Cuando la élite se apropia de los hitos históricos de la ciudadanía leonesa

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El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha protagonizado este martes una visita fugaz a la ciudad de León, prometida tras la polémica por atribuir al Reino Unido ser cuna del parlamentarismo en una inoportuna carta con motivo de una visita a la ‘Premier’ británica Theresa May. Primero La Moncloa acabó reconociendo el errorcometido y luego Rajoy envió una carta a los leoneses, en respuesta a una anterior del alcalde Antonio Silván, en la que glosaba la herencia histórica de León pero que no pedía expresamente perdón por el error, una carta al estilo Rajoy.

Si algo ha caracterizado la visita de hoy del Presidente del Gobierno, y del Partido Popular, ha sido la lejanía de sus actos con la ciudadanía. Los dos eventos de carácter público de Rajoy han estado reservados primero a prensa y luego a escogidos invitados, entre ellos este medio al que se cursó una invitación oficial. Y en ambos casos la escasa presencia de ciudadanos, por no decir nula salvo la protesta leonesista, han sido lo más destacado. Y los manifestantes, que apenas llegaban al centenar, estaban convenientemente alejados para que no importunaran lo más mínimo la presencia gubernamental.

El primer acto de Rajoy ha sido una visita al Incibe, lo que en época de Zapatero nació cono Inteco. Un acto al que además de estar restringido a altos cargos los periodistas no han tenido acceso. Sólo los gráficos, fotógrafos y cámaras, han podido ver como los responsables del centro de ciberseguridad explicaban al político sus actuales dedicaciones.

La segunda parte pública de la visita monclovita tampoco ha estado abierta al público, aunque Rajoy venía, supuestamente, a desagraviar al pueblo leonés. Apenas medio centenar de invitados asistieron al gélido acto, por el frío reinante hoy en León y hacerse al aire libre, en el que en un discurso de apenas 10 minutos sirvió para recordar que vino en AVE, su niñez vivida en León, la apuesta de su Gobierno por la Alta Velocidad ferroviaria aunque sin ninguna novedad reseñable, quejarse de su minoría en el Congreso para avanzar proyectos como la financiación autonómica o presupuestos y felicitar la Capitalidad Gastronómica 2018. Y todo sin equivocarse en nada, no como este lunes en Valencia cuando habló de billetes avión estrenando el ‘semiAVE’ entre Valencia y Castellón.

Finalizó la jornada Rajoy con un paseo por la que fue su calle en el Cid, con parada de aperitivo en el Camarote Madrid, antes de comer en Casa Mando, en el Hotel Conde Luna, y volverse a Madrid. Total que los ciudadanos apenas han podido ver de cerca a Rajoy en la estación de tren a su llegada y en el pequeño paseo por la ciudad que ha dado en esta jornada.

Pero lo más llamativo ha sido el uso que ha hecho de los Decreta de 1188, los que otorgan a León ser Cuna del Parlamentarismo por las Cortes del Reino leonés de ese año, para atacar al fugado expresidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont.

Rajoy ha sacudido al político catalán al insistir en la necesaria «sujeción de todos a la ley», recurriendo a los ‘Decreta’ y poniendo como ejemplo al rey Alfonso IX, destacando el sometimiento de todos ante la ley, como ya recogían recogían los textos leoneses promulgados hace más de mil años. Textualmente aseguró que este imperio de la ley «ya lo recogía el derecho democrático del siglo XII, y estaría bien que en el siglo XXI lo tuvieran claro algunos gobernantes de España», de nuevo en clara alusión a Puigdemont.

Una visita digna del tópico ‘Todo para el pueblo, pero sin el pueblo’, con supuestos anuncios que irán en bien de los ciudadanos pero sin que éstos pudieran ver más que de lejos al Presidente del Gobierno. Y como es habitual los medios de comunicación no podían realizar preguntas a Mariano Rajoy, una tónica general desde que gobierna desde 2011.

En resumen, de boca de Rajoy no se ha escuchado ni ‘excusas’ o ‘disculpas’ a los ciudadanos leoneses que se pudieran sentir ofendidos, de forma legítima, con la metedura de pata de La Moncloa. Sólo una visita, que todo el mundo debe aceptar como la petición del perdón al pueblo leonés. Eso sí el político gallego se ha llevado una copia de los Decreta de 1188 como recuerdo de su visita (y metedura de pata).

Carlos S. Campillo / ICAL El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, recibe de manos del alcalde de León, Antonio Silván, una reproducción de los Decreta.

Carlos S. Campillo / ICAL El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, recibe de manos del alcalde de León, Antonio Silván, una reproducción de los Decreta.

Carlos S. Campillo / ICAL El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy durante los actos de la visita institucional a León

Carlos S. Campillo / ICAL. Rajoy y casi todos los invitados a su acto en San Isidoro hoy en León.

Uso de la élite de los símbolos de todos

Pero no es la primera vez este mismo año que las élites usan hechos históricos leoneses para apropiarse de ellos. Ocurrió el pasado 6 de enero, en el tradicional responso a los Reyes de León, un acto emotivo y muy sentido que protagoniza desde tiempos ancestrales la Muy Ilustre, Real e Imperial Orden y Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro. El escenario, siempre, el Panteón de los Reyes de San Isidoro, a escasos metros del claustro donde se celebró el primer Parlamento asimilable a los actuales cánones democráticos.

Y es que este año, por primera vez desde que hay memoria de su celebración, se impidió la entrada a toda persona ajena a la Cofradía, que no fuera de la Coral Isidoriana que entonaba los cánticos o de la Corporación municipal, encabezada por el alcalde, Antonio Silván.

Otros años la entrada era libre, incluso a pesar de lo reducido del espacio, y no eran pocos los vecinos de León que acudían al responso en un día tan señalado, como así atestigua por ejemplo este vídeo del año 2010, en el que se celebraban los 1100 años años del Reino. Este año las élites expulsaron al pueblo leonés de uno de los actos con mayor simbolismo de la historia leonesa.

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