Abusos sobre mujeres en las fiestas. Ya está bien.

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Recientemente hemos visto escenas en las fiestas de San Fermín, en las que cerca de una decena de hombres , manoseaban a varias chicas que estaban desnudas de cintura para arriba sobre los hombros de otra persona.

 

Rapidamente se han disparado las críticas a lo que constituye a todas luces una agresión de la dignidad y la intimidad de esas mujeres, así como las justificaciones y excusas que intentaban cubrir la repugnante actitud de los hombres babeantes que rodean y soban a las chicas.

 

La punta de lanza en la defensa de los agresores se divide en dos líneas argumentales que serían las siguientes. La primera viene a decir que sólo están de fiesta y lejos de constituir una agresión no es más que una expresión de alegría colectiva, y la segunda que las propias mujeres se quitaron la camiseta y que algunas de ellas salen sonriendo en mitad de las escenas y por tanto, no lo están pasando mal.

Respecto de la primera, conviene recordar que una fiesta es una actividad en la que todas y todos deberíamos divertirnos en igualdad de condiciones, y no unas servir de divertimento para los otros.

En cuanto al segundo argumento, no se ven grupos de mujeres hostigando a hombres o manoseando el torso desnudo de los que no llevaran camisetas.

Además cabe preguntarse por que las jóvenes se desnudan en la multitud, si no es la forma aprendida e interiorizada de llamar la atención precisamente cosificándose a través de sus tetas que a fin de cuentas es lo que, le recuerda la publicidad cada día, nos gusta a los hombres.

En una perversión de lo que supone la liberación de los viejos esquemas de represión sexual, se trata en muchas ocasiones de pasar del celibato obligatorio de nuestras abuelas a la promiscuidad obligatoria de nuestros días, para obtener el mismo reconocimiento social, el aplauso colectivo. La misma falta de libertad para decidir conscientemente sobre la propia sexualidad sin condicionantes ni manipulaciones en un sentido u otro.

De cualquier modo, para que ocurran hechos de este tipo e incluso más graves, no es necesario que ninguna joven se quite la camiseta. Como pudimos ver en las fiestas de Sant Joan en Menorca en Junio de 2011, donde se dieron agresiones en masa hacia mujeres desnudándolas y vejándolas amparados en la masa y en la fiesta.

La cadena que termina en el asesinato que vemos en el telediario, y que todo el mundo lamenta muchísimo, es larga. La publicidad discriminadora y sexista, el comentario desagradable a la joven que va por la calle, el nulo respeto hacia el espacio personal de las mujeres en el metro o el bus, las presiones en el noviazgo, el denigrar a la mujer con la que se mantuvo relaciones cuando se está sólo entre amigos, el grito, el menosprecio, el insulto, el empujón…el asesinato.

No se sorprendan hipócritamente después, quienes durante todo el año permiten un universo cultural lleno de códigos machistas, un bombardeo sistemático de imágenes , ideas y mensajes cuyo objetivo no es otro que mantener las subordinaciones que interesan a un sistema patriarcal y capitalista.

 

 

Emilio Delgado

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