Washington dedica su dinero a la guerra por poderes

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Fue en la década de los últimos ochenta cuando el gobierno de EEUU empezó a canalizar ayuda hacia los rebeldes muyahaidines en Afganistán como parte de una guerra por poderes de EEUU contra la URSS. Se les presentaba, en las mentes de los dirigentes de la Guerra Fría estadounidenses, una rara oportunidad de sangrar a los soviéticos, de darles una oportunidad para que saborearan la clase de derrota que los vietnamitas, con ayuda soviética, habían infligido a Washington una década antes . En 1989, tras años de sangrientos combates, el Ejército Rojo salió renqueando y derrotado de Afganistán. EEUU viene combatiendo a sus antiguos apoderados afganos y progenie desde finales de 2001. Ahora, tras años de sangrientos combates, parece que EEUU está contemplando retirar el grueso de sus fuerzas y utilizar una vez más una serie de subrogados para asegurar sus intereses allí. (La subrogación es término empleado en Derecho relacionado con la delegación o reemplazo de obligaciones hacia otros, es un tipo de sucesión. Se trata de un negocio jurídico mediante el cual una persona sustituye a otra en una obligación. NR)

Desde Asia y África hasta Oriente Medio y las Américas, la administración Obama se decanta cada vez más por un tipo de guerra multifacética y de mínima presencia. Se acabaron ya, al menos por el momento, los días de las invasiones a escala total en el continente euroasiático. En su lugar, Washington está ahora planeando confiar más ampliamente en los ataques con los aviones no tripulados y en las fuerzas de operaciones especiales para combatir de forma barata a los dispersos enemigos globales. El aspecto fundamental de esta nueva forma de guerra estadounidense es la externalización de las labores de combate, de las que se encargarán sus apoderados locales por todo el mundo.

Aunque EEUU está ya actualmente implicado en una guerra abierta por poderes, apoyando a una fuerza africana integrada por varias naciones para que combata a los militantes islamistas en Somalia, está sentando las bases para utilizar de forma amplia fuerzas que les sustituyan en el futuro, entrenando a soldados “nativos” para que lleven a cabo las misiones, incluyendo aquellas que implican una guerra abierta. Con todo esto en mente y bajo los auspicios del Pentágono y del Departamento de Estado, el personal del ejército estadounidense está ahora participando de forma casi constante por todo el mundo en ejercicios conjuntos y misiones de entrenamiento con el objetivo de fomentar alianzas, crear coaliciones y disponer de fuerzas sustitutas que apoyen los objetivos de la seguridad nacional estadounidense.

Aunque utilizan métodos ligeramente diferentes dependiendo de la región de que se trate, la estrategia básica es global: EEUU entrenará, equipará y asesorará a fuerzas indígenas -por lo general de naciones pobres y subdesarrolladas- para que combatan (y mueran) cuando EEUU no quiera hacerlo. En tal proceso se contará con una fuerza estadounidense, tan pequeña como sea posible, incluyendo operativos de las fuerzas especiales y apoyo aéreo, para que ayuden a esos subrogados. Al igual que en el caso de los aviones no tripulados, la guerra por poderes parece ofrecer una solución fácil a problemas complejos. Pero como muestran los treinta años de debacle de Washington en Afganistán, los costes finales pueden ser inimaginables o inimaginablemente altos.

Empecemos por el propio Afganistán. Durante más de una década, EEUU y sus socios de coalición han estado entrenando fuerzas afganas de seguridad en la esperanza de que asumieran la guerra allí para defender los intereses estadounidenses y de sus aliados mientras retiraban a la fuerza internacional comandada por EEUU. Sin embargo, a pesar de un gasto de casi 50.000 millones de dólares para ponerlas velozmente en marcha, el Ejército Nacional Afgano y otras fuerzas de seguridad han ido frustrando, año tras año, todas y cada una de las expectativas.

Una de las variantes del plan estadounidense, de la que se ha hablado muy poco, ha sido un ejército por poderes controlado por la CIA. Durante años, la Agencia ha entrenado y utilizado seis milicias clandestinasque actúan cerca de las ciudades de Kandahar, Kabul y Jalalabad, así como en las provincias de Khost, Kunar y Paktika. Al trabajar con las Fuerzas Especiales de EEUU y estar controlados por los estadounidenses, estos “Equipos Contraterroristas de Persecución” actúan evidentemente al margen de cualquier supervisión del gobierno afgano y se sabe bien que han realizado incursiones transfronterizas en Pakistán, ofreciendo a sus patronos estadounidenses uno de los beneficios clásicos de la guerra por poderes: la negación plausible.

