Golpear todo el edificio constitucional desde planteamientos anticapitalistas y autogestionarios

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Darío lleva ya varios años participando en el CSO La Fábrika de Villalba, un espacio apoyado por los movimientos sociales de la sierra de Madrid y conocido desde hace tiempo por su papel de motor creativo, cultural y político de la juventud. No por casualidad el centro social okupado ha sido recientemente objeto de duros ataques neonazis. Darío es un videoactivista y militante permanentemente inmerso en la realidad contestataria, por eso desde La Haine-Madrid le pedimos que nos dé su visión sobre la actualidad de las luchas en Madrid en este contexto de crisis económica.

La Haine.- ¿Cómo valoras la respuesta social que se está dando en Madrid a la crisis económica?

Darío.- Los movimientos sociales más radicales se encontraban totalmente superados por la virulencia y rapidez de los recortes y contrarreformas que emprendió el PSOE desde el inicio de la crisis. Tras el 15M una buena parte de estos movimientos se sumó a la efervescencia generalizada imprimiendo sus valores y experiencias en el sentido común contrahegemónico que se ha estado gestando en el último año. Ésta es la mejor aportación que han podido hacer unos movimientos acostumbrados a un terreno de batalla muy distinto al actual, ya no estamos en una batalla simbólica y ética por demostrar que el sistema tiene sus contradicciones, es una guerra abierta en la que se hacen cada vez más evidentes las reglas del juego.

El trabajo actual pasa por dar soluciones prácticas a las emergencias sociales que nos impone la austeridad, mientras acumulamos poder del lado del pueblo. En esta tarea creo que el mejor ejemplo lo están dando las plataformas de afectados por la hipoteca y la gran tarea pendiente es articular una respuesta sindical de ruptura.

LH.- Numerosas informaciones apuntan que la crisis va a seguir profundizándose. ¿Crees que eso puede afectar al aumento o disminución de la lucha social?

D.- Es una cuestión de vida o muerte. Se hace mucha crítica a las medidas de austeridad desde los argumentos de lo ineficaces e injustas que son, pero esto no es del todo cierto. En un ciclo de crisis se asientan las bases sobre las que el capitalismo crecerá el siguiente ciclo de bonanza, siguiendo este esquema vemos que la élite internacional (consciente de que el capitalismo terminal «no se puede permitir» un primer mundo tan «grande») está dictando a la élite local (de Europa del Sur) un programa de empobrecimiento por la vía del ajuste salarial y el ajuste del salario indirecto y diferido (servicios sociales y pensiones). Esto tiene un efecto demoledor en la capacidad de consumo interno pero es tremendamente favorable a una economía orientada a las exportaciones. Están extrovertiendo nuestra economía y esa es una de las principales características del subdesarrollo. Competiremos con el norte de áfrica en turismo low cost, con Europa del Este en industrias auxiliares y nuestro principal activo serán los bajos costes salariales.

Las luchas que traten de impedir esto deberán ser cualitativamente distintas, pues están en juego las posibilidades de subsistencia de buena parte de la población. Las posiciones puristas pseudo-éticas (en realidad estéticas en su mayoría) o pseudo-pragmáticas (oportunistas en muchos casos) serán las dos caras de una navaja cuyo filo será difícil de delimitar y habitar. En este terreno lleno de contradicciones tendremos que construir la organización que nos permita evitar la tragedia construyendo una alternativa viable al sistema.

LH.- ¿De qué manera crees que se podrían superar experiencias anteriores de luchas fracasadas?

D.- En mi opinión hay que superar algunos dogmas y sueños húmedos de los tiempos en que el sistema parecía inamovible. Creo que lo que está pasando en Grecia es trágico y esclarecedor, tras años de sentirnos deslumbrados por la combatividad y radicalidad del pueblo Heleno vemos cómo la agudización de las contradicciones, por sí misma, no sólo debilita al sistema sino también los lazos comunitarios necesarios para darle a esta crisis una salida en positivo. Según noticias recientes, parece que la incursión de la derecha neonazi en el parlamento está sirviendo de acicate para que el gobierno ponga a la población migrante en la picota, mientras la desesperación y la violencia abren los feudos antifascistas a los escuadrones neonazis.

