La juventud castellana volvió a las calles. Lecciones del 22-O

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El pasado 22 de Octubre, en el marco de la jornada de movilización global convocada por la asamblea estatal de las Marchas de la Dignidad, tuvieron lugar diferentes movilizaciones en las 17 provincias del país y también en diferente medida en el resto del Estado español. Decenas de miles de personas volvieron a tomar las calles para recordar que son éstas el espacio fundamental de lucha política. En ese sentido, y coincidiendo que esta semana se cumplen 5 años de su fallecimiento, nos gustaría recordar unas palabras de Marcelino Camacho que conviene tener muy presentes en los tiempos que corren:

“El derecho de huelga se consigue haciendo huelgas; el derecho de reunión, reuniéndose; el derecho de asociación, asociándose; y todos estos atributos de la libertad, es únicamente la acción de las masas la que puede acabar imponiéndolos”

 

Como decimos, en el marco de esa jornada de movilización, desde Yesca habíamos hecho un llamamiento a la juventud castellana para sumar a la fecha una jornada de lucha estudiantil en Castilla, que en muchas provincias tomó la forma de huelga de estudiantes. Consideramos que esta jornada, a pesar de tener una participación limitada, fue un éxito respecto a algunos puntos que señalaremos a continuación.

En primer lugar hay que tener en cuenta algunos factores que jugaron en contra de esa convocatoria. Por ejemplo, el limitado tiempo con el que se preparó la movilización, con un movimiento estudiantil que se encuentra adormilado en los últimos años. A esto hay que sumar el ya clásico boicot (directo o indirecto) de determinadas organizaciones reformistas que no están interesadas en convocatorias que se escapen de sus cauces o que retomen la conflictividad social, más aún ahora en vísperas de elecciones generales. Por último hay que tener en cuenta las evidentes carencias de Yesca como organización juvenil para llegar al movimiento estudiantil de todas las provincias castellanas, aunque en algunas provincias la movilización haya dependido en exclusiva de nosotr@s, y a su vez la falta de un referente organizativo sindical de extensión nacional desde la desaparición de la Coordinadora Castellana de Estudiantes en 2011.

Ahora bien, la mayoría de conclusiones que extraemos son positivas. Para empezar, la importancia simbólica de la movilización, en el contexto de las Marchas, ha sido fundamental para recuperar la combatividad y la calle. Esto es además de una necesidad política, una necesidad en los propios anhelos del movimiento popular y especialmente de una juventud que está siendo machacada por la crisis y que echa en falta una respuesta que no llega por parte de las organizaciones políticas; el mejor ejemplo de esto lo tenemos en la cantidad de casos que nos llegaron de institutos en los que el estudiantado se organizó para convocar huelga, incluso en provincias como Madrid en la que no existía convocatoria oficial. Por otro lado, se vuelve a hacer palpable la necesidad de una juventud militante con las cosas claras y que sepa superar el miedo a la represión, pues es la única manera de avanzar como movimiento popular. La juventud sufre especialmente la represión del Régimen, y lo hemos podido visualizar de nuevo, con las intimidaciones previas a la manifestación de la columna juvenil y estudiantil en Madrid, dónde se identificó a más de una decena de jóvenes, sin otro motivo que amedrentar; o en el caso de Burgos, donde la UIP acudió directamente a la universidad a amenazar a las organizaciones estudiantiles para que no se convocase la manifestación de por la mañana, y fue gracias a la asamblea de Yesca en Burgos, que se presentó allí y decidió mantener la concentración animando a l@s más de 400 estudiantes presentes, que se pudo realizar una cosa tan básica como una concentración estudiantil. El miedo nunca conquistó derechos y la juventud militante debemos tener claro cuál es nuestro papel, que nunca puede ser el de dar la espalda al pueblo, sino el de ser la primera línea a la hora de dar la cara. A nivel interno, se demuestra cómo el proyecto político de Yesca se va consolidando por todo el territorio debido sobre todo a nuestra potencialidad militante, pero aún así debemos seguir teniendo en cuenta que la juventud castellana es muy diversa y que es imprescindible aunar fuerzas desde la unidad de acción con otros colectivos y organizaciones. Un ejemplo de ello fue la Columna Juvenil y Estudiantil en Madrid, en la que nos sumamos diversos colectivos, pero en la que también echamos en falta a muchos otros que fueron invitados.

Por último, destacar una cuestión de la que venimos hablando hace años, la cuestión del marco castellano de actuación. Podemos decir que la jornada de lucha estudiantil, salvo en Valencia, Murcia y algunas provincias andaluzas, fue una jornada de lucha básicamente castellana. La necesidad de tener en cuenta la cuestión nacional cada vez se muestra con más evidencia, especialmente en el movimiento estudiantil; cualquier organización que no tenga en cuenta este factor está destinada al fracaso: la única manera de llevar a cabo movilizaciones estudiantiles a nivel estatal y con un seguimiento amplio, que puedan servir verdaderamente para paralizar reformas educativas, es desde la coordinación y acción conjunta de todos los pueblos del Estado, y para eso es imprescindible respetar y tener en cuenta la realidad nacional de esos pueblos, huyendo de concepciones centralistas y centralizadoras. Estamos hablando de tener en cuenta a la mayoría sindical vasca (IA), a la mayoría sindical catalana (SEPC), a la mayoría sindical gallega (AGIR, Liga Estudantil Galega), y a otros sindicatos que no son mayoritarios aún pero cuya importancia simbólica y organizativa es fundamental: SEIRA en Aragón (recordemos la huelga estudiantil aragonesa unitaria del año pasado), Xunta Estudiantil Asturiana en Asturias, o las secciones estudiantiles del SAT en Andalucía.

Como conclusión, nos toca seguir trabajando para fortalecer un movimiento estudiantil de base y asambleario, pero a la vez es necesario que surjan herramientas que le den continuidad y orientación estratégica a la lucha. En ese sentido, creemos que el Concejo de Estudiantes Independiente (CEI) surgido hace unos meses en Madrid puede ser el germen de una herramienta amplia y muy útil, y desde Yesca contribuiremos con nuestro humilde potencial militante a su extensión y consolidación, así como dar un carácter castellano al movimiento estudiantil, pues esa es la única manera de establecer una coordinación a nivel estatal, desde nuestro pueblo y con el resto de pueblos. Como castellanistas, además, creemos fundamental empezar a trabajar a medio plazo en la reivindicación de un Marco Educativo castellano que sirva para unificar criterios, modelos y currículos en las diferentes autonomías castellanas.  Un modelo que debe ser elaborado desde la base con la participación estudiantil y del resto de la comunidad educativa. Porque somos un pueblo, queremos una educación del pueblo y para el pueblo.

Yesca, la juventud castellana y revolucionaria

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