ha dado mucha ilusión trabajar en el proyecto. Me he emocionado al ver a una señora que hablaba de su padre y tíos, de lo jóvenes que eran y sin saber dónde lo tenían enterrado. Me he emocionado mucho. Yo soy joven y lo desconocía, nunca pensé que estas cosas pasarían entre hermanos, pero pasó», lamenta. «Son cosas que no puedes imaginar que pasaban. La gente que desaparecía por unas ideas, es que es absurdo, ¿no?», zanja.

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