Las Marchas de la Dignidad reclaman a Rajoy un país más justo

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Por Burgos Dijital

El clamor popular ha vuelto a las calles y plazas de la capital de España. Las Marchas de la Dignidad han llenado la capital de su gran espíritu y de la desbordante ilusión de la reivindicación de un país más justo. Las plazas y las avenidas completamente inundadas y llenas de una gran marea que cada día reclama mayor participación en las instituciones, mayor poder para los ciudadanos y ciudadanas, han sido invadidas por coreografías de reclamaciones de pan, trabajo, techo y dignidad.

Felicitación al cuerpo de bomberos por oponerse a los desahucios

Tras innumerables actos por toda la ciudad las columnas han sumado voluntades en la plaza Colón. La aglomeración de personas con diferentes banderas, criterios, formas de hacer, pero con una misma voluntad de llegar a una sociedad justa y a un mundo mejor ha sido tan grande que la plaza se ha teñido de diversos colores, tantos como voluntades y formas de entender que estamos en un tiempo histórico, quizá único, para conseguir a través de la lucha, el activismo social, y una transformación de las  instituciones, un país decente para sus ciudadanos y ciudadanas, con servicios públicos fuertes, propios de un país igualmente fuerte y decidido, como decididos y seguros de sí  mismos deben ser los trabajadores en lugar de atormentados por el miedo y la precariedad. Hablamos de un país donde no deben tener lugar extorsiones bancarias  de cruel ideología neoliberal venidas del exterior por instituciones financieras que no responden a ningún parlamento ni representan a ningún ciudadano como son el FMI, El Banco Central europeo y la Comisión Europea. Hablamos de una sociedad donde no se permita hacer negocio con todo lo indispensable para la vida de sus habitantes y de su medio ambiente, donde los recursos naturales sean patrimonio de la humanidad y de la naturaleza y no un negocio de unos pocos, donde no tengan lugar las extorsiones relacionadas con el abastecimiento de energía, subidas de precios ilógicas sometidas a los impuestos y a la especulación.

Hoy este país ha vuelto a soñar una vez más, en Marzo, que pertenece a sus habitantes.
Ha vuelto a soñar con ser libre de la prisión a la que es sometido por instituciones financieras.
Ha vuelto a soñar que es soberano y que se debe a su gente, a la gente que produce, trabaja, vive, ayuda, cuida de los demás, respira su aire y bebe su agua, tiene sus ahorros abajo en la esquina y no en Suiza, a la gente que de verdad le representa.



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