El Gobierno se rinde y rechaza la prórroga de la central nuclear de Garoña

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El «contexto político» es el elemento que más ha pesado en la decisión, según el ministro de Energía

La central se ha convertido en un «símbolo», según Álvaro Nadal, que asegura que «esto no es lo que va a ocurrir con el resto del parque nuclear»: «Espero que no haya más Garoñas»

El Gobierno se ha tenido que envainar su apoyo a la continuidad de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos). El ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, ha anunciado este martes, 1 de agosto, el rechazo del Gobierno a la prórroga de la autorización de explotación de la central nuclear más vieja y pequeña de España, desconectada por decisión de sus propietarias, Endesa e Iberdrola, en diciembre de 2012.

En una comparecencia convocada en la sede del ministerio una semana antes de que se cumpliese el plazo de seis meses para adoptar la decisión tras el dictamen favorable que otorgó en febrero el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), el ministro ha señalado que el «contexto político», el rechazo de todos los grupos salvo el PP a la continuidad de la planta, es el elemento que más ha pesado en la decisión sobre una central, que se había convertido en un «símbolo de discusión política».

Sin citarla, ha recordado que una de las propietarias, Iberdrola, quiere cerrar la central porque, tras haber pedido la prórroga en 2014, ahora «se desdice» y asegura que no es rentable por los impuestos que soporta el sector nuclear. Según Nadal, la tasa nuclear impuesta a los reactores no va a tocarse: «Se queda como está» porque «está bien calculada».

Según el ministro, esta decisión no anticipa «lo que va a ocurrir con el resto del parque nuclear», que el Gobierno es partidario de mantener. «Espero que no haya más Garoñas», ha señalado el titular de Energía, que ha subrayado que el impacto de la no reapertura de Garoña es «nulo» para los precios de la energía.

En su comparecencia, Nadal ha lamentado la falta de un debate «sosegado» en los últimos meses y ha recordado las «características tan específicas que tiene esta central», una planta «casi experimental» que es «de las más pequeñas que existen en Europa» y cuya aportación al sistema eléctrico, cuando estaba conectada, «ha sido relativamente pequeña».

Se trata de una planta de primera generación, gemela de la de Fukushima, que tras la catástrofe de la central nipona requería «fuertes inversiones» que el sector cifra en más de 200 millones de euros para poder volver a conectarse.

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