Este esfuerzo clandestino ha ido también complementado por la creación de una fuerza de seguridad indígena masiva y convencional. Aunque oficialmente bajo control del gobierno afgano, estas fuerzas policiales y militares dependen casi completamente del apoyo financiero de EEUU y los gobiernos aliados hasta casi para poder existir.

En la actualidad, oficialmente, las fuerzas nacionales afganas de seguridad se componen de más de 343.000 efectivos, pero solo el 7% de las unidades de su ejército y el 9% de las unidades policiales alcanzan un nivel alto de eficacia. En cambio, después de más de una década de ayuda occidental a gran escala, el 95% de sus reclutas siguen siendo analfabetos funcionales .

No resulta sorprendente que toda esa fuerza masiva, entrenada por contratistas privados exageradamente retribuidos, por los ejércitos europeos occidentales y estadounidense, y apoyada por los avanzados sistemas de armamento de EEUU y las fuerzas de la coalición, haya sido incapaz de acabar con una variopinta insurgencia apenas armada, de tamaño modesto y menos que popular. Una de las pocas tareas en que esta fuerza por poderes parece tener gran habilidad es en disparar contra las fuerzas aliadas y estadounidenses, muy a menudo contra sus propios entrenadores, en ataques cada vez más comunes de “ verde sobre azul “.

Para colmo de males, esta fuerza de matar de la coalición de tan pobre desempeño resulta muy costosa . Comprados y pagados por EEUU y su coalición de socios, cuesta mantenerla cada año entre 10.000 y 12.000 millones de dólares en un país cuyo PIB es de tan solo 18.000 millones . A largo plazo, una situación así es insostenible.

De regreso al futuro

Utilizar suplentes extranjeros no es nada nuevo. Desde los tiempos antiguos, los imperios y las naciones-estado han utilizado tropas extranjeras y fuerzas indígenas para emprender la guerra o les han apoyado cuando se ajustaban a sus objetivos políticos. En los siglos XIX y XX, la táctica devino de rigueur para potencias coloniales como la francesa, que utilizó fuerzas senegalesas, marroquíes y de otros países africanos en Indochina y en más lugares, y la británica, que utilizó gurkas nepaleses para emprender contrainsurgencias en lugares que fueron desde Iraq y Malasia a Borneo.

Para cuando EEUU empezó a apoyar a los muyahaidines en Afganistán, había ya experiencias importantes de la guerra por poderes y sus peligros. Tras la II Guerra Mundial, EEUU adoptó ansiosamente sustitutos extranjeros, por lo general en países pobres y subdesarrollados, en nombre de la Guerra Fría. Esos esfuerzos incluyeron el intento de derrocar a Fidel Castro a través de una fuerza de apoderados cubanos que se estrelló e incendió en Bahía de Cochinos; la creación de un ejército Hmong en Laos que finalmente perdió allí ante las fuerzas comunistas y la financiación de una guerra francesa en Vietnam que fracasó en 1954, creando después un ejército masivo en Vietnam del Sur, que fue aplastado en 1975, por nombrar tan solo unos cuantos intentos fallidos.

Un fracaso más reciente de subrogados se produjo en Iraq. Durante años tras la invasión de 2003, los responsables políticos estadounidenses estuvieron recitando un mantra estándar: “Cuando los iraquíes sean capaces de valerse por sí mismos, nos retiraremos”. El pasado año, esos iraquíes básicamente les echaron.

Entre 2003 y 2011, EEUU bombeó decenas de miles de millones de dólares en la “reconstrucción” del país, de los cuales 20.000 millones fueron a construir las fuerzas de seguridad iraquíes . Esa mega-fuerza de cientos de miles de soldados y policías se creó desde cero para apuntalar a los sucesores del gobierno que EEUU derrocó. Fueron los estadounidenses y sus socios de la coalición quienes entrenaron a esa fuerza, pero todo se acabó en diciembre de 2011.

