Orgullo indignado contra la «mercantilización» del colectivo gay

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Mientras en una abarrotada plaza de Chueca, en el centro de Madrid, la mayoría de los presentes bailaban al ritmo del clásico A quién le importa de Alaska en la inauguración de las fiestas delOrgullo 2012, ellos, participantes del 15-M sensibilizados con los «diferentes tipos de violencia» que, dicen, todavía sufre el colectivo LGTB (lesbianas, gays, transexuales, bisexuales) prefirieron sacar a pasear su indignación. Y lo hicieron al grito de«¡Menos fiestas y más protestas!» para de dejar claro que el colectivo al que pertenecen o con el que simpatizan es «uno de los más perjudicados» por el embiste de los recortes y de la crisis económica y para denunciar la «mercantilización» de este tipo de celebraciones masivas.

Integrantes del 15-M reivindican un Orgullo LGTB alternativo, el 27 de junio de 2012 en Madrid.

Bajo la denominación Toma el Orgullo varias asambleas del Movimiento 15-M de Madrid llevan varios meses trabajando en la elaboración de un calendario de acciones encaminadas mostrar el colectivo LGTB desde un punto de vista «crítico» y «alternativo» en su semana más visible. Frente a la celebración oficial que, asegura David Montilla, biólogo de 33 años y miembro de este grupo, tiene un fin «mercantilista» y pretende «instrumentalizar» la reivindicación con fines lucrativos, los indignados han celebrado cine-fórums o debates sobre temas que les interesan como la crisis o los recortes. Hoy celebran una manifestación que partirá del madrileño barrio de Lavapiés a las 20 horas y que acabará en la Puerta del Sol, epicentro de las protestas de los indignados y el sábado participarán en la manifestación estatal del Orgullo pero en un bloque crítico.

«¡Menos fiestas y más protestas!», gritaban los participantes de Toma el OrgulloAl margen del activismo oficialista de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) o de colectivos más conservadores como Colegas, los indignados buscan su lugar en grupos o plataformas que nacen de los movimientos sociales o de las asambleas de barrios que surgieron al calor del 15-M. «No estamos en contra de los tangas, las lentejuelas o las plumas, que por supuesto hay que sacar a la calle, pero pensamos que, en este tipo de convocatorias, el contenido político y reivindicativo está muy descafeinado», prosigue Montilla. Este joven considera que el lema de la marcha estatal de este año «Matrimonio igualitario e igualdad sin recortes» deja de lado a las personas que prefieren optar por otras formas de «convivencia afectiva» y tampoco abunda en las «graves consecuencias» que los recortes en servicios públicos ya comienzan a acarrear al colectivo.

Félix, un hombre de 45 años que prefiere no dar su apellido, podría ser uno de los dramáticos rostros del futuro de colectivo ante el escenario de incertidumbre en el que se encuentran los afectados por esta enfermedad. Félix es seropositivo y los antirretrovirales que le ayudan a hacer más llevadera su vida cuestan 12.000 euros al año. «Si me quitan el tratamiento subvencionado me condenan a muerte. Tengo miedo», asegura antes de disponerse a repartir octavillas que publicitan las actividades del Orgullo indignado. Aunque no ha vivido el recorte en su tratamiento en primera persona, Félix asegura que la decisión del Gobierno de retirar la tarjeta sanitaria a inmigrantes sinpapeles es una medida «sangrante». «Es un colectivo especialmente vulnerable al que habría que apoyar con atención», asegura. No obstante, la ministra de Sanidad, Ana Mato, aseguró el pasado mayo que los inmigrantes sin documentación en regla enfermos de VIH tendrían la asistencia sanitaria «cubierta».

«Si me quitan el tratamiento me condenan a muerte», asegura un hombre con VIHDesde Toma el Orgullo no se fían y hacen hincapié en pretendida voluntad del Ejecutivo, aún sin concretar, de recortar las ayudas para la respuesta ante del VIH y el sida. En los últimos meses se ha llegado incluso a especular con la desaparición del Plan Nacional sobre el Sida (PNS), si bien el pasado 20 de julio el Ministerio de Sanidad anunció que el nombramiento del nuevo responsable de la lucha antisida se concretaría en los «próximos días». No obstante, todavía no ha tenido lugar.

Orguya (nombre ficticio proporcionado por la entrevistada), mujer de 32 años participante de esta protesta alternativa, insiste en la importancia de encarar esta convocatoria desde un punto de vista «político». En este sentido, esta joven muy activa en movimiento sociales denuncia la «privatización del espacio público» que, con motivo de esta fiesta, están llevando a cabo el Ayuntamiento de Madrid y asociaciones de empresarios gays con intereses en la zona. En este mismo punto también insiste Tanu Alonso, jubilada de 64 años y residente de Chueca que, juntos a otros vecinos, la mayoría de ellos participantes de la asamblea del 15-M del barrio, se han unido a las reivindicaciones de Toma el Orgullo. «Estamos a favor de esto. No tenemos nada en contra, al revés, pero queremos dejar claro que en Chueca no todo es glamour y negocio. Aquí también hay gente en paro, hay exclusión, pobreza…», asegura justo antes de ponerse en marcha en lo que los indignados llamaron Especula-Tour 2012, un recorrido en el que denunciaron la «especulación urbanística» que ha habido en el barrio o la «usurpación» del espacio público como consecuencia de la «barra libre» de licencias para abrir nuevos comercios o terrazas.

 

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