El ex dictador argentino Jorge Rafael Videla ha sido condenado a 50 años más de prisión

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orge ‘el Tigre’ Acosta, quien también ha sido juzgado por este hecho, recibió 30 años de cárcel. Además de Videla, ‘el Tigre’ Acosta y Reynaldo Bignone -que ha recibido 15 años de pena- han sido juzgados desde febrero de 2011 Santiago Omar Riveros, Rubén Oscar Franco, Antonio Vañek, Jorge Magnacco, Juan Antonio Azic, Eduardo Ruffo, Víctor Gallo y Susana Inés Colombo. Quince años después de que las Abuelas de Plaza de Mayo impulsaran esta causa, el Tribunal Oral Federal 6 de Buenos Aires dictó este jueves su sentencia por la «sustracción, retención, ocultación y sustitución de identidad de menores de diez años».

 

Las Abuelas de Plaza de Mayo, que calculan que cerca de 500 niños fueron robados a sus familias biológicas durante el último gobierno de facto en Argentina, ha convocado a activistas por los derechos humanos a reunirse a las puertas del tribunal para escuchar la sentencia.

 

Una de las víctimas es Macarena, nieta del poeta argentino Juan Gelman, que logró encontrarla en el año 2000 en Uruguay, adonde fue trasladada su madre, María Claudia García, que dio a luz en cautividad y después se perdió su rastro.

 

Además de Macarena Gelman, otras 25 personas de las 34 cuyos casos son objeto de este juicio han recuperado su identidad, según informó la asociación de Abuelas de Plaza de Mayo.

 

«Si la sustracción de un menor tuvo lugar, ello no respondió a una orden ni a una convalidación implícita de cualquier índole encuadrada en un plan sistemático emanado de los mandos superiores de las Fuerzas Armadas en el marco de la lucha antiterrorista», declaró la semana pasada Videla.

 

El ex dictador de 86 años negó así que existiera un plan sistemático para robar bebés como afirman las organizaciones de derechos humanos.

 

El primero de los cuatro presidentes de la última dictadura, ya condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad, manifestó además que «todas las parturientas eran militantes activas de las maquinarias del terrorismo y muchas de ellas usaron a sus hijos embrionarios como escudos humanos al momento de ser combatientes». 

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