Tampoco está demás repasar algunos hechos históricos, de la Revolución Rusa a la Cubana, pasando por la Guerra Civil Española. En momentos de ruptura de lo cotidiano las lealtades se reordenan, y personas que nunca consideramos aliadas cambian de un día para otro, es importante tener una puerta abierta a estos sectores o terminaremos regalándolos a la reacción. Es el caso de buena parte de la juventud, sociológicamente racista, de sectores del ejército y los cuerpos represivos, que comienzan a desmoralizarse o de las bases de algunas organizaciones del régimen. Como decía en Doctor Zivago un bolchevique que se unía a los campesinos voluntarios para la 1º Guerra Mundial, «cuando las botas estén desgastadas, las mentes estarán preparadas para la revolución».

LH.- ¿Cómo valoras el papel del 15M en esta coyuntura?

D.- El 15M es el estado de opinión, la red social y la marca de quienes han dado el paso del cabreo a la participación. No sé qué podemos esperar del 15M porque depende de lo que el 15M pueda esperar de nosotras, los sectores en lucha desde hace años tenemos una responsabilidad con quienes tomaron el relevo al levantar los campamentos. Nos salió un hijo listo, asambleario y desconfiado, todos sus virtudes son la profundización de las experiencias que se desplegaron una década atrás y sus defectos no son más que la lista de carencias que les legamos tras 3 décadas de derrotas.

En cualquier caso el 15M ya ha jugado un papel, ha demostrado a quienes ya luchábamos que existe la posibilidad de ganar, aunque fuera por unos días muchos vivimos la experiencia de sentirnos invencibles y esa lección debería hacernos reflexionar sobre la importancia de lo que hacemos. Sí podemos ganar, esto no es un juego y no podemos seguir poniendo nuestras batallas de egos y vanidades por delante de los resultados tangibles. Por otra parte el 15M ha cristalizado el descontento que estaban generando la destrucción de las expectativas de la gente en general, y es muy posible que siga haciéndolo en la medida que conserva una estructura descentralizada, una agenda cotidiana de actividad, un lenguaje que conecta con buena parte de la población y un prestigio que no han podido destruir las calumnias de la «Caverna mediática».

LH.- ¿Crees que debemos apoyar a los sindicatos y partidos de izquierda mayoritarios en pos de construir un frente amplio contra la crisis o debemos construir la movilización fundamentalmente desde el ámbito extraparlamentario?

D.- No creo que la creación de un frente anti crisis se pueda dar con muchas organizaciones que se reclaman «de izquierdas», por la sencilla razón de que la palabra izquierda está totalmente prostituida, veo más posible un frente PP-PSOE bendecido por CCOO y UGT para aplicar de forma más «legitima» las políticas de empobrecimiento y robo dictadas por La Troika.

Es un síntoma de debilidad que el descontento con el PP no sea capitalizado por el PSOE y viceversa, y deberíamos ser capaces de aprovecharlo para golpear todo el edificio constitucional desde planteamientos anticapitalistas y autogestionarios.

El gran problema es la debilidad de las organizaciones «confiables» y la desconfianza hacia las organizaciones «fuertes» que deberíamos resolver antes de plantearnos alianzas frágiles. Llegados a este punto el escenario más asequible es la creación de un programa anticrisis con unos ejes rupturistas pero asumibles por un sector amplio de la población y entorno a él configurar una estrategia de acumulación de fuerzas.

Darío U. Cristobal, el pasado mes de julio en la Universidad Socioambiental de la Sierra, a la que asistieron «los núcleos fundamentales de la cada vez más extensa red de movimientos sociales de la Sierra»

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