400 policías para desalojar dos naves industriales llenas de emigrantes pobres

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Los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana de Barcelona desalojaron ayer, en un amplio dispositivo, a los casi 300 inmigrantes sin hogar que vivían en condiciones de miseria en dos naves abandonadas del Poblenou de Barcelona, medio centenar de los cuales se han cobijado posteriormente en una iglesia del barrio.

Ante la inminencia del desalojo, muchos de los inmigrantes que residían en las naves, la mayoría de origen subsahariano, ya habían optado por marcharse.

Una juez había ordenado el desalojo al considerar prioritario devolver la propiedad de las naves, frente a la búsqueda de alojamiento de los ocupantes, la mayoría inmigrantes sin papeles.

Pese a que el día ha amanecido con nervios entre los ocupantes de las naves, el desalojo, en medio de un amplio dispositivo policial, se ha desarrollado de forma pacífica y sin incidentes.

Según un comunicado del Ayuntamiento de Barcelona, el Centro de Urgencias y Emergencias Sociales ha atendido a 98 inmigrantes que vivían en las naves industriales, de los que 83 han aceptado la oferta de alojamiento de los Servicios Sociales.

En el comunicado, el comisionado de Inmigración y Acción Comunitaria del ayuntamiento, Miquel Esteve, ha subrayado que el consistorio «atenderá y alojará a todas las personas vulnerables del asentamiento», por lo que ninguna de ellas «dormirá al raso» y tendrán el alojamiento garantizado «hasta que finalicen su itinerario social».

Por contra, ante lo que consideran una falta de concreción de las ayudas sociales por parte del consistorio, una cincuentena de inmigrantes han buscado cobijo en la iglesia Sant Bernat Calbó, del barrio del Poblenou, donde el rector, Francesc Romeu, les ha autorizado a entrar, reunirse en asamblea y pasar la noche.

Los portavoces de la Asociación Solidaria Contra los Desalojos y de la Asamblea del Poblenou, Manel Andreu y Enrique Mosquera, han convenido con el párroco de la iglesia el carácter temporal del encierro, su uso como método de protesta y que los ocupantes respetarán y mantendrán el claustro en buenas condiciones.

El acto pretende empujar al alcalde de Barcelona, Xavier Trias, a que «cumpla con su promesa» de no dejar a nadie en la calle y que las plataformas de apoyo a los inmigrantes puedan «verificar si hace lo que prometió.

La Asociación contra los Desalojos y el ayuntamiento han cruzado datos y declaraciones desde la noche de ayer, cuando los primeros denunciaron que el consistorio solamente había cumplido con la promesa de encontrar un hogar para las personas que pernoctaban en las naves con quince de ellos, mientras que desde el consistorio se ha asegurado que ya han acogido a 137 personas desde enero.

Por su parte, la Síndica de Barcelona, Maria Assumpció Vilà, ha resaltado que el despliegue policial para desalojar las naves del Poblenou en las que vivían más de 300 inmigrantes ha superado en número al de los servicios sociales, compuesto por entre diez y doce personas.

En declaraciones a EFE, Maria Assumpció Vilà ha indicado también que seguirá atentamente el destino que los servicios sociales dan a una docena de personas «altamente vulnerables y aquejadas de enfermedades mentales y problemas de adicción» que se encontraban en las naves esta mañana.

Vilà ha indicado que, aunque los servicios sociales del ayuntamiento han atendido a determinadas personas de este asentamiento en los últimos días, «se ha dejado pasar mucho tiempo» para solucionar la situación.

El fuerte despliegue policial también ha sido criticado por Ada Colau, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

En declaraciones a EFE, Colau ha indicado que el hecho de que se hayan destinado unos 400 policías antidisturbios, «casi un ejército» y «pagado con los impuestos de todos», al desalojo de los inmigrantes es un «escándalo».

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