La negación de la realidad como método de trabajo. El caso de Cataluña

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El sector mayoritario de lo que podríamos llamar, quizás algo eufemísticamente, la inteligencia orgánica del bloque dominante español, tiene una especial afinidad por el método de negar la existencia de aquellos aspectos de la realidad que no son de su agrado, o entran en contradicción con sus intereses. Hasta que éstos se expresan con tal magnitud que imposibilitan su ignorancia, entonces en un comportamiento que podríamos denominar del tipo ciclotímico profundo, casi de trastorno bipolar, los elevan, desde la nada según su subjetividad, al nivel de drama o incluso de tragedia.

Si por alguna circunstancia, el problema adopta nuevas formas, interpretan que éste ya ha desaparecido y de nuevo entra, esa estructura orgánica al servicio de la reproducción del régimen, en la fase negadora del problema, hasta que nuevos síntomas o simplemente la expresión exacerbada de los anteriores, les lleva a una nueva fase de dramatización del conflicto en cuestión. El tema en fin, es no abordar con análisis riguroso las diferentes contradicciones, de toda naturaleza , que atraviesan una sociedad compleja, tal como es la que nos ha tocado vivir. Única forma de aportar soluciones justas, equilibradas y por supuesto democráticas.

 

Esta metodología de trabajo, que sucintamente acabamos de describir, se evidencia en el trato dado a la llamada, cuestión catalana. Al menos desde la sentencia del Tribunal Constitucional, que rechazó elementos esenciales del Estatuto de Autonomía aprobado por amplísima mayoría en el Parlament, rebajado después significativamente en las cámaras españolas, pero aún así aprobado en Referéndum por el Pueblo de Cataluña.

Esa decisión del Tribunal Constitucional, obviamente, significó un punto de inflexión sin retorno en las relaciones de Cataluña con el actual Estado Español.

A la impresionante manifestación de rechazo por la sentencia del Tribunal Constitucional, siguieron las elecciones catalanas del 2010, ganadas por CiU y en las que el soberanísmo, por acudir muy fraccionado a las urnas, salió institucionalmente debilitado.

L@s comentaristas de los “grandes medios” escritos y audiovisuales, echaron de inmediato las campanas al vuelo. Sus conclusiones eran tan patéticas como la metodología de trabajo que las sustentaba. Cataluña, según esos analistas, se españolizaba.

El soberanísmo bajaba, el PP obtenía sus mejores resultados y sus “amigos de Cataluña”, CiU , ganaban las elecciones, santa simplicidad.

Llego el 11 de septiembre de 2012 y de nuevo el estrés nervioso se convierte en histeria, especialmente cuando el mismísimo Artur Mas maniobra para encabezar el movimiento social, sin precedentes, a favor del derecho a decidir y la soberanía.

El 25N, a partir de las 23h, estaban otra vez en fase maníaca, eufórica, porque Artur Mas no había conseguido su objetivo, el de la apropiación, por cierto indebida, del tsunami social soberanista.

Su capacidad intelectual no les da para más, simplemente son incapaces de diferenciar entre ese movimiento social cada día mas amplio y coherente a favor de la soberanía catalana y sus diversas expresiones políticas.

Les resulta difícil analizar en profundidad y sacar conclusiones del dato, de que si en el año 2010 entre ERC y CiU sumaban 72 escaños, de los cuales 62 fueron a parar a CiU y 10 a ERC. En el 25N de 2012, la suma de escaños de ERC y CiU es de 71, pero con una correlación mucho más favorable a la izquierda independentista, es decir de 21 (ERC) y 50 (CiU). A los que hay que sumar los 3 escaños obtenidos por la CUP, candidatura independentista coherentemente de izquierdas, que entra por primera vez en el Parlament.

¿Esa redistribución de la hegemonía, hacia la izquierda, dentro del soberanísmo catalán, parece que es motivo de alegría para la “intelectualidad orgánica” del bloque dominante español?, cosas veredes que non creeredes.

Apreciación muy diferentes por cierto hace la prensa internacional La prensa internacional considera que Catalunya ha iniciado el camino hacia la independencia

 

El movimiento formalmente independentista no sólo ha ganado dos escaños, sino que ha pasado de un total 1.524.924 votos en 2010 a 1.781.460 votos en 2012. Es decir 256.536 votos más, que en porcentajes significa un 16,8% de subida.

Además se da un incremento, como decíamos, muy significativo del voto de izquierdas dentro de ese mundo soberanísta, que pasa del 21% al 37,5% del conjunto.

El parlamento catalán salido de las elecciones del 25N tiene una mayoría abrumadora a favor del derecho a decidir, mas de 100 diputad@s; y una mayoría absoluta 74 sobre un total de 135 escaños a favor de la soberanía.

El problema catalán está tan vivo, al menos como el 24N, pero con una diferencia importante para el Pueblo Trabajador, las posiciones de izquierda van ganando terreno y en ese escenario nos parece un salto cualitativo la irrupción de la CUP.

La historia nos enseña que en los Pueblos bajo jurisdicción del Estado Español, el avance del soberanismo va de la mano de las posiciones de izquierdas, así ha sido y así parece que sigue siendo en este momento en Cataluña.

Decíamos que ese carácter bipolar de la “inteligencia del Estado”, les lleva a desaprovechar las oportunidades de resolver los conflictos por vía política y recurrir cuando estas aparecen en toda su extensión y gravedad a la vía represiva, en cualquiera de sus variantes, como única alternativa.

Ese es uno de los riesgos a los que se enfrenta el movimiento popular-democrático en Cataluña. Otro también históricamente presente es que algunos sectores de la derecha catalana renuncian con cierta facilidad a sus convicciones patrióticas, cuando la hegemonía del movimiento pasa a la izquierda.

Al inicio del bienio negro republicano, 1934, el Gobierno español decidió disolver la Generalitat y encarcelar a su Presidente, así como a varios de sus consejeros. Lo mismo hizo con muchos ayuntamientos de izquierdas, entre ellos el de Valladolid, cuyo alcalde, García Quintana, fue destituido y apresado. Posteriormente en 1936 sería asesinado por los fascistas.

Los sectores más reaccionarios de la derecha española y algunos de la pseudoizquierda, ya están intoxicando a la opinión pública sobre la necesidad de recurrir a la aplicación del Artículo 155 de la Constitución española de 1978, que prevé la suspensión de las autonomías, caso de que el proceso de consulta democrático al Pueblo Catalán siguiera adelante.

Los comuneros del siglo XXI, en coherencia con lo que es el auténtico internacionalismo, siempre estaremos del lado de los movimientos democráticos-populares tal como es el caso del puesto en marcha en Cataluña . Intervención de Doris Benegas en el mitin de cierre de campaña de LA CUP –AE–en Barcelona el 23.11.2012.

Desde la Coordinadora 25S a la que pertenece la organización en la que milito se demanda la puesta en marcha de un “Proceso Constituyente”. Diversos Pueblos del Estado, especialmente Cataluña, demandan el derecho a decidir. Ambas exigencias democráticas son perfectamente confluyentes. De la sinergia de todas ellas saldrá ese cambio de régimen que hoy anhelamos la mayoría.

Luis Ocampo.

27 de noviembre de 2012

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