A pesar de los esfuerzos de la administración Obama para dejar miles o decenas de miles de soldados en Iraq para los años venideros, el gobierno iraquí rechazó los manejos de Washington y mandó empacar al ejército estadounidense. Hoy, el gobierno iraquí apoya al régimen de Asad en Siria y tiene una cálida y cada vez más estrecha relación con el enemigo desde hace bastante tiempo de EEUU: IránSegún la agencia de noticias semioficial iraní Fars , los dos países han estado discutiendo incluso cómo ampliar sus vínculos militares .

Guerras africanas en la sombra

A pesar de toda la experiencia de los miles de millones de dólares absorbidos por ejércitos por poderes que no fueron sino un fracaso, que se largaron o se convirtieron en enemigos, Washington está actualmente trabajando en sus planes para llevar a cabo guerras por poderes en todo el planeta, aunque quizá en estos momentos lo hagan de forma más agresiva en África.

Con el Presidente Obama, las operaciones en África se han acelerado más allá de las más limitadas intervenciones de los años de Bush . Entre ellas encontramos la guerra del pasado año en Libia; la expansión de una red cada vez mayor de depósitos de abastecimiento, bases de pequeño tamaño con campo aéreo; una campaña regional con aviones no tripulados que ejecuta misiones fuera de Djibuti, Etiopía y las Seychelles en el archipiélago del Océano Índico; una flotilla de 30 buques en ese océano para apoyar operaciones regionales; una afluencia masiva de dinero en efectivo para operaciones de contraterrorismo por todo África Oriental; una posible guerra aérea al viejo estilo llevada a cabo a escondidas por la región utilizando aviación tripulada; y una fuerza expedicionaria de operaciones especiales (reforzada por expertos del Departamento de Estado ) enviada para ayudar a capturar o matar al líder del Ejército de la Resistencia del Señor (LRA, por sus siglas en inglés), Joseph Kony y sus altos comandantes. (Algunos expertos consideran esta misión contra Kony como una tapadera para desarrollar una guerra por poderes entre EEUU y el gobierno islamista de Sudán -al que se acusa de ayudar al LRA- y a los islamistas en general). Y todo esto arañando tan solo en la superficie de los planes y actividades de expansión rápida de Washington por la región.

En Somalia, Washington se ha involucrado ya en una campaña militar y de la CIA con múltiples frentes contra los militantes islamistas Al-Shabaab , que incluye operaciones de inteligencia, entrenamiento de agentes somalíes, una prisión secretaataques de helicópteroasaltos de comandos . Ahora está también apoyando una guerra clásica por poderes utilizando subrogados africanos. EEUU se ha convertido, como señalaba recientemente Los Angeles Times en “la fuerza impulsora de los combates en Somalia”, mientras entrena y equipa a soldados de a pie africano para que luchen contra los militantes Shabaab para que las fuerzas estadounidenses no tengan que hacerlo. En un país donde hubo más de 90 estadounidenses muertos y heridos en la debacle de 1993 ahora conocida por la abreviatura “Black Hawk Down” [la caída del halcón negro], en la actualidad se ha subcontratado a soldados africanos para que combatan y mueran.

A primeros de año, por ejemplo, la Fuerza de elite de los marines Recon, del Grupo de Trabajo 12 de Tierra, Mar y Aire para Objetivos Especiales (o, como si fuera el trabalenguas de un acrónimo, el SPMAFGTF-12, por sus siglas en inglés) entrenó a soldados de la Fuerza de Defensa Popular de Uganda. Esa fuerza, proporciona a su vez la mayoría de los soldados para la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISON, por sus siglas en inglés) que actualmente se dedica a proteger al gobierno que EEUU apoya en la capital del país, Mogadiscio.

Esta primavera, marines del SPMAGTF-12 entrenaron también a soldados de la Fuerza de Defensa Nacional de Burundi (BNDF, por sus siglas en inglés), el segundo mayor contingente en Somalia. En abril y mayo, miembros del Grupo de Trabajo Raptor, 3º escuadrón, del Regimiento de Caballería 124 de la Guardia Nacional de Texas, tomaron parte en una misión de entrenamiento por separado con la BNDF en Mudubugu, Burundi. El SPMAGTF-12 también ha enviado a sus entrenadores a Djibuti, otra nación implicada en la misión somalí, para que trabaje allí con una unidad de elite.

Al mismo tiempo, tropas del ejército estadounidense han tomado parte en el entrenamiento de miembros del ejército de Sierra Leona a los que preparan para su despliegue en Somalia a finales de año . En junio, el comandante del ejército para África de EEUU, el general de división David Hogg habló alentadoramente del futuro de las fuerzas de Sierra Leona junto a otro de los aliados de EEUU, Kenia, que invadió Somalia el pasado otoño (y acaba de incorporarse a una misión allí de la Unión Africana). “Os uniréis a las fuerzas keniatas en el sur de Somalia para sacar a los Shabaab y a otros malhechores de Somalia y pueda verse libre de la tiranía y el terrorismo y de todos los males que vienen con ellos”, dijo. “Sabemos que estáis listos y entrenados. Os equiparemos y realizaréis esta misión con honor y dignidad”.

Sin embargo, tener preparados ejércitos para desplegarlos en Somalia es solo una parte de la historia cuando se trata de entrenar a fuerzas indígenas en África. Este año, por ejemplo, los marines viajaron a Liberia para dedicarse a enseñar técnicas de control de disturbios al ejército de ese país como parte del esfuerzo del Departamento de Estado en la reconstrucción de sus fuerzas de seguridad.

De hecho, el coronel Tom Davis del Mando para África de EEUU (AFRICOM, por sus siglas en inglés) dijorecientemente a TomDispatch que su mando ha realizado o ha planificado 14 ejercicios importantes de entrenamiento conjunto para 2012 y que se prevé una cifra similar para 2013. Los esfuerzos de este año incluyen operaciones en Marruecos, Camerún, Gabón, Botswana, Sudáfrica, Lesoto, Senegal y Nigeria, incluyendo, por ejemplo, el Western Accord 2012 , un ejercicio multilateral en el que participan fuerzas armadas de Senegal, Burkina Faso, Guinea, Gambia y Francia.

Todo esto, sin embargo, no llega a abarcar totalmente la amplitud de las misiones de formación y asesoramiento estadounidenses en África. “Dirigimos algún tipo de entrenamiento militar o de compromiso o actividades entre ejércitos con casi todos los países del continente africano”, escribió Davis.

Los apoderados de Estados Unidos

En los momentos actuales, África puede ser el principal lugar para desarrollar la guerra por poderes, al estilo estadounidense, pero no es en absoluto el único lugar donde EEUU está entrenando fuerzas indígenas para que ayuden a EEUU a lograr sus objetivos de política exterior. Este año el Pentágono redobló también sus operaciones en América del Centro y del Sur, así como en el Caribe.

En Honduras, por ejemplo, pequeños equipos de soldados estadounidenses están trabajando con las fuerzas locales para reforzar allí la guerra contra la droga. Trabajando desde la Base de Operaciones de Avanzada Mocoron y otros campamentos remotos, el ejército estadounidense está apoyando las operaciones hondureñas a través de los métodos que perfeccionó en Iraq y Afganistán. Las fuerzas estadounidenses han tomado parte también en operaciones conjuntas con las tropas hondureñas en el marco de una misión de entrenamiento denominada Beyond the Horizon 2012 , mientras los Boinas Verdes han estado ayudando a las fuerzas de Operaciones Especiales hondureñas en operaciones contra el contrabando. Además, una cada vez más militarizada Agencia Antidroga envió un equipo asesor de apoyo para despliegues en el extranjero, creado originalmente para desbaratar el comercio del opio en Afganistán, para ayudar a los Equipos de Respuesta Táctica de Honduras, la unidad de elite de ese país contra el narcotráfico.

La militarización y despliegue extranjero de los operativos para el refuerzo de la ley de EEUU ha sido también evidente en Tradewinds 2012 , un ejercicio de entrenamiento efectuado en junio en las Barbados. Allí, miembros del ejército y de las agencias de refuerzo del derecho civil de EEUU se unieron con sus homólogos de Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Canadá, Dominica, la República Dominicana, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, St. Kitts y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas y Surinam, así como Trinidad y Tobago, para mejorar la cooperación en “complejas operaciones de seguridad multinacional”.

Mucho menos visibles han sido los trabajos de entrenamiento de las Fuerzas de Operaciones Especiales en Guyana, Uruguay y Paraguay. En junio, tropas de operaciones especiales tomaron también parte en las Fuerzas Comando, una “competición” de ocho días de duración en la que las fuerzas de elite de 21 países, incluyendo las Bahamas, Belice, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, Jamaica, México, Panamá, Paraguay, Perú, Trinidad y Tobago y Uruguay se enfrentaron en pruebas de aptitud física, puntería y capacidades tácticas.

Este año, el ejército de EEUU ha dirigido también ejercicios de entrenamiento en Guatemala, patrocinado misiones de “creación de colaboración” en la República Dominicana, El Salvador, Perú y Panamá, alcanzando un acuerdo para llevar a cabo otras 19 “actividades” con el ejército colombiano en el próximo año, incluyendo ejercicios militares conjuntos.

“ Eje principal” por poderes

La cobertura del muy publicitado “eje principal” estratégico de la administración Obama en Asia se ha centrado en la creación de más bases y nuevos despliegues navales por la región. El ejército (que ha cambiado la palabra “eje principal” por “ reequilibrio “) está, sin embargo, también planeando y llevando a cabo numerosos ejercicios y misiones de entrenamiento con aliados regionales. De hecho, según se ha informado, solo la Marina y los marines se implican cada año en más de 170 ejercicios bilaterales y multilaterales con las naciones de Asia-Pacífico.

Uno de los mayores ejercicios tuvo lugar en y alrededor de las Islas Hawai desde finales de junio hasta primeros de agosto. Apodado RIMPAC 2012 , el ejercicio concentró más de 40 buques y submarinos, más de 200 aviones y 25.000 soldados de 22 naciones, incluyendo Australia, India, Indonesa, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Filipinas, Singapur, Corea del Sur, Tailandia y Tonga.

Casi 7.000 efectivos estadounidenses se unieron también a 3.400 soldados tailandeses, así como a personal militar de Indonesia, Japón, Malasia, Singapur y Corea del Sur como parte de los ejercicios Cobra Gold 2012 . Además los marines estadounidenses tomaron parte en Hamel 2012 , un ejercicio de entrenamiento multinacional que contó con miembros de los ejércitos de Australia y Nueva Zelanda, mientras otras tropas estadounidenses se unían a las fuerzas armadas de Filipinas en el Ejercicio Balikatan .

Los efectos del “eje principal” son también evidentes en el hecho de que la India , en otro tiempo neutral, mantiene ahora más de 50 ejercicios militares con EEUU cada año, más que cualquier otro país del mundo. “Nuestra colaboración con la India es un aspecto clave de nuestro nuevo equilibrio en Asia-Pacífico y creemos que también de una mayor seguridad y prosperidad en el siglo XXI”, dijo el Secretario Adjunto de Defensa Ashton Carter en un reciente viaje al subcontinente. La amplitud de tal colaboración es evidente en el hecho de que la India está tomando parte en el esfuerzo “por poderes” de EEUU en Somalia. En los últimos años, la Marina india aparece como “importante contribuyente” en el esfuerzo internacionalcontra la piratería frente a la costa de ese país africano, según Andrew Shapiro, del Buró para Asuntos Político-Militares del Departamento de Estado.

Paz por poderes

Bangladesh, el vecino de la India, ofrece una ventana más a los esfuerzos estadounidenses de preparar fuerzas por poderes para que sirvan a sus intereses.

A primeros de año, fuerzas estadounidenses y bangladeshíes tomaron parte en un ejercicio centrado en la formación logística, de planificación y táctica, que recibió el nombre en clave de Shanti Doot-3 . La misión fue excepcional porque formó parte de un programa del Departamento de Estado, apoyado y ejecutado por el Pentágono conocido como Iniciativa Global de Operaciones por la Paz ( GPOI , por sus siglas en inglés).

Puesta en marcha por vez primera con George Bush, la GPOI proporciona financiación, equipamiento y asistencia logística y entrenamiento a las naciones con problemas de liquidez para lograr que sus ejércitos se conviertan en “mantenedores de la paz” por todo el planeta. Con Bush, el programa se estableció de 2004 a 2008 y se gastaron más de 374 millones en entrenar y equipar tropas extranjeros. Con el Presidente Obama, el Congreso ha financiado el programa con alrededor de 393 millones de dólares, según cifras proporcionadas por el Departamento de Estado a TomDispatch.

En un discurso de primeros de año, Andrew Shapiro, del Departamento de Estado, dijo en Washington DC a una audiencia que la “GPOI está centrando sobre todo gran parte de sus esfuerzos en apoyar la formación y equipamiento de mantenedores de la paz que se desplieguen a… Somalia”, y ha proporcionado “equipamiento a los países allí desplegados por valor de decenas de millones de dólares”. En un escrito aparecido en un blog entró en más detalle alabando los esfuerzos de EEUU para entrenar a tropas de Djibuti que sirvan como mantenedores de la paz en Somalia e indicando que EEUU había proporcionado también a la empobrecida Djibuti equipamiento de radar y lanchas para patrullar fuera de la costa. “Djibuti es también importante para nuestros esfuerzos de combatir la piratería”, escribió, “porque está en la línea del frente de las amenazas marítimas, incluyendo la piratería en el Golfo de Aden y las aguas circundantes”. Djibuti y Bangladesh son apenas nada. Bajo los auspicios de la GPOI, EEUU se ha asociado con 62 naciones de todo el planeta, según las estadísticas proporcionadas por el Departamento de Estado. Esos apoderados en fase de entrenamiento son, lo que no resulta sorprendente, algunas de las naciones más pobres en sus respectivas regiones, cuando no de todo el planeta. Incluyen a Benin, Etiopía, Malawi y Togo en África, Nepal y Pakistán en Asia, y Guatemala y Nicaragua en América.

El rostro cambiante del imperio

Con las operaciones militares en curso en AsiaÁfricaOriente MedioLatinoamérica , la administración Obama ha adoptado un programa de seis puntos para una guerra de huella ligera confiando en gran medida en las operaciones de las fuerzas especialesaviones no tripuladosespíassocios civilesguerra cibernética y combatientes subrogados. De todas las facetas de esta nueva forma de guerra, el entrenamiento y utilización de subrogados ha sido de lo que menos se ha hablado, aunque se considera que la dependencia de fuerzas extranjeras es uno de sus ganchos comerciales fundamentales. Como Andrew Shapiro, del Departamento de Estado, dijo en un discurso este año: “A menudo se aprecia poco la importancia de esas misiones para la seguridad de los EEUU… Por decirlo claramente: cuando esos mantenedores de la paz se desplieguen significa que es mucho menos probable que las fuerzas estadounidenses tengan que intervenir”. Es decir, para dejarlo aún mucho más claro: más muertos locales, menos muertos estadounidenses.

Sin embargo, no hay pruebas de tal sabiduría tradicional. Y los fracasos a la hora de aprender de la historia a este respecto han sido desastrosos. El entrenamiento, asesoramiento y equipamiento de una fuerza por poderes en Vietnam hundió cada vez más profundamente a EEUU en ese maldito conflicto, provocando decenas de miles de muertos estadounidenses y millones de muertos vietnamitas. El apoyo a los subrogados afganos durante su batalla de toda una década contra la Unión Soviética llevó directamente a la actual década, más de una década, de la guerra de EEUU en Afganistán.

Justo ahora, EEUU está de nuevo entrenando, asesorando y dirigiendo ejercicios conjuntos por todo el mundo con la guerra por poderes en su mente y el concepto de “consecuencias no buscadas” desaparecido en Washington. Queda por ver si los apoderados de hoy terminan trabajando por, o en contra, de los intereses de Washington o incluso se convierten en los enemigos del mañana. Pero con tanto entrenamiento por tantas regiones desestabilizadas, y con tantas fuerzas por poderes a las que se está armando en tantos lugares, las posibilidades de que el tiro les salga por la culata son mayores cada día.

Nick Turse es editor asociado de TomDispatch.com. Laureado periodista, sus trabajos se han publicado en Los Angeles Times, The Nation y, con regularidad, en TomDispatch. Es autor de varios libros, el más reciente de los cuales es: Terminator Planet: The First History of Drone Warfare, 2001-2050 (con Tom Engelhardt). Pueden seguirle en Tumbrl.

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