Cierre total en las cuencas mineras

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Masivo seguimiento de la huelga general en las comarcas del Bierzo, Laciana y la Montaña Central, donde las calles quedaron vacías para asistir a la protesta en León.

Los pueblos mineros gritaron ayer en silencio. Sus tiendas y los bares estaban con la trapa echada, las oficinas bancarias cerradas, sus calles desiertas y sus vecinos, ausentes. Los coches no circulaban por la carretera y la actividad era casi nula. La huelga general para reivindicar un futuro para el sector del carbón convirtió el lunes de ayer en un domingo de agosto. Sólo algún niño paseaba por las calles aprovechando que ayer su colegio cerró. Christian Fraga tiene 9 años y sabía perfectamente por qué motivo no había tenido clase en Matarrosa: «Hay huelga por los mineros, porque les quieren quitar no sé cuánto dinero», comentó resuelto tras explicar que su madre había ido aPonferrada «a comprar camisetas por la minería». En Toreno poca gente paseaba por la calle. En el centro de salud se cumplieron los servicios mínimos y Ángeles Vuelta pudo hacerse la prueba del sintrom, para después ir con su hija a comprar el medicamento a la farmacia, que estaba de guardia. Los vecinos de los municipios que se consideran «productores de carbón» tuvieron que ser precavidos y llenar la despensa como si se tratara de un puente festivo. Así lo hizo en Bembibre Rosa García Marqués, sabiendo que tampoco había panaderías. Los jubilados se hicieron ayer con las calles completamente vacías y empapeladas con los carteles en los que se anunciaba la jornada de huelga, que también lucían tras la puerta de los establecimientos. La cuenca berciana se paralizó para apoyar la actividad minera.

Los concejales socialistas encerrados en Toreno y en Fabero continúan firmes y agradeciendo las visitas de los vecinos, que se acercan constantemente. Allí permanecerán, en las sedes de los dos ayuntamientos, a la espera de saber qué ocurrirá hoy en el Senado, durante la votación de los Presupuestos.

El mismo escenario se vivió ayer en Laciana, en donde el Ayuntamiento de Villablino fue la principal muestra de la masiva participación en la huelga ya que sólo funcionó con los servicios mínimos. Otro tanto ocurrió en los centros educativos, donde la presencia de los estudiantes en las aulas fue mínima, aunque permanecieron abiertos.

Desde primera hora de la mañana, las calles de la capital lacianiega comenzaron a quedarse vacías mientras los vecinos se dirigían a León para dejar oir su voz en la maniestación organizada por los sindicatos.

En la Montaña Central, al contrario que en la primera jornada de huelga general del pasado 31 de mayo, los comercios, restaurantes y centros educativos sí secundaron de forma masiva el paro, una jornada que se vivió sin incidentes y en la que la tranquilidad de las calles contrastaba con la movilización vivida en León capital.

Desde la Subdelegación del Gobierno en León, se considera «relevante» la incidencia de la huelga, según fuentes de la Subdelegación que subrayaron que la jornada de protesta ha transcurrido con «normalidad» sin que se registraran incidentes destacables.

El seguimiento en el sector privado, comercio y hostelería ha sido «importante», así como en los servicios públicos de los veinticuatro municipios de la provincia que estaban llamados a la movilización.

Tanto los centros de salud como los educativos, para los que se habían pactado servicios mínimos, mantuvieron la actividad, aunque la afluencia de alumnos a las aulas ha sido «baja» en Educación Primaria y en Secundaria.

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