Frente al desmoronamiento del Régimen, ¡adelante los procesos constituyentes!

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El caso Bárcenas y la declaración de soberanía en el Parlamento catalán ponen en evidencia el agotamiento del Régimen borbónico post-franquista desde el punto de vista político y territorial.

El caso Bárcenas, destapado estos días por el diario El Mundo, es un caso de corrupción que se diferencia de la larga lista de escándalos que integran el vergonzoso y nutrido currículum de la “democracia a la española”, en que salpica de lleno al partido del Gobierno, precisamente en un contexto histórico de creciente deslegitimación del conjunto de instituciones del estado.

 

Entre ciertos sectores del bloque dominante español existe un elevado grado de conciencia acerca de la gravedad de la crisis que atraviesa el sistema, que va mucho más allá de una simple crisis económica. Algunos recientes artículos de opinión, especialmente en El Mundo, han hablado literalmente de una “crisis institucional sin precedentes”, así como de un “Régimen totalmente agotado”.

En navegación aérea se conoce como “punto de no retorno” al momento concreto de un vuelo en el que, debido al consumo de combustible, el avión ya no es capaz de volver a su aeropuerto de origen. Después de sobrepasar el punto de no retorno, el avión no tiene más opción que continuar a algún otro destino. El Régimen borbónico post-franquista estaría llegando a una especie de situación de punto muerto, de no retorno, encontrándose con serias dificultades para auto-reproducirse en las mismas condiciones y bajo los mismos actores institucionales que venían siendo habituales.

En ese sentido, el gobierno del PP y de Mariano Rajoy estaría desempeñando en estos momentos el complicado papel de intentar posibilitar la reproducción del sistema mediante las actuales estructuras, que tienen fecha de caducidad, y mediante un plan de reformas económicas que entregan la soberanía del estado español a agentes externos, siguendo el dictado de las necesidades del capital financiero europeo y anglosajón, y condenando a las generaciones futuras a una situación de auténtica emergencia y sufrimiento social.

Por otro lado, los resultados de la consulta soberanista del Parlamento Catalán, que invitan a una reflexión más profunda y serena, suponen otra clara evidencia, la del agotamiento del modelo territorial y político autonómico surgido de la Transición, en este caso para el pueblo catalán, una situación que es más que probable se haga extensible en el futuro más inmediato al conjunto de realidades nacionales que integran el actual estado español en descomposición.

Ahora bien, ante esta situación de parálisis estructural, no deberíamos descartar la posibilidad de que se estuviera trabajando en la construcción de una alternativa a la derecha del PP, una salida de extrema derecha a la crisis que vendría a profundizar, en clave conservadora, reaccionaria y neofascista, la orientación neoliberal de la economía y de la política, a la par que supondría un intento de profundización españolista del modelo territorial, y que en caso de ser necesaria, podría ser liderada, entre otros agentes, por Esperanza Aguirre, que posee importantes apoyos y contactos tanto a nivel estatal como a nivel internacional con ese mismo capital financiero y especulativo que anula la soberanía del estado.

Haciendo un breve repaso de la situación que se atraviesa en los diferentes pueblos bajo jurisdicción del estado español, y siendo plenamente conscientes del diferente grado de maduración y de desarrollo de las fuerzas populares existente en cada marco nacional de la lucha de clases, es palpable la existencia de diferentes bloques sociales a favor de una salida de la crisis a la izquierda; en ese sentido, podemos afirmar que estamos atravesando una fase de maduración de las condiciones necesarias para poder llevar a cabo un auténtico proceso de ruptura real con el actual Régimen.

La responsabilidad de todas las fuerzas populares que desempeñan su trabajo político y social en Castilla es la de contribuir en la articulación de una alternativa a la actual situación de descomposición institucional que vivimos, en clave progresista, democrática, popular, republicana y de reconocimiento de los derechos nacionales de los pueblos bajo jurisdicción del estado español.

Por nuestra parte, a l@s Comuner@s del siglo XXI se nos plantean 3 líneas de trabajo paralelas y confluyentes.

En primer lugar y como objetivo prioritario, debemos continuar con nuestro proceso interno de refuerzo organizativo.

En segundo lugar, es necesario continuar acompañando el proceso de conversión de la Coordinadora del 25S, desde el total respeto a su autonomía, en uno de los frentes principales para la lucha política en Castilla. Desde nuestro punto de vista, hoy en día el trabajo de la Coordinadora 25S, su composición interna, los objetivos que plantea, así como la repercusión de sus convocatorias y movilizaciones, hacen de la Coordinadora 25S la herramienta concreta que permitiría al Pueblo Trabajador Castellano incorporarse al proceso constituyente ya en marcha en otros pueblos.

Por último, también se nos plantea como necesario continuar nuestro trabajo de persuasión ideológica acerca de la necesidad de avanzar en un proceso de alianza táctica entre los diferentes movimientos populares de las naciones bajo jurisdicción del estado español. Esa unidad táctica es absolutamente necesaria para abrir un proceso constituyente en clave democrática, popular, republicana y de reconocimiento de los derechos nacionales de los pueblos. Esa alianza de los pueblos es la herramienta útil y necesaria como para poder crear una correlación de fuerzas suficiente en el contexto actual que permita una derrota en clave política al Régimen, así como la defensa de los derechos sociales de las clases populares y el reconocimiento efectivo de los derechos nacionales de los pueblos.

 

(28-01-13. René Otaduy. Militante de Izquierda Castellana)

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