La pelea por los mares del Pacífico

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Estados Unidos ha sido, es, y seguirá siendo una potencia en el Pacífico. Ese fue el mensaje fundamental que el secretario de Defensa de EE.UU., Leon Panetta, trajo este año a la cumbre de seguridad asiática en Singapur.

Panetta luego se dirigió a Vietnam e India, dos paradas que destacan, de forma diferente, dos aspectos de las nuevas relaciones de Washington en la región de Asia-Pacífico.

Al haber anunciado el gobierno de Barack Obama este año el llamado «giro» hacia Asia, debía Panetta llenar convencer a los aliados y amigos de EE.UU. que en un tiempo de austeridad Estados Unidos tienen los medios para financiar sus ambiciones en la zona.

«Estados Unidos», dijo Panetta, se encuentra en «un momento decisivo a nivel estratégico tras una década en guerra». Y detalló el «rebalanceo» en la postura de defensa estadounidense que esta nueva estrategia requiere.

Para 2020, alrededor del 60% de la Armada estadounidense estará desplegada en el Pacífico, un incremento del 10% con respecto a hoy en día. Incluirá seis portaaviones y la mayoría de los cruceros, destructores, buques de combate y submarinos de la marina.

Habló de vigorizar alianzas y mencionó los despliegues rotativos demarines y aeronaves en Australia.

Pero entre muchos de los participantes todavía había preocupaciones de la habilidad del gobierno estadounidense para financiar sus renacientes ambiciones en Asia-Pacífico.

El veterano senador republicano John McCain le dio la bienvenida a los comentarios de Panetta pero me dijo que estaba seriamente preocupado por el espectro de draconianos recortes en el presupuesto de defensa de EE.UU.

La cantidad de barcos importa, dijo, y la disminución del tamaño de la flota, argumentó, podría significar que EE.UU. no sea capaz de llevar a cabo todas las misiones delineadas por el secretario de Defensa.

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La visión desde Pekín

El fantasma en la fiesta era China.

Aunque Panetta y muchos otros oradores hicieron hincapié en que la presencia de EE.UU. y la modernización de los sistema de defensa no debían ser vistas como dirigidas hacia China, no está claro que así se vean las cosas desde Pekín.

China estuvo en la cumbre. El año pasado había estado representada por el ministro de Defensa, Liang Guanglie. Este año, sin embargo, un funcionario de bajo rango presidió la delegación.

Observadores de la realidad china aseguran que la incertidumbre política en Pekín y las ramificaciones del escándalo que involucró a uno de los exlíderes Bo Xilai impidó el viaje de algunos personajes clave. Entiendo que los chinos aseguraron a los organizadores que el próximo año todo volverá a la normalidad.

El futuro de China sigue siendo la pregunta central. Panetta urgió a Pekín que apoyara un sistema de reglas para decidir reclamos territoriales en el Mar de China Meridional.

Pero qué tan dispuesto está Pekín a seguir este camino, dado el alcance expansivo de sus pretensiones y su clara determinación para desarrollar el músculo naval que los respalde.

¿Carrera armamentista?

La región de Asia-Pacífico es lo suficientemente grande para dos jugadores mayores a nivel estratégico: Estados Unidos y China. Pero mientras cada uno parece desarrollar fuerzas para contrarrestar al otro, ¿en qué punto esta competencia estratégica se convierte en una profecía autocumplida de una competencia abierta?

La preocupación por el crecimiento militar chino, al igual que problemas locales como la piratería y el terrorismo, están disparando una carrera armamentista de todo tipo en la región que tiene, potencialmente, sus peligros. Una de las sesiones más interesantes de la conferencia tenía que ver con la proliferación de submarinos.

Christian Le Miere, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés) -una organización con sede en Londres-, dice que Singapur y Malasia han recibido nuevos submarinos en los últimos años y Vietnam e Indonesia ya han solicitado nuevos.

Un funcionario dijo que para 2025 habría hasta 170 submarinos en la región.

Los submarinos son atractivos por sus características furtivas, su capacidad para operar de forma invisible y sin apoyo al menos en algunas zonas. Pueden ser utilizados para una variedad de misiones, incluidas patrullas marítimas, tareas de reconocimiento o el desembarco de fuerzas especiales.

La difusión de los submarinos, inevitablemente, provoca la compra de más: otro submarino es la mejor arma antisubmarinos. Sin embargo, también están siendo comprados más buques de superficie y aviones de patrulla.

Tal vez sea demasiado pronto para hablar de una carrera armamentista en la región, pero esta modernización competitiva despierta algunas preocupaciones.

Muchos participantes en la conferencia hicieron llamados por una mayor transparencia en el uso de los submarinos -una especie de contradicción, seguramente, dadas sus características sigilosas. Esto ayudaría a reducir las chances de que los submarinos se conviertan en una fuerza desestabilizadora.

Prosperidad, una China creciente, la importancia de las rutas comerciales y las tensiones marítimas: todo esto está generando el proceso de modernización. Pero las capacidades militares mejoradas pueden ser un cuchillo de doble filo, una amenaza al mismo tiempo que una defensa.

Esta es una región donde la arquitectura de seguridad se está empezando a desarrollar para intentar hacerle frente a estas amenazas a través de eventos informales, como este Diálogo Shagri-La, y cada vez más a tráves de mecanismos más formales como Asean Plus, que reúne a los ministros de Defensa de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) junto a países asociados clave.

 

 

Publicado en BBC: La pelea por los mares del Pacífico

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