La nueva apuesta financiera de China

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BEIJING.—Cincuenta y siete Estados de los cinco continentes se convirtieron ya en miembros fundadores del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), una iniciativa de China que tiene el objetivo de promover el desarrollo regional.

Un alto funcionario del Ministerio de Finanzas de China dijo que los siete últimos aprobados fueron Suecia, Israel, Sudáfrica, Azerbaiyán, Islandia, Portugal y Polonia, y los fundadores abarcan naciones de Asia, Oceanía, Europa, Latinoamérica y África.

Aunque la fecha para aspirar a la condición de fundador terminó el último día de marzo, otros países podrán solicitar su ingreso como miembros ordinarios, precisó el viceministro de Finanzas, Shi Yaobin, citado por PL.

La ventaja de figurar como fundador es que estos tendrán la posibilidad de participar en el proceso de la creación de las reglas de esta entidad financiera, que deberá comenzar a funcionar a fines de este año.

Según lo anunciado, el BAII ofrecerá financiamiento a proyectos en Asia vinculados con carreteras, ferrocarriles, aeropuertos y otros planes de infraestructura, en una cooperación que tendrá beneficios para todos.

Un comentario de la agencia estatal Xinhua apunta que el establecimiento de esta entidad es un intento de dar respuesta a las grandes necesidades de infraestructura de Asia.

Estimados del Banco de Desarrollo de Asia en el 2009 indicaron que este continente necesita ocho millones de millones de dólares hasta el 2020 para mejorar la maltrecha infraestructura y mantener el avance de sus economías.

Entre los grandes ausentes en la relación de fundadores figuran Estados Unidos, Canadá y Japón.

El BAII fue puesto en marcha en octubre del 2014 con un acuerdo fundacional firmado por 21 países y un capital estatuario de 100 000 millones de dólares. Pero su popularidad ha ido en aumento y expertos consideran que ello demuestra que el impacto regional y global de China es cada vez mayor y que el orden mundial cambia velozmente.

Incluso aquellos que presumiblemente serían los principales rivales de la nueva institución, como la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, hablan de unirse o por lo menos cooperar con el BAII, lo que representa un importante respaldo a las posiciones similares adoptadas a principios de marzo por el Reino Unido y poco después por Francia, Alemania, Italia y España.

El BAII es, junto con el Nuevo Banco de Desarrollo o banco de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), la pieza más sólida hasta ahora de los planes de las naciones emergentes para establecer una alternativa al sistema financiero internacional actual.

Por su parte, el analista político e investigador principal en el Instituto de Estudios Estratégicos e Internacionales de Malasia, Sholto Byrnes, sostiene en una columna, publicada en el portal thenational.ae, que “el nuevo banco de China es la prueba de que hay un nuevo orden mundial”.

EE.UU. teme “que sin los procedimientos adecuados de gestión el banco pueda ser utilizado por China como una herramienta de la política exterior. Por supuesto que lo será, igual que el Banco Mundial ha sido utilizado como una herramienta de la política estadounidense”, aclara el experto a un comentarista australiano.

En opinión del analista, llama la atención que, “desde su inicio en la conferencia de Bretton Woods en 1944, el Banco Mundial ha sido tradicionalmente dirigido por un estadounidense, y el FMI, por un europeo”, además de que “ambas instituciones se basan en Washington”.

“Su ubicación y la procedencia geográfica de sus dirigentes han sido reflejo del orden establecido después de la Segunda Guerra Mundial”, pero “no están actualizadas”, señala el columnista, explicando que “continuar con este privilegio de Europa y EE.UU. es indefendible, algo que las economías emergentes dejaron claro cuando Dominique Strauss-Kahn tuvo que dimitir como jefe del FMI en el 2011”.

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