No ha hecho falta la Justicia para que las urnas hagan justicia

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Ramiro Ruiz Medrano y Jesús Julio Carnero levantan los brazos a Javier León de la Riva en el inicio de la campaña. Foto: PP

Ramiro Ruiz Medrano y Jesús Julio Carnero levantan los brazos a Javier León de la Riva en el inicio de la campaña. Foto: PP

El fin del reinado absolutista de Javier León de la Riva abre la puerta a una nueva forma de hacer política en Valladolid

últimoCero.Valladolid:: Lunes, 25 de Mayo de 2015 ::

El horizonte que dibuja el resultado electoral en Valladolid es inédito. No ha hecho falta que la Justicia se pronunciara sobre la culpabilidad o inocencia de Javier León de la Riva para que las urnas hayan dictado una sentencia que parece condenar al PP a la oposición. Han hecho falta 20 años para que la puerta del cambio se haya abierto, aunque haya sido por los pelos.

La victoria del PP es en toda regla una debacle que esconde pocos interrogantes y más de una certeza. La apuesta por el procesado y pendiente de sentencia por un delito de desobediencia, el ínclito Javier León de la Riva, se confirma como un enorme error. Un colosal error que se ha traducido en la pérdida de casi 25.500 votos y más de 14 puntos con respecto a las anteriores municipales. En la brutal sangría a buen seguro también ha pesado la nefasta gestión del PP en los últimas dos legislaturas y cuyo alcance judicial está aún por determinar en casos como el PGOU, Samaniego, Escuela de Música o los propios áticos del edificio de Plaza de Zorrilla, pendiente aún de sentencia.

El fracaso del PP sólo es comparable al de las encuestas difundidas por medios acólitos al poder que en los días previos a los comicios han intentado sin éxito engordar ficticiamente una proyección electoral, solo posible en el imaginario de las líneas editoriales que durante dos décadas han apuntalado el gobierno de la derecha en Valladolid.

La entrada de Ciudadanos en el salón de plenos, el compañero de viaje que esperaba el PP, no puede ni mucho menos considerarse triunfal. Los dos concejales obtenidos, frente a los 4 o 5 pronosticados, evidencian la inconsistencia de su cabeza de lista, Jesús Presencio, incapaz de aglutinar el entusiasmo conservador moderado del que hace gala su líder nacional, Albert Rivera.

No se puede ocultar que la marrullería electoral puede esconderse tras los resultados de Ciudadanos. No es ni mucho menos descabellado apuntar que la Candidatura Independiente del sempiterno promotor metido a político, Pedro Árias, y el juego sucio desplegado a la hora de confeccionar sus papeletas (con los mismos colores y tipología de letra que las de Ciudadanos) ha pasado factura a los ‘genuinos naranjitos’. En estas elecciones, Candidatura Independiente ha alcanzado los 6.749 sufragios frente a los 4.488 cosechados en 2011. Una diferencia de 2.261 votos que, en esta ocasión, podrían haber dibujado un panorama bien distinto al actual si hubieran ido a parar a Ciudadanos o al propio PP.

Pero no ha sido así y el escenario que alza el telón ahora en la política municipal vallisoletana es radicalmente distinto al de hace unas horas. Y los protagonistas de este nuevo capítulo de la historia de Valladolid no son otros que el PSOE, líder de la oposición durante las dos últimas dos décadas en Valladolid; una renovada IU vestida con el traje de una confluencia llamada Valladolid Toma la Palabra y una nueva formación, el partido instrumental de Podemos, Sí se Puede Valladolid, que tiene en su mano la llave de la gobernabilidad con los partidos de izquierda en el Consistorio.

El cabeza de lista socialista, Óscar Puente, pese a cosechar una nueva derrota, con la pérdida de casi 10.000 votos y un concejal, es el llamado a liderar el cambio en la ciudad. La campaña desplegada por el PSOE, aunque se ha ido desinflando a medida que se llegaba  a su cierre, ha sido eficaz, no para cicatrizar la herida por la que sigue sangrando el PSOE local, pero sí para frenar la brutal hemorragia que pronosticaba la demoscopía apesebrada. Nunca una derrota fue tan dulce para el socialismo vallisoletano. Puente es el llamado a liderar, aunque sin poder sacar demasiado pecho, un cambio en el que las urnas han dado los papeles estelares a las candidaturas de confluencia y unidad popular.

Valladolid Toma la Palabra, la coalición en la que se ha embarcado IU con Equo y distintos movimientos sociales, ha resultado exitosa. Incrementan su representación municipal con la entrada de la portavoz de Equo, Rosalba Fronteriz. Será la única cara nueva en un efectivo equipo liderado por Manuel Saravia y con María Sánchez y Alberto Bustos como activos de IU. Transformar la buena labor de oposición desplegada en los últimos cuatro años en acción de gobierno compartida de cara a los próximos cuatro, es su reto. Un reto compartido con la asamblea a la que ya anuncian someterán cualquier eventual pacto o apoyo de gobierno.

Pero para que el experimento eche a andar y la ciudad estrene una nueva forma de hacer política, hace falta la llave que en estos momentos está en manos de la marca blanca de Podemos: Sí se Puede Valladolid. Su cabeza de lista, única mujer aspirante a ser la alcaldesa de la Ciudad, Charo Chávez, ya ha mostrado su disposición al entendimiento, aunque sin olvidarse de citar unas líneas rojas aún por concretar. Puente y Saravia están dispuestos a montar con ella en el ascensor y sólo resta por ver si el piso al que quiere subir Chávez está demasiado arriba.

Las formas de hacer y deshacer de Javier León de la Riva, que puede recibir en los próximos días su puntilla política en forma de condena por el caso de los áticos del inmueble donde él mismo reside, comienzan a ser historia en Valladolid. Una nueva forma de hacer política, coral, con pactos y participada por la ciudadanía, llama a la puerta de un Ayuntamiento descerrajado por los vientos de cambio que soplan a orillas del Pisuerga… 20 años después.

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