Barcelona, agosto de 2017. Madrid, marzo de 2004. Unid@s en el dolor y en la lucha.

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Barcelona, agosto de 2017. Madrid, marzo de 2004.
Unid@s en el dolor y en la lucha.


En primer lugar, expresar nuestra solidaridad con las víctimas de los atentados fascistas de Cataluña y en general con el Pueblo catalán.

Hace algo más de 13 años el pueblo trabajador de Madrid sufría un brutal ataque con elementos comunes a los de Cataluña.

No es el islam, son los monstruos creados por el imperialismo capitalista al que estratégicamente sirven, aunque entren tácticamente en contradicciones en diversas ocasiones.

Los atentados de Madrid estuvieron relacionados operativamente con los “efectos colaterales” de la invasión de Irak. Los de Cataluña, con la evolución de la situación en Siria. ¿Pero quiénes fueron los responsables de la guerra en Irak? ¿Y quiénes los de la guerra de Siria?


Hay un elemento que no podemos dejar de señalar en relación a las circunstancias comunes en los atentados de Madrid y de Barcelona-Cataluña: los momentos políticos tan sensibles que se vivían y viven, en ambos casos.


En marzo de 2004 estábamos en las vísperas de unas elecciones generales en el Estado español, en un escenario en el que el Gobierno de Aznar había activado de manera desconocida hasta ese momento la tensión social contra el sistema: las movilizaciones más masivas contra la guerra en Irak de toda Europa, millones de personas en las calles, que ponían de manifiesto la disociación entre las instituciones del Régimen del 78 y la opinión pública. Obviamente el atentado de Madrid y los gravísimos errores del gobierno de Aznar en su gestión tuvieron un significativo impacto en los resultados de las elecciones generales de marzo de 2004, que por cierto Mariano Rajoy intentó suspender.

Actualmente en Cataluña (y en el resto del estado) se vive un momento político muy sensible; no se nos puede escapar ese detalle al enmarcar los atentados terroristas en Cataluña, realizado por instrumentos del imperialismo, vestidos de islamismo radical que es el ropaje al que le encuentran mayor utilidad en estos momentos.

El “Califato” no existiría, como no hubiera existido Al-Qaeda, si las grandes potencias occidentales no lo hubieran tolerado y en cierta medida estimulado. O sea, que menos hipocresía.

Hace falta cambiar el Régimen del 78, pero hace falta cambiar también la arquitectura de las relaciones internacionales. Ambas cosas están interrelacionadas.

Ya veremos el impacto socio-político que tiene el atentado de estas “criaturas monstruosas” del imperialismo, pero de momento todo el aparato del Régimen del 78 se ha volcado con «justificaciones humanitarias» para tener un protagonismo en Cataluña que habían perdido por sus propios desméritos.

En la gestión, en estas circunstancias trágicas, del dramático episodio al que estamos asistiendo, el movimiento soberanista republicano catalán deberá demostrar su ejemplaridad, porque en ello se juegan, nos jugamos tod@s, la lucha de verdad, de fondo, por la democracia, la justicia social y la paz.

Izquierda Castellana a 18 de agosto de 2017

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