El affaire Villanueva o la ciudad que invitaba a sonreír

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VillanuevaEl denominado Caso Factura y sus repercusiones políticas han sacudido la actualidad burgalesa durante las últimas semanas. El gasto telefónico de dimensiones astronómicas realizado por el ya ex concejal del Ayuntamiento de Burgos, Eduardo Villanueva, ha supuesto un escándalo sin precedentes que conseguido ubicar  nuevamente  a nuestra ciudad en el mapa de la actualidad política nacional. Un oscuro affaire sobre el que  todavía se ciernen incómodos interrogantes  que invitan a sonreir (por no llorar)

Después del escándalo mediático provocado por el denominado Caso Factura el reclamo institucional Sonríe, es Burgos parece haber recobrado actualidad. Dan ganas de sonreír, aunque sea por lo bajines y la cara se te quede paralizada con una horrible mueca, cuando uno se enfrenta a la realidad burgalesa y a sus turbios enredos. Dan ganas de sonreír, aunque solo sea por el show mediático que ha sacudido a una ciudad que sigue adormecida y demasiado pendiente de si misma. Dan ganas de sonreír, aunque solo sea por el bochorno generalizado en el que desde el alcalde, Señor Javier Lacalle, para abajo se ha visto envuelto todo el consistorio burgalés. Dan ganas de sonreír, porque lo contrario sería llorar, y eso si que no, mire usted.

Al menos la continúa preocupación de nuestros políticos locales de situar a Burgos en el mapa se ha logrado. Pero no ha sido la candidatura de Burgos como Capital Cultural Europea 2016, ni siquiera el “Devora Burgos” sacado de la manga a última hora como premio de consolación quien han conseguido el objetivo.  Un turbio enredo de millonarias facturas telefónicas y concejales obligados a dimitir ha contribuido a que nuestra ciudad vuelva a recibir la atención mediática del intrincado maremágnum nacional.

Y mal que les pese a estos políticos, y mucho más a los ciudadanos de a pie que tenemos que soportales, en Burgos siempre ha sido así.  Basta con echar la vista atrás, sin necesidad de remontarse al Homo antecesor, tan solo sería suficiente retroceder veinte años con nuestra particular máquina del tiempo  para llegar a 1992 y ver a nuestra ciudad sumida en la vorágine del Caso de la Construcción.  La imagen de Burgos se proyectaba en la prensa nacional como una ciudad  cuyo consistorio estaba dominado por la especulación urbanística y la corrupción política. El tiempo ha pasado y parece que nada ha cambiado,  ni siquiera algunos de los personajes de esta tragicomedia .  Hasta la fecha, y en lo que va de año, justo cuando se cumple el XX aniversario de la sentencia del denominado Caso de la Construcción, no ha habido ni una sola referencia a aquel proceso judicial en la prensa local.  Quizás algo que ver que uno de los procesados y condenados en este caso, Sr. Antonio Miguel Méndez Pozo, es actualmente el magnate de los medios de comunicación en Burgos.

Pero, regresando a nuestro presente y, sin perder la sonrisa de la cara, llama la atención que, a pesar del eco mediático que ha alcanzado el denominado Caso Factura, aún existan interrogantes que están lejos de ser resueltas. Para muestra un botón:

  • ¿Cómo es posible que una persona con la titulación universitaria de Eduardo Villanueva, ingeniero en Telecomunicaciones, sea tan negligente como para no darse cuenta que estaba utilizando una tarjeta que conllevaría un gasto millonario?
  • ¿Por qué los mayores gastos con esa tarjeta y sus respectivos duplicados se realizaron en el periodo de campaña electoral de las elecciones municipales de 2011?
  • ¿Por qué el Ayuntamiento de Burgos no ha permitido que se creara una comisión independiente que investigará el caso? ¿Tiene algo que ocultar?
  • ¿Cuántos políticos más del consistorio tienen duplicados de tarjeta? ¿A cuánto ascienden sus facturas? ¿Es Eduardo Villanueva un cabeza de turco para arrojar a la indignación popular y así cubrir una práctica habitual?
  • ¿Con qué cara pueden exigir ahora austeridad a la ciudadanía unos políticos que a la primera de cambio querían endosar el abultado gasto telefónico a la responsabilidad de los empleados municipales?

Son solo algunos de los interrogantes que el denominado Caso Factura ha generado y que estamos a años luz de poder desvelar.  Quizás aquellos que hoy nos llenan con insistencia las portadas de los periódicos tengan quizás mucho que decir, o más bien callar.  Pero ya sabes, nada es lo que parece sino todo lo contrario. Sonríe, es Burgos.

Modesto Agustí

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