Valoración del 25-S

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Hace no muchos meses, las encuestas de opinión publicadas por El País y los medios vinculados a Prisa, así como otros grupos mediáticos del Sistema, daban a Podemos como fuerza ganadora de unas hipotéticas elecciones autonómicas en Euskadi. Hasta hace unos días, con similar entusiasmo, los mismos grupos mediáticos hablaban de un sorpasso de En Marea al PSOE en Galicia por tres o cuatro diputados.

Los resultados reales del 25S poco tienen que ver con esas previsiones. Podemos ha quedado como tercera fuerza electoralmente hablando en Euskadi, y muy por debajo de la segunda, EH-Bildu.

En Galicia tampoco las cosas han salido según las previsiones del poder mediático y el PSOE ha conseguido el mismo número de escaños que En Marea y con unos pocos votos menos. Esta cuestión (que en otras circunstancias hubiera pasado casi inadvertida), la pequeña diferencia en votos, se ha convertido para el «periodismo doméstico» en la «prueba del algodón» del sorpasso al PSOE en Galicia.  Cuestión ésta, según esos «líderes de opinión», que  demostraría lo tremendamente equivocada que es la estrategia de Pedro Sánchez y el actual equipo dirigente del PSOE.

Acabar con Pedro Sánchez parece que se ha convertido en un objetivo prioritario de una parte de los defensores y voceros del Régimen del 78. A las voces del PP se unen la de destacados e «ilustrísimos» líderes pasados y actuales del PSOE, desde Felipe González, pasando por Rubalcaba, hasta Susana Díaz. Es de interés reflexionar del porqué de esta cuestión.

El BNG -y contra todo pronóstico de las encuestas- ha obtenido 6 escaños y casi 120.000 votos, reflejando una recuperación electoral muy significativa, bastante similar a la pérdida sufrida por En Marea con respecto a las generales de junio pasado, demostrando una vez más que la coherencia ideológico-política no está necesariamente reñida con unos buenos resultados electorales, aunque la presión mediática pretenda sistemáticamente lo contrario.

La reflexión sobre los resultados electorales en Galicia y en Euskadi podemos hacerla en varios planos y distancias: en la corta distancia, en la media y con una perspectiva global que obviamente requiere un cierto distanciamiento, y por tanto, la larga distancia.

En Galicia se ha confirmado la importancia sistémica del PP, que tiene en esa Comunidad nacional unas características propias, difíciles de comprender desde fuera si no se conoce esa realidad. El PP de Galicia tiene profundas y extensas raíces en la sociedad gallega, que en general considera a esa organización como un partido propio, no ajeno. Cuestión ésta que se ve facilitada por el discurso específico del PP de Galicia y por el hecho de que algunos de los mas significativos líderes de esa formación, desde el histórico fundador del partido, Manuel Fraga, hasta su actual presidente, Mariano Rajoy, sean gallegos y a su manera ejerzan como tal. Esta cuestión hay que tenerla en cuenta tanto en la corta como en la media distancia porque es una realidad estructural que no se puede zanjar de forma simple.

El proyecto de En Marea, probablemente de forma parecida a lo que ocurrió con otros proyectos con ciertas similitudes, no pasará de moverse y tener influencia mas allá del corto o medio plazo. En Marea no es realmente un proyecto estratégico.

Por su parte, el PSOE de Pedro Sánchez tiene como objetivo a nivel estatal, y en cada una de sus partes, mantener su espacio político-electoral frente a la gran operación político-mediática que impulsó a Podemos y compañía. En nuestra opinión no lo están haciendo demasiado mal. Comparar los resultados actuales del PSOE con los resultados de coyunturas en la que esa gran operación político-mediática no existía es obviamente una estupidez y, además, malintencionada. Quizás tendría más rigor que hicieran una comparación con lo que pasó con el PASOK en Grecia.


En Euskadi hay formalmente una mayoría abertzale y más aún a favor del derecho a decidir, pero parece muy evidente que el PNV -ya lo ha dicho por activa y por pasiva- no va a hacer nada por avanzar en ese camino.


Una cuestión de relevancia política es que Ciudadanos en ninguna de las dos Comunidades haya obtenido representación parlamentaria, lo cual pone de manifiesto las limitaciones de ese nuevo proyecto de la derecha española.

En el corto plazo, los resultados electorales del 25S refuerzan las expectativas para que se conforme un gobierno hegemonizado por el PP, con o sin nuevas elecciones en diciembre, en las que este partido, en caso de celebrarse, probablemente mejoraría sus resultados. Pedro Sánchez, con razón o sin ella, parece también tener esas expectativas porque es bastante obvio que su línea de trabajo empuja a que tal cosa ocurra.

El Régimen del 78 está totalmente enfangado y algunos de sus pilares más significativos, caso del PSOE, están atravesando una situación de fuertes enfrentamientos internos que han provocado de hecho ya una división funcional de esa fuerza política, así como un cierto proceso de recolocación en lo referente a su ubicación estratégica por parte de la actual dirección.

Estas circunstancias están dificultando sobremanera la consecución de la gobernabilidad del Estado en unos momentos de especial delicadeza para el Régimen del 78, entre otras cosas por el proceso soberanista catalán que avanza paso a paso, elemento de primera importancia.

Las perspectivas para el Régimen del 78 no son nada halagüeñas; estamos en una coyuntura histórica en la que están apareciendo con todas sus vergüenzas y limitaciones de forma muy evidente.

Hoy un cambio de Régimen es algo que se percibe por sectores cada vez más amplios como la única salida, como el único marco, para la solución de los problemas  de las clases trabajadoras y Pueblos del Estado.

Es nuestra responsabilidad junto con otras muchas fuerzas políticas y sociales contribuir a construir ese proyecto alternativo, que pasa necesariamente por la República. En nuestra tierra la República del Común, la República Comunera